miércoles, 30 de noviembre de 2016
Mi eterno Comandante Fidel (+Fotos)
Por Yudith Rojas Tamayo*
Muchas veces he pensado en silencio cómo escribirte estas páginas; cómo dedicarte con originalidad estos pensamientos, que inevitablemente, me hacen pensar que ya no estás, que no tendré la posibilidad de ser deslumbrada por tu acuciante mirada, por tu barba de gigante, en la que han escalado millones de pequeños buscando la seguridad de una respuesta, de un destino…
Fui una de esas niñas que te soñaba de vez en vez, que inspirada, dibujaba un rubí en las montañas para que acudieras al encuentro; la que, con planteamientos inocentes, creía invocar tu presencia en un Congreso Pioneril y a pesar de la distancia que separaba a mi terruño tacajoense de tu cotidianidad, nunca te sentí lejos.
Así crecí, en un ambiente rural donde nunca faltó la admiración y agradecimiento por tu obra, por la serenidad de tus palabras, por tu discurso oportuno, por esa voz que colonizaba hogares y hoy debo decirte HASTA SIEMPRE.
Mi generación no luchó en el Moncada, no se alzó en la Sierra; no alfabetizó en las montañas, ni se proclamó victoriosa en Girón; pero desde que abrimos los ojos a este mundo, hemos estado a tu lado, como continuidad histórica de la Revolución Cubana. Te hemos acompañado en cada batalla librada en el terreno de las ideas; hicimos realidad tus sueños de convertirnos en universitarios, de investigar, de formarnos con un amplio diapasón cultural, de prepararnos como jóvenes inquietos y, ante todo, revolucionarios.
Sí, porque Revolución es cambiar todo lo que debe ser cambiado, menos el amor que cada cubano siente hacia ti, nuestro líder, nuestro pensador y estratega, nuestra luz desde aquellos oscuros días antes del triunfo.
Cuba está de luto. Ha perdido su mayor estrella. Las calles se estremecen con cada paso, con cada sollozo, con tanta tristeza; sin embargo, sentimos latir tu imagen en cada corazón que te hace suyo, con esa devoción del hijo, el hermano, el abuelo, el amigo que siempre te acompaña.
Siempre te hemos visto como hombre de pueblo, como sabio que vislumbra el futuro, como cubano que, sobre todas las cosas, amaba a su Patria. Por ello, cada homenaje que te hagamos viene con la sinceridad de un cariño profundo, con el compromiso de sabernos los herederos de un sueño hermoso y justo.
En mis recuerdos quedará impregnada tu sonrisa y el tono de tu voz fuerte, esa que escuché bien cerquita bajo la lluvia y en los hombros de mi padre, aquella mañana inolvidable.
Para ti, mi eterno Comandante Fidel: ¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!
Tomado de Cubadebate
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