martes, 27 de septiembre de 2016

El Havana Club 7 años tiene una imagen nueva

















Nueva imagen de la botella de Havana Club 7 años.

Havana Club International S.A. presenta una renovada imagen de su Añejo 7 Años, conocido por ubicar en el mapa al ron cubano como líder en la categoría Súper Premium a nivel mundial.
Con un diseño simple, el nuevo envase del Havana Club Añejo 7 Años denota autenticidad y masculinidad, al tiempo que rinde homenaje a la cultura ronera del país y al saber hacer de sus Maestro del Ron.
La nueva propuesta evoca la forma de las botellas utilizadas a inicios del siglo XX, cuando comenzó la producción de rones oscuros en la Isla. Sintoniza, además, con el diseño que se utiliza a nivel internacional para envasar rones de alta categoría, como lo es el Havana Club Añejo 7 Años.
La botella exhibe ahora una etiqueta cuidadosamente detallada con nuevas aristas de múltiples colores, que reflejan la vitalidad y riqueza de los elementos naturales que intervienen en el proceso de elaboración del producto.
En la etiqueta frontal, se incorporan mensajes clave que caracterizan al producto, como RON FUNDACIONAL y AÑEJAMIENTO CONTINUO. Mientras que en la contra etiqueta, a Don José Navarro, Primer Maestro del Ron de Cuba y creador del Havana Club 7, se le representa ofreciendo su ron a las próximas generaciones.

El Ron Fundacional

En febrero de 1978, los Maestros del Ron de Cuba escribieron un nuevo capítulo en la historia de esta Isla, con la concepción de un producto innovador: el Havana Club Añejo 7 Años.
Su creador, el Maestro Don José Navarro, mezcló bases sumamente complejas, cada una con personalidad propia, para obtener un ron que se disfruta solo o a la roca…De las bases que lo componen, la más joven tiene 7 años de añejamiento, pero la expresión resultante contiene bases añejadas por más de 4 décadas.
Decidió llamarle el “Ron Fundacional”, porque con él se inició la tradición del “añejamiento continuo”, la cual permitió la creación de rones superiores en Cuba y a nivel mundial, conocidos posteriormente como extra añejos.
Esta técnica de elaboración impregnó en cada gota Complejidad y Carácter, convirtiendo al Havana Club 7 en el Rey de los Añejos, en el ron más complejo de su generación, con una riqueza de sabores y aromas sin igual en el mundo. Al tiempo, sembró los cimientos para alcanzar mayores niveles en la calidad del ron.
¿Por qué Añejamiento Continuo? Cada vez que nace un Havana Club 7, una porción de la mezcla final retorna al barril para continuar el proceso de añejamiento por varios años más. Esa porción se utiliza nuevamente en las futuras producciones del Havana Club Añejo 7 Años. Por eso, podemos asegurar que incluso el Havana Club 7 de hoy contiene el mismo espíritu de aquel ron original creado hace ya medio siglo.
De no existir el Havana Club Añejo 7 Años y su método de añejamiento continuo, la creación de rones tan complejos y añejados como los que conforman hoy la Colección Icónica, hubiese sido imposible. De ahí el nombre de Ron Fundacional, por ser el precursor de todos los rones extra añejos de Cuba.
La Ronera de San José fue creada en el 2007 explícitamente para producir este ron. En sus inicios, fue preciso adquirir bases añejadas para producir Havana Club 7. No obstante, hoy sí se encuentran en fábrica las reservas necesarias para asegurar esa producción, con la calidad que éste complejo destilado requiere.
A casi una década de creada, la  Ronera se ha convertido en la casa de todos los rones extra añejos de Havana Club y referencia a nivel mundial por la extraordinaria calidad de sus producciones.
Por todas estas razones, el Havana Club Añejo 7 Años constituye para los cubanos motivo de orgullo nacional, porque demuestra que el ron de Cuba está a la altura de los mejores espirituosos del mundo.

¡Salud HC 7!

En un trago de Havana Club Añejo 7 Años podrá sentir el terruño cubano, desde el aroma de nuestros famosos tabacos hasta las ricas y dulces frutas tropicales, el sabor de las especias y la vainilla que brinda el añejamiento prolongado; incluso puede percibir la caña de azúcar.
Es, en definitiva, un ron que se disfruta solo o simplemente acompañado de unas gotas de Esencias de Cuba. Estas esencias incluyen por el momento cuatro sabores: Frutas de la Isla, Hojas Aromáticas, Café y Miel. Están diseñadas para resaltar las notas de catas en sabor y aroma del Havana Club Añejo 7 Años. Así el consumidor podrá experimentar sensaciones únicas, al  explorar en cada sorbo de Havana Club 7 un abanico de sabores y aromas.
No obstante, cócteles clásicos de la cantina cubana e internacional, como son el Canchánchara y el Old Fashioned, han experimentado variaciones con la utilización de productos naturales y el HC 7, logrando mezclas muy interesantes que resaltan las cualidades de este ron excepcional.
Además, es un ron utilizado como base en muchas de las recetas ganadoras del Grand Prix de Coctelería Havana Club, evento internacional donde participan más de 40 países y que constituye una de las competencias de su tipo más antiguas del mundo. En la edición 2016 del certamen, el cantinero espirituano Amaury Cepeda se alzó con el primer lugar gracias a su cóctel “Cunyaya” a base de Havana Club 7.
(Nota de prensa de Havana Club)
Tomado de Cubadebate

La línea y el salto

No basta con decir lo que sabemos: que a la música cubana le so­bran talentos, a esa intención respondió el foro Primera Línea, que sesionó recientemente en el Gran Teatro de la Ha­bana Alicia Alonso


Festival de Ballet de La Habana contará con artistas de 16 países

Artistas de 16 países actuarán en Cuba en la edición 25 del Festival Internacional de Ballet de La Habana prevista del 28 de octubre al 6 de noviembre, confirmó hoy la compañía anfitriona.
Hasta el momento, los países que estarán representados en el evento son Argentina, Bélgica, Brasil, Canadá, Colombia, Corea del Sur, Francia, Gran Bretaña, España, Estados Unidos, México, Mongolia, Puerto Rico, Venezuela, Rusia, Uruguay.
La presente edición será la primera en llevar el nombre de la prima ballerina assoluta cubana Alicia Alonso, quien aún dirige la compañía fundada en 1948 por ella y los hermanos Alberto y Fernando Alonso.
El American Ballet Theatre de Estados Unidos fue la primera institución en reconocerla como estrella pero, por su maestría técnica-artística, el nombre de la bailarina llegó a todos los rincones del planeta y devino icono del ballet en Cuba y de excelencia artística universal.
Alonso también dirige los Festivales de La Habana, compone coreografías y supervisa ensayos en la sede de su compañía, ubicada en esta capital.
De acuerdo con el comité organizador, las primeras figuras y el afamado cuerpo de baile del Ballet Nacional de Cuba (BNC) protagonizarán gran parte de los espectáculos del próximo evento, junto a artistas extranjeros y conjuntos invitados.
El lago de los cisnes, Giselle, Don Quijote y La fille mal gardée se encuentran entre los clásicos programados para la cita que colmará los escenarios de los teatros Mella, Nacional y Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.
Desde su primera edición en 1960, los Festivales Internacionales de Ballet de La Habana han devenido acontecimientos sociales en Cuba y aún conservan un carácter no competitivo pues privilegian el sano intercambio cultural.
Estilos, coreógrafos, diferentes escuelas, tendencias pasadas y actuales, el mundo entero se traslada a estos encuentros donde tampoco faltan la plástica, la música, el cine, la literatura, el folklore, el teatro, emisiones filatélicas, carteles y exposiciones fotográficas.
(Con información de Prensa Latina) Tomado de Cubadebate.

Derramando reguetón

Osviel Castro Medel  
Septiembre del 2016
Han pasado ¡más de 11 años! desde que en estas páginas rebeldes publiqué ¿Prohibido el reguetón? (febrero de 2005), un reportaje que abordaba algunos matices de ese género, incrustado en nuestra cotidianidad desde hace buen tiempo.
En aquel momento algunos jóvenes, en réplica, llegaron a tildarme de «amarillista frustrado» y de «estancado en conocimientos» de música. Incluso una muchacha expuso textualmente: «Aunque te duela, el pueblo se siente representado con la letra del reguetón».
Fue necesario, por eso, escribir un segundo reportaje —Se cruzan balas por el reguetón (marzo de 2005)—, en el que plasmé criterios de los lectores —a favor y en contra— y aclaré que jamás estaría de acuerdo con la censura; que simplemente había invitado a una discusión por encima de lo «reguetoniano», a un debate sobre nuestros modos de hacer.
Claro que antes otros habían tocado el tema. En noviembre de 2004, por ejemplo, en el mismo JR un periodista de la talla de Pedro de la Hoz nos invitaba a descubrir «cómo, porqué y para qué el reguetón se inserta en el panorama musical cubano de estos días». Y de paso nos advertía que esta «propuesta comercial simplificadora» que «amenaza con inundarnos» se ha convertido en «realidad global» y ya hoy «nadie nos salva» de ella.
Acaso desde esa fecha hasta ahora algunos modelos reguetoneros hayan evolucionado. Al menos creo escuchar menos letras vanas, como aquellas que decían: «Chupa pirulí», «A las mujeres les doy tendón, debajo de la cama les doy tendón», o «Tra, tra, tra» (400 veces tra), o «¿Quiere que te lleve a Singapur? Si quiere que te lleve prueba mi yogur» y otras similares, dignas de olvido.
Hago este recuento porque a la vuelta de tanto tiempo me parece que ya no preocupa mucho si el género creció o menguó en calidad o si tiene 30 detractores y 3 000 defensores; creo que inquieta más el derrame exagerado del reguetón que prima en nuestra atmósfera, al punto que parece taparnos.
En estos dos meses estivales que acabamos de vivir fue muy frecuente —digamos— escuchar en plazas públicas un reguetón, luego otro, más tarde otro y finalmente, para refrescar, algo diferente: un reguentoncito. Incluso se dio el caso de que algunos temas reguetoneros se amplificaron cinco o seis veces durante una misma noche, como si dentro del género tampoco existieran otras propuestas.
Un país tan musical como el nuestro, cargado de muchas variedades sonoras, no debería parecer tan homogéneo y uniforme en sus celebraciones populares, tan colmado de lo mismo con lo mismo. Eso, sin comentar que hasta en ciertos cumpleaños infantiles el reguetón se ha convertido en golosina principal para festejar.
Cuando algo se repite hasta el hartazgo, sobreviene la monotonía, y la monotonía termina siendo hija de la mediocridad. Amplifiquemos reguetón, pero también la llamada salsa, las mezclas sabrosas que existen hoy, los ritmos caribeños cercanos como el merengue, que aparentan olvidarse cada día más.
Si seguimos con ese paso de reiteración, ¿sabremos bailar mañana otra cosa que no sea «esta cosa?». ¿Adónde irá a parar nuestra diversidad musical? ¿Cuál será nuestra singularidad culturalmente hablando? ¿Dejaremos que se sequen nuestro malecón y nuestro mar de sonidos?
Tomado de Juventud Rebelde

La plenitud soñada vs. la indisciplina diaria

Osviel Castro Medel
Septiembre del 2016
Sus palabras sacudieron la nación. Era un tema complejo, pero había que afrontarlo pues, como él dijo, el primer paso para resolver un problema es reconocer su existencia.
Aquel 7 de julio de 2013 resultó estremecedor ver a nuestro Presidente hablándonos sin rodeos sobre diversos males que empobrecen moralmente al país. La sacudida fue mayor porque lo hizo ante el Parlamento y porque, al igual que Fidel en noviembre de 2005, nos alertó cuánto perderíamos si dejábamos que el vicio se convirtiera en un acompañante «natural» de nuestros días.
Raúl se refirió a por lo menos 45 conductas o tendencias negativas —habían quedado identificadas más de 191— que se han enquistado en nuestra sociedad y amenazan con empequeñecerla. Y explicó que ese cúmulo de malas actuaciones estaba dividido en cuatro categorías diferentes: la indisciplina social, las ilegalidades, las contravenciones y los delitos recogidos en el Código Penal.
«No puede aceptarse identificar vulgaridad con modernidad, ni chabacanería ni desfachatez con el progreso; vivir en sociedad conlleva, en primer lugar, asumir normas que preserven el respeto al derecho ajeno y la decencia», expuso.
A la vuelta de tres años los hechos nos están diciendo que ese valiente discurso todavía no ha sido colocado por todos en la cabecera de la vida y que, al margen de avances en algunos aspectos, no hemos dado el giro de 180 grados necesario en estas circunstancias.
No son aislados hoy los gritos a viva voz en cualquier lugar, la pérdida de valores tradicionales, la música alta en el vecindario «a deshora», el maltrato a inmuebles públicos, la insensibilidad ante malas prácticas, las violaciones de precios, la reventa de productos y otras enfermedades sociales demasiado peligrosas como para dejarlas eternizar.
Una nación que no aspire a la más alta educación —algo inmensamente superior a la enseñanza—, al más grande civismo, ni posea una cultura elevada —que no significa instrucción—, jamás podrá soñar con la plenitud, por más prosperidad económica que posea.
Por eso la alerta del General de Ejército se enlaza de manera perfecta con el proyecto de bienestar económico al que aspiramos y por eso él habló de la importancia de lograr un clima permanente de orden, disciplina y exigencia en la sociedad, como antecedente indispensable que consolide la actualización del modelo económico cubano.
No nos engañemos creyendo que la solución a este «estado de cosas» sobrevendrá en la chistera de un alquimista, ni con una campaña, tampoco con el consignismo, ni siquiera con una hipotética desaparición del período especial.
El propio Raúl dijo que resolver estos problemas tomará bastante tiempo, mas enfatizó que se debía actuar de inmediato pues el delito, las ilegalidades y las contravenciones se enfrentan «haciendo cumplir lo establecido en la ley». Mencionó a la Policía, la Contraloría General de la República y los Tribunales entre los órganos que deben contribuir con ese propósito.
Los medios de comunicación también nos hemos quedado atrás. Nos han faltado la acometividad, la denuncia, el debate, las entrevistas con actores que toman decisiones desde niveles superiores. También se han quedado detrás otros involucrados que, a estas alturas, debían haber empujado y hecho más.
Nuestro Presidente citó, por ejemplo, la falta de exigencia de los encargados de hacer cumplir lo establecido, la ausencia de sistematicidad en el trabajo a los distintos niveles de dirección y el irrespeto que las propias entidades muestran a la institucionalidad vigente.
¿Cuándo se generará un debate nacional, sin formalismos, sobre estas cuestiones? ¿Qué ha pasado desde el 7 de julio de 2013 con los «colectivos obreros y campesinos, los estudiantes, jóvenes, maestros y profesores, nuestros intelectuales y artistas, periodistas, las entidades religiosas, las autoridades, los dirigentes y funcionarios a cada nivel», mencionados en esa memorable intervención?
Cuando concertemos esfuerzos en serio, olvidemos el miedo a buscarnos problemas, generemos un movimiento de masas con el pueblo... cuando promovamos la cultura desde «su concepto más abarcador y perdurable», como enfatizó el General de Ejército, podremos empezar a derrotar la indisciplina, el desorden y otros flagelos que no caben en el verdadero socialismo.
Tomado de Juventud Rebelde

lunes, 26 de septiembre de 2016

Crónica del día a día: A favor de la memoria

Septiembre 2016
 



En estos últimos días han coincidido algunos estímulos para escribir esta crónica del día a día en el fin de semana de la Habana del Este. El tema que los vincula es, sin dudas, actual y relevante: la memoria.
Esas dos palabras son lemas, objetivos, claves en el trabajo que hacemos todos los días desde hace 20 años en el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau. Allí hemos transitado diferentes caminos para contribuir al rescate de la memoria cultural e histórica de la nación cubana, comenzando por (e inspirados en) el fértil legado de la vida y la obra de Pablo.
Aquí en esta crónica, sin embargo, me estoy refiriendo a la memoria como la útil herramienta para preservar y utilizar el tesoro inapreciable de lo aprendido y vivido.
El estímulo/detonante principal para escribir esta crónica fue, sin dudas, la marcha A favor de la memoria, realizada el pasado miércoles 21 de septiembre, Día Mundial del Alzheimer, en la villa de San Antonio de los Baños, provincia de Artemisa, organizada por el Servicio Provincial de Atención Integral Comunitaria a los Trastornos de la Memoria -SPAICTM- que dirige nuestra amiga la Dra. Saily Sosa. Convocada por cuarto año consecutivo, la marcha reunió a cientos de personas –pacientes, familiares, profesionales de la salud, estudiantes, junto a la población de San Antonio– que recorrieron la calle principal de la villa hasta el Parque del Humor, coreando el lema “A favor de la memoria”, enfatizando la consigna de este Día Mundial del Alzheimer en todo el planeta: “Recuérdame”.
La próxima parada de este evento humano y humanitario fue el Museo del Humor de San Antonio, que dirige Isel Chacón, donde artistas de la comunidad compartieron con pacientes y familiares, recordándonos –entre texto y canción– la importancia de colocar en un urgente primer plano los estudios y las acciones relacionadas con ese mal del siglo XXI que incorpora un nuevo paciente cada 3 segundos en el planeta. Cifra creciente y preocupante, también en el pequeño contexto de nuestro país, donde la incidencia del Alzheimer aumenta geométricamente.
La alta tasa de crecimiento de la enfermedad afecta gravemente zonas muy sensibles, desde el punto de vista humano y, también, desde el punto de vista económico y social. Por un lado está, por supuesto, la situación del paciente de Alzheimer, que va perdiendo facultades cognitivas y de otra índole en un proceso que la ciencia no ha logrado aún conocer totalmente a fondo ni, mucho menos, revertir. Por otro, está la situación del familiar-cuidador, que según muchos médicos son los verdaderos pacientes, ya que la persona enferma pierde la capacidad de entender y conocer lo que está sucediendo. Sobre el familiar-cuidador cae todo el peso de la situación, atentando, a su vez, contra su propia salud.
Por último, se encuentra un elemento imprescindible de este entramado: la afectación de los recursos humanos y económicos que el crecimiento estadístico de la enfermedad produce. La atención a ese número de pacientes que aumenta requiere de infraestructuras apropiadas y de recursos materiales para enfrentar la situación.
Esos –y otros– son los aspectos que desarrolla el Servicio de atención a los trastornos de la memoria que tiene su sede en San Antonio de los Baños. Y lo hace con una organización y una entrega personal del tiempo y el entusiasmo de los profesionales de la salud que lo convierten, a mi modo de ver, en un ejemplo admirable y necesario de seguir por otros territorios e instancias del país, para ir logrando, paso a paso, la comprensión de las instituciones, la sociedad, la gente, sobre las consecuencias crecientemente negativas que el desarrollo estadístico de la enfermedad impone al entramado social del país.
En ese sentido hubiera sido justa y necesaria la difusión de esa marcha A favor de la memoria en nuestros medios. No apareció una línea en el espectro noticioso del país.
Otro estímulo para escribir esta crónica del día a día sobre el tema que estoy conversando ahora con ustedes fue el programa televisivo Mesa redonda dedicado ayer viernes a las labores de la Cátedra del Adulto Mayor y a la necesidad de prestar atención –y recursos– a los temas derivados del creciente envejecimiento poblacional. Aunque no se mencionó el Alzheimer como un importante acápite perteneciente de hecho a esa problemática, resulta necesario destacar que se haya tocado ese tema de amplia resonancia nacional en un espacio televisivo que cuenta con una audiencia muy grande. Y que –según me han contado, porque no vi el programa– nuestra amiga Arleen Rodríguez Derivet, su coordinadora, haya hecho una autocrítica a la propia Mesa… –y a otros medios de comunicación– por la demora sostenida en la aparición de estos temas de tan sensible e importante incidencia entre nosotros.
Me alegra que se haya mencionado –y puesto en práctica– el término autocrítica, esa herramienta que parece estar en veda entre nosotros y puede correr el riesgo de convertirse en una especie en proceso de extinción. Y también me alegra que se hayan analizado importantes factores que inciden en ese proceso de envejecimiento poblacional –la baja tasa de natalidad y la alta cifra de esperanza de vida en el país–, aunque no se haya mencionado –según me comentan los que vieron el programa– otro factor ampliamente influyente en esa situación: el crecimiento acelerado, en estos últimos tiempos, de la emigración cubana, sobre todo entre los jóvenes.
Aprovechando la flexibilidad estilística del género crónica, se me ocurre convertir en proposición el asunto del que venía conversando con ustedes y decirle a Arleen, por esta vía comunicacional, que a mi modo de ver sería muy útil incluir pronto entre las temáticas de la Mesa… el preocupante asunto del Alzheimer, dando a conocer, precisamente, como ejemplo, el trabajo del Servicio… que se desarrolla en San Antonio, donde son atendidas más de 600 personas –pacientes, familiares-cuidadores de esas villas y otros territorios–, con una calidad profesional y una calidad humana verdaderamente dignas de conocer, admirar… e imitar.
Conociendo y admirando lo que se propone y va logrando este proyecto humanitario y humano, hemos ofrecido, desde el Centro Pablo, modestos apoyos logísticos a su desarrollo y seguimos siguiendo –también a través de crónicas del día a día– en la tarea común de sensibilizar a las instancias correspondientes y las gentes de buena voluntad que se preocupan por temas como éste, de tanta incidencia actual y futura en la vida de nuestro pueblo.
Tomado de Cubadebate.
 

¿De qué normalización de relaciones hablamos?

En reiteradas ocasiones y en disímiles espacios, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, ha dejado claro la voluntad del Gobierno Revolucionario de discutir el conflicto histórico Cuba-Estados Unidos sin condiciones y sobre la base del respeto mutuo a la soberanía y autodeterminación de ambas naciones.
Hace solo unos días, el pasado 17 de septiembre, durante su intervención en la XVII Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, en Isla Margarita, Venezuela, de manera enfática y diáfana, expresó: «Cuba seguirá reclamando el levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero, que tantos daños y privaciones nos causa y que afecta también a muchos países por su alcance extraterritorial; y continuará demandando que se devuelva a nuestra soberanía el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Estados Unidos en Guantánamo. Sin esto no podrá haber relaciones normales, como tampoco será posible si no se pone fin a otras políticas aún vigentes que son lesivas a la soberanía de Cuba, como los programas subversivos e injerencistas».
De nuestro refranero popular podríamos rescatar una expresión que retrata a la subversión y la injerencia de los gobiernos de Estados Unidos para con Cuba. «Es el mismo perro, no con diferente collar, sino con el mismo».
En el lejano 1961, exactamente el 3 de noviembre, el presidente John F. Kennedy firmó la Ley de Asistencia Exterior, quedando creada por orden ejecutiva la Agencia Internacional para el Desarrollo, USAID por sus siglas en inglés. Tuvo como bases u orígenes el Plan Marshall (1948) y la Alianza para el Progreso (marzo del propio 1961). Los objetivos: enfrentar el nuevo mapa político resultante de la Segunda Guerra Mundial y del triunfo de la Revolución Cubana.
El Plan representaba una expresión de la disputa por la hegemonía con el bloque socialista de la Europa del Este y un instrumento de contención ante el peligro de expansión de las ideas comunistas en el resto de Europa occidental.
Mientras, la otra línea promovía una «Alianza de las dos Américas» que desarrollara las fuerzas de la democracia made in USA e impidiera que el triunfo de la Revolución Cubana, el 1ro. de enero de 1959, se extendiera a otros países del continente. Esa segunda línea fracasó rápidamente, entre otras cosas por la derrota de la invasión mercenaria en Playa Girón, en abril de 1961, la primera derrota militar imperialista en América Latina.
La USAID desde ese momento se jacta de ayudar a los países a desarrollarse económicamente y a solucionar problemas humanitarios. Pero realmente es uno de los instrumentos de la Casa Blanca, que utiliza los servicios de inteligencia para obtener información sobre países de la región e influir en su política interna y externa; es la principal agencia de intervencionismo directo de Estados Unidos en las naciones, y distribuye millones de dólares en «ayudas» militares y económicas a naciones donde ejerce su dominio en protección de los intereses norteamericanos.
Es irrespetuoso e inconsistente que un país que decide restablecer, tras más de 50 años, relaciones diplomáticas con otro, intente subvertir el orden de este y promueva un cambio de régimen. ¿De qué buena voluntad se habla? Si Estados Unidos, con el presidente Kennedy al mando de la Casa Blanca, hizo nacer la USAID para impedir que se repitiera la Revolución Cubana y aniquilarla, el también demócrata Barack Obama aúpa a la misma agencia y le encomienda nuevos planes para derrocar las conquistas alcanzadas, en pos de restaurar la plataforma capitalista en la Cuba revolucionaria.
Para el gobierno de Estados Unidos pareciera que 1961 y el 2016 no son un espacio de tiempo, sino el mismo tiempo. World Learning es una organización «sin fines de lucro», cuyo objetivo supuestamente es «empoderar a las personas y fortalecer las instituciones». Sus oficinas tienen asiento en Washington y Vermont. World Learning ha recibido financiamiento de distintas instancias del Departamento de Estado de Estados Unidos, incluyendo la USAID, para promover cambios en Cuba, a la sombra de la sección 109 de la Ley Helms-Burton de 1996, la que fundamenta el empleo de partidas millonarias superiores a 139 millones de dólares en los dos mandatos de Barack Obama.
World Learning desarrolló entre julio y agosto pasados el llamado Programa de Verano para Jóvenes Cubanos. Bus­caron captar a jóvenes entre 16 y 18 años de edad con estudios de enseñanza media, para «trabajarlos» en función de sus espurios intereses. El programa incluía la elaboración de un proyecto final centrado en las actividades a implementar al regresar a Cuba, el cual sería luego celosamente monitoreado por los generosos patrocinadores. Demás está decir que no contaron con las autoridades cubanas. Las cuatro personas que enviaron desde Panamá para dar «los toques finales» a la captación llegaron a la Mayor de las Antillas con visas de turistas, por lo cual violaron los términos de su estancia en Cuba y fueron advertidos por las autoridades migratorias.
¿Puede hablarse de relaciones normales entre dos naciones cuando una pretende no solo inmiscuirse en los asuntos internos de la otra, sino que además aspira a subvertir el orden de un país soberano utilizando a los propios jóvenes de este? ¿De qué normalización de relaciones hablamos?
Los jóvenes de este país, los de este 2016, frutos de una Revolución que tiene en la educación uno de sus valores más altruistas, sí saben de qué se habla, y a quién se enfrentan.
Tomado de Granma.

Alcalde de Houston viaja a Cuba en misión comercial












Alcalde de Houston Sylvester Turner. Foto: Houston Chronicle.

El alcalde de Houston, Sylvester Turner, viajó este domingo a Cuba en misión comercial de tres días, acompañado por líderes empresariales y comunitarios de esa ciudad estadounidense.
Como parte de su estancia,  la delegación comercial tiene prevista una reunión con el ministro cubano de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, el de Energía y Minas, Alfredo López Valdés, el de Turismo, Manuel Marrero y el de Salud Pública, Roberto Morales Ojeda.
El objetivo de Turner y su delegación de 30 miembros es ampliar los vínculos bilaterales luego de que Cuba y Estados Unidos reanudaran relaciones diplomáticas.
Texas sostiene desde hace años relaciones comerciales con Cuba, pero marcadas por las restricciones del Bloqueo de Estados Unidos contra la isla.
El año pasado, el gobernador de Texas, Greg Abbott, visitó Cuba como parte de un intento para crear más oportunidades entre el estado y el país latinoamericano.
Tomado de Cubadebate.

La música nos pertenece

Por: José Luis Estrada Betancourt
Septiembre del 2016 
 
Aún falta un buen tiempo para que los nuestros conozcan si finalmente resultaron ganadores de la edición 17 de los Grammy Latinos, lo cual se sabrá el venidero 17 de noviembre, cuando tenga lugar la acostumbrada ceremonia que otra vez acogerá Las Vegas, en Estados Unidos. De cualquier manera, Omara Portuondo, el Septeto Nacional Ignacio Piñeiro, David Calzado y la Charanga Habanera, y Tony Ávila ya se sienten ganadores con el notable hecho de haber conseguido la nominación de la Academia Latina de la Grabación. Es lo que consideran estos reconocidos artistas que, convocados por el Instituto Cubano de la Música (ICM) y sus respectivas casas disqueras (en este caso Egrem y Bis Music), se encontraron este viernes con la prensa, en el Tablao del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso. Posiblemente es lo que también piense el autor de Sonata para los viajeros (Mejor obra/composición clásica contemporánea), el maestro Leo Brouwer, quien no pudo estar presente por estar ultimando detalles del 1er. Festival Contratenores del mundo, que abrirá el próximo 30 de septiembre.
Lo cierto es que la satisfacción es general, y no es para menos. Ela Ramos, directora general de Bis Music, por ejemplo, no pasa por alto que nuestros artistas destacaran entre las más de 1 500 propuestas que llegaron a la Academia, «lo cual corrobora las potencialidades, la calidad de nuestra música y el valor de nuestros artistas». Máxime cuando ese sello solo realizó seis producciones discográficas, dos de las cuales fueron nominadas: El más grande y universal, del Septeto Nacional Ignacio Piñeiro; y Canciones de Cri Cri «El Grillo Cantor», de la Portuondo.
Omara, por supuesto, se mostró muy feliz de que en la categoría Mejor Álbum de Música Latina para Niños se valorara tan altamente un proyecto que la hizo regresar a su infancia, gracias a estas 14 canciones compuestas por el afamado cantautor mexicano Francisco Gabilondo Soler a las que la Diva puso mágica voz, por idea de Alexis Núñez Oliva, con la complicidad de «músicos extraordinarios» y de los productores José Manuel García y Eddy Cardoza López.
Frank «El Matador» Oropesa, por su parte, no sabe si a la tercera en estas lides será la vencida del casi nonagenario Septeto Nacional Ignacio Piñeiro con El más grande y universal (Mejor Álbum Tropical Tradicional), pero igual andan locos de contentos porque «volveremos a representar a Cuba en los Grammy Latinos. Sin duda es un éxito que se logre justicia con la buena música que se hace en la Isla. Por tanto el premio es de Cuba».
Egrem, la más experimentada de la Isla, también va con dos joyas: Vivito y coleando, de David Calzado y la Charanga Habanera (Mejor Álbum Tropical Contemporáneo) y con Tronco viejo (Mejor Álbum de Salsa), el disco con el cual un grande del continente como Johnny Ventura quiso hacerle reverencia a la música criolla.
Pero con Tronco viejo, que tuvo como productor musical a Edesio Alejandro, el afamado merenguero no solo se dio el gusto de cantar María con el también creador de recordadas bandas sonoras para cine, sino que además convidó a Silvio Rodríguez (Flor de pantano), a la mismísima Omara Portuondo (Nada de ti) y a Gilberto Santa Rosa, con quien le dio sabor a La bala, justo el tema por el que Tony Ávila, firmante de cinco de los diez tracks del fonograma (también hizo en dúo con el dominicano su La vida vs. La muerte), opta por el galardón correspondiente a la Mejor canción tropical.
«Resulta genial que Tronco viejo esté nominado. Todavía estoy digiriendo la noticia, porque me sorprendió. Y es que se trata de un disco que llegó a la Academia por otras vías, pero de todos modos en él están involucrados importantes instrumentistas de la Isla que, como yo, ya se sienten premiados, como también me ocurre cuando Ventura, Gilberto Santa Rosa, Gran Combo... cantan mis canciones», asegura el compositor de la popular La choza de Chacho y Chicha.
Calzado tampoco se lo esperaba. Con una carrera de casi 30 años, hasta le fecha no había llamado la atención, al parecer, de la Academia, a pesar de sus muy exitosos álbumes. Sin embargo, «de pronto llega este importante reconocimiento, que no te lo crees, pero que está ahí para por medio de él también premiar a Juan Formell, Adalberto Álvarez, Habana D’ Primera... Porque todos son parte de esta realidad».
De paso, David agradeció a la Egrem por confiar en la Charanga Habanera y por posibilitar que ya ande sonando Vivito..., que ahora ha logrado lo que hasta el momento solo había conseguido Van Van. Y claro que Mario Escalona, director general de la conocida casa disquera, no puede menos que sentir orgullo, porque significa que «Cuba es respetada por lo que hacemos. Qué bueno que la música siga tocando puertas para que el mundo continúe abriéndose a Cuba, como Cuba se está abriendo para el mundo».
Por supuesto que Vivito y coleando, El más grande y universal, Canciones de Cri Cri «El Grillo Cantor»... evidencian el amor y la confianza que los músicos cubanos tienen en las casas discográficas del patio, que cada año que transcurre se ven más representadas en los Grammy Latinos. Así lo ve Marta Bonet, vicepresidenta del ICM, quien también aplaudió a producciones como Visualízate (Álbum de Fusión Tropical) y Hasta que se seque el Malecón (Mejor fusión/interpretación urbana), propuestas de Gente de Zona y Jacob Forever, respectivamente, con el acompañamiento de empresas de una Isla que no deja que se dude que la música le pertenece.
Tomado de Juventud Rebelde.

El duro vuelo de las golondrinas

La actualización de las disposiciones existentes ayuda a reenfocar el tratamiento al tema de la migración, un fenómeno que, contra visiones simplificadoras, comenzó a dejar saldos estadísticos negativos para Cuba desde 1929, agudizados tras el triunfo de la Revolución, entre otros factores, por la manipulación política. Así lo sostiene el Doctor en Ciencias Filosóficas Antonio Aja, director del Centro de Estudios Demográfico.

Susana Gómes Bugallo
Septiembre del 2016

Uno de cada tres cubanos tiene un familiar en el exterior. Y aunque para el país este haya sido siempre un asunto complejo, marcado por historias dolorosas y manipulaciones externas, emigrar desde cualquier lugar es tan natural como caminar. Solo que no es así cuando el estímulo o el freno a ese flujo se convierte en pieza política para el desmantelamiento del proyecto social de una nación.
Este contexto nos ha hecho afrontar la migración con un doble filo más punzante que el que suele tocar a otras naciones. Por un lado, están los humanos anhelos de quienes van a probar suerte en otros lugares del mundo, y por el otro, los clasificadores políticos enemigos que los muestran como prófugos de un proyecto social.
Silencios, manipulaciones, vacíos y ataduras al pasado siguen marcando el fenómeno migratorio cubano. Sin embargo, mientras el país anda por nuevos caminos en el tratamiento a su política migratoria, ¿por qué EE. UU. se mantiene anclado al ayer que tanto propone olvidar?
La migración es obsesión para muchos y, a la vez, resulta de las cuestiones menos abordadas por los medios de comunicación. Por esa razón, y por la suerte de contar en nuestro país con estudiosos como el Doctor en Ciencias Filosóficas Antonio Aja Díaz, director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana y del Programa de Estudios sobre Latinos en los Estados Unidos, de Casa de las Américas, Juventud Rebelde se acercó a las características de la migración cubana, la realidad de los países de la ruta del Sur y las consecuencias demográficas, políticas y sociales de este fenómeno para Cuba.

Doctor Antonio Aja Díaz. —¿Cuáles son las manipulaciones o mitos que ha enfrentado el fenómeno migratorio cubano?
—Se ha manipulado el tema, al punto de generar como matriz de opinión que la emigración cubana comenzó en la segunda década del siglo pasado. Pero Cuba es un país con saldo migratorio negativo (más emigración que inmigración) desde 1929, cuando dejaron de inmigrar hacia aquí poblaciones desde Europa y el Caribe. Comenzó un proceso de salida hacia Estados Unidos, Europa y otros destinos del Caribe, y se conformó una tendencia de Cuba como país de emigración.
«Después de 1959 aumentan los flujos de migrantes, cambian sus características y adquieren un contenido político diferente. EE. UU. se convierte en el principal receptor de cubanos y en el antagonista fundamental del proyecto político, económico y social de Cuba. Usa la migración como punta de lanza para atacarlo y convierte a los emigrantes en rehenes de la relación.
«Otro mito es que todo el que estaba allá era parte del exilio. Y es cierto que una parte lo fue, pero luego se conformó una emigración. La población cubana que migró en los primeros años se convirtió en la “oposición”. Salieron con sentido de temporalidad, hasta que cambiara el sistema, pero las tácticas para cambiar el camino de la Revolución no resultaron. Poco a poco se formó un exilio que transitó a emigración, porque siguieron llegando cubanos a ese país.
«Es una falsa creencia también la de que los migrantes cubanos del año 1990 para acá son los balseros. La migración nuestra es esencialmente por vía legal: utilizan países puentes para llegar a EE. UU. o se quedan en esos lugares de tránsito. Pero se piensa así porque a los balseros se les ha dado una connotación mediática, política y humana, al poner en riesgo sus vidas, con la Ley de Ajuste Cubano que lo propicia, pues facilita que lleguen indocumentados y el Gobierno los acoja como refugiados políticos.
«Está el mito de que todos los cubanos del enclave del sur de la Florida han sido exitosos. La realidad es que se trataba de oleadas migratorias de clase alta en las que una parte se había llevado el erario público de Cuba y otra lo tenía afuera. También recibieron ayuda económica de Estados Unidos con el programa de refugiados cubanos.
«Eran portadores de capital humano; sabían gerenciar el capitalismo desde Cuba y lo hicieron allí. Tuvieron relativo éxito, reproduciendo la estructura clasista cubana hasta 1959, pues no todos se hicieron ricos. La mayoría se insertó en un mercado laboral favorable por la solidaridad étnica, económica y política.
«Finalmente, se ha construido la historia de que huyen de la Revolución y el socialismo, algo que tiene que ver con la leyenda de que los pobladores del campo socialista huían por esas causas. En eso hay de todo. Están las primeras oleadas migratorias, que salían porque sus propiedades habían sido nacionalizadas y no compartían el proceso político. Pero después salen otros grupos que no tienen que ver con esa historia, pero se insertan en cadenas migratorias y continúan un proceso que se asemeja cada vez más a lo que ocurre con los migrantes del mundo.*1
«Las investigaciones demuestran que en los años 90 y a principios de este siglo, los migrantes cubanos buscaban, esencialmente, un espacio económico diferente. Eso es parte de los grandes corredores migratorios del mundo: se va desde los lugares de menos desarrollo a los de más, donde el diferencial salarial y profesional es importante».
—¿Qué similitudes y diferencias marcan la migración cubana en comparación con la del mundo en cuanto a causas de viaje y características sociales de los migrados?
—Nos asemeja al mundo ser una migración que busca empleo y responde a redes sociales de familiares o amistades. Otras semejanzas son la circularidad y la temporalidad: las personas viajan a ver cómo les va. Eso sucede porque la política migratoria cubana se ha ido contemporizando.*2
«Somos similares respecto a quienes migran, que es una población joven en la que aumenta la feminización (son más los hombres, pero migran más mujeres que antes), y van con niños, población migrante que también ha aumentado.
«Igualmente, se utiliza desde Cuba la ruta del Sur, como la usan otros migrantes latinoamericanos, para llegar a Estados Unidos. También son objeto de tráfico humano, debido a la ley que los incita desde el país receptor.*3
«No podemos olvidar que el proceso es parte de una historia migratoria mundial. Cuba no puede aislarse de la migración. Los grandes flujos migratorios del mundo han conformado culturas, políticas y fronteras. Nuestra cultura es un ajiaco con la presencia de inmigrantes y es impensable evaluarla sin su migración, con la circularidad que hoy la caracteriza, y con las relaciones transnacionales, parte de la esencia del desarrollo relacionada con los procesos migratorios, culturales, laborales y económicos (a través de las remesas).
«Una diferencia nuestra es que los cubanos tienen preferencia para viajar a Estados Unidos, por el acuerdo migratorio que compromete a esa nación a otorgar unas 20 000 visas para que las personas de origen cubano migren.
«Lo otro que pesa enormemente es la Ley de Ajuste Cubano de 1966, hecha para ajustar el estatus migratorio de los cubanos que habían llegado allá, pero dejó abierto su término de expedición y se mantiene; no existen en EE. UU. indocumentados cubanos. También distingue a la migración cubana el tratamiento político que se le da allí».*3
—¿Hacia dónde viajan los cubanos y por cuáles vías?
—El principal país receptor del mundo es Estados Unidos. También lo es para Cuba. En los estudios de migración existe una ley que dice que migración genera migración. Sin embargo, hay redes sociales de migrantes cubanos en otros lugares. Canadá y España son destinos frecuentes, igual que otros países europeos. En los últimos 20 años, Centroamérica y el Caribe se han convertido en destinos cubanos, pero hay cubanos en casi todo el mundo. Una parte viaja temporalmente de colaboración, y eso hace que Cuba tenga población fuera, aunque no sean migrantes definitivos.
—¿Cuál debe ser el rol de los países involucrados en el corredor del Sur ante la situación actual de migrantes?
—Ser un país de tránsito implica que unas personas transiten en busca de su objetivo y otras se queden. Cada nación tiene derecho a aceptar o no a la población que entienda, y posee una política, declarada o no, hacia la migración. Desde mediados de la década del 60, Latinoamérica, Centroamérica y el Caribe son emisores de migración, y la ruta del Sur es una vía de llegar a EE. UU.
«El contexto es más complejo desde que se convirtió en un tema mediático hace dos años, además de que antes los migrantes no pagaban lo mismo y los devolvían o contrataban como indocumentados. La situación cubana —que no comenzó con las circunstancias recientes de Costa Rica y Nicaragua— también estuvo callada. Muchas veces se organizaba el tráfico desde el sur de la Florida, en embarcaciones por el sur de Cuba para llegar a Gran Caimán y seguir a Centroamérica y EE. UU.
«Cuando se conoció que Estados Unidos y Cuba restablecían relaciones, para algunos se convirtió en una preocupación por la expectativa de que en algún momento se cerraría la frontera norteamericana para los cubanos y dejaría de existir la Ley de Ajuste, algo que EE. UU. ha dicho que no cambiará.
«Sin embargo, el 17 de diciembre ocasionó un incremento de personas que utilizarían esta ruta y un corredor de migrantes con baja significación se convirtió en un problema migratorio importante. Los países receptores y de tránsito tienen en sus manos qué hacer. El país de origen interviene para exigir que no se violen los derechos humanos de sus ciudadanos y diciendo, como hizo Cuba, que el cubano que desee, puede retornar. Pero quien ha tomado esa decisión sigue apostando por llegar a Estados Unidos, por la motivación de la Ley de Ajuste, la política pies secos-pies mojados y el programa de Parole. En el fondo del problema está EE. UU., que pudiera actuar quitando la ley y modificando las políticas.
«El proceso del sur tiene que ver con la política que asuma el lugar donde están los migrantes. Las soluciones han sido con acuerdos tripartitos en los que Cuba está, pero no es esencial. Otra parte del asunto es quién paga, pues ningún país está obligado, por eso una parte de los migrantes ha salido y otra no. Ahí pesa la ley de la migración de que cada quien responde ante su acto migratorio. Pero lo que hace el tema más sensible es que son seres humanos.
«Hoy existe una crisis de refugiados en el mundo, además de la crisis migratoria, que tiene que ver con las disfuncionalidades económicas y sociales. Lo primero que pueden hacer es dar una solución humana al proceso, y lo segundo es no prestarse para que el corredor siga funcionando por las fronteras nacionales».
—¿Qué consecuencias demográficas, sociológicas y políticas tiene ser un país emisor de población?
—La cuestión fundamental para analizar el asunto del envejecimiento poblacional es que la fecundidad es muy baja, pues desde 1978 la mujer tiene alrededor de 1,6 hijos, cifra por debajo del nivel de reemplazo necesario. A ello se suma una creciente baja mortalidad y alta expectativa de vida, dos de los grandes logros de la Revolución. Estos elementos definen un proceso creciente de envejecimiento poblacional. Cuba es el país más envejecido de América Latina y el Caribe.
«La población de 60 años y más crece más que la de cero a 14 años y que la de 14 a 59. Este proceso de envejecimiento está marcado por menos nacimientos, y por la migración, pues se pierde población con capacidad productiva y reproductiva, y se profundizan los desafíos demográficos.
«El escenario demográfico de Cuba tiene dos componentes de países desarrollados: la baja fecundidad y la baja mortalidad. Pero las naciones con esas características reciben migración y Cuba pierde población económicamente activa y joven que necesita.
«Cuba precisa —y lo ha comenzado a hacer con más fuerza después del Decreto Ley 302— dar un tratamiento diferente a la migración. Se requiere que la población esté aquí, que jóvenes y profesionales se queden, o que vayan y vengan y la transnacionalidad no signifique pérdida de población.
«El desafío es trazar políticas diferentes, resaltando que necesitamos población. Es importante estar y no irse. Aunque es esencial atender la calidad de vida de la población envejecida, hay que velar por la de los jóvenes, y por su participación y compromiso, porque ellos serán los envejecientes del futuro, en una población que decrecerá hasta llegar a unos diez millones de habitantes, cifra en que debe estabilizarse. Si ese proceso marcha con un número de nacimientos necesarios para mantener la reproducción de la fuerza de trabajo, el país funciona.
«Se necesita una política de población que asuma la migratoria. Se podría debatir si seremos un país que tenga inmigración, no solo por retorno de cubanos, sino por otras poblaciones. Ese es un asunto a estudiar para determinar necesidades e intereses económicos, demográficos y antropológicos, antes de diseñar una política preferencial a la inmigración.
«El desarrollo económico del país decidirá mucho. En la medida en que la implementación de los Lineamientos económicos y sociales ofrezca resultados y el PIB crezca de manera sustentable para que los cubanos vean el progreso como expectativa real, las circunstancias serán más favorables. Eso no significa un retorno masivo de cubanos: eso no se da en ninguna migración. La solución no está en que todos retornen —si lo hacen los envejecidos, solo aumenta el envejecimiento—; hace falta circularidad.
«Parece que la política cubana se mueve en esa dirección; por eso se reformó la legislación migratoria con el Decreto Ley 302, que elimina el no retorno definitivo a los cubanos que emigraron. Eso hace que puedan entrar y salir y no se consideren migrantes definitivos, sino temporales, siempre que pasen un año fuera de Cuba, aunque tengan carné de identidad y residencia aquí, pero también tienen residencia en algún otro lugar donde posiblemente asuman otra ciudadanía».
—¿Qué políticas públicas diseñan los gobiernos para retener a su población? ¿En cuáles podría pensar Cuba?
—El diseño actual de la migración internacional ocasiona que existan países emisores netos de migración y receptores netos de remesas, y también protagonizan retornos o circularidad. En esas naciones, o hay leyes que definen el proceso, o lo dejan abierto a lo que va sucediendo.
«Hay países que ponen controles a la pérdida de población joven calificada. Respecto a ello, existen dos realidades: una es el robo de cerebros (organizado por centros económicos profesionales, organizaciones internacionales y países emisores de esa población) y está la migración calificada (la persona no necesariamente se inserta a su profesión, sino que busca qué hacer y muchas veces protagoniza un descenso en la calificación). En cualquiera de los dos casos, es una pérdida para el país de origen.
«Cuando la educación es gratuita, hay países que ponen años de servicio, antes de emigrar, para el profesional recién graduado. Cuba tiene que moverse en ese orden de manera inteligente y pensar cómo preservar a sus profesionales. Hay que buscar políticas en las que la circularidad sea importante. Como el sistema educacional es gratuito, no solo se puede apostar al compromiso, sino al asunto de cómo retribuir la educación. Pero tiene que tener un término.
«El retorno es un proceso lento, no solo por la normativa que lo condiciona, sino porque no retornan todos. El que se asienta, normalmente retorna temporalmente. Puede que en sus últimos años quiera morir donde nació, pero evalúa costo-beneficio. No solo son migrantes económicos, porque se trata de un complejo motivacional mayor. Pero cambios en la parte económica pudieran ser motivos para volver.
«Atraer a los jóvenes pasa por que sientan que lo que se hace en el país es suyo. Es parte del compromiso, porque esta es una obra diferente a la del capitalismo. Pero ese compromiso es muy activo en el orden de cómo participa y se relaciona con el mundo. Que el joven salga y conozca: el desafío está en que el proyecto económico sea viable.
«Como Cuba es un país pobre, no puede renunciar a que su población sienta un compromiso con la nacionalidad y la cultura. En la medida en que la pirámide profesional y laboral esté como debe, será un paliativo a que no aumente la migración profesional. El compromiso sentimental es importante, aunque tiene que ir unido a la satisfacción de otras necesidades».

*1: Migración mundial y latina

•La cifra de migrantes internacionales alcanzó un máximo histórico en 2013, con más de 232 millones de personas.
•Europa y Asia acogen casi dos tercios de la migración internacional. Estados Unidos encabeza la lista por países y está entre los cinco con mayor población latina.
•Uno de cada seis habitantes en
EE. UU. es latino.
•La migración latinoamericana y caribeña es 13 por ciento superior al total de los migrantes internacionales.
•Cuba ocupa el lugar 16 entre los países de la zona que aportan migración internacional.
•Los mexicanos ocupan el primer lugar entre los grupos hispanos en Estados Unidos (63 por ciento), los puertorriqueños son el segundo (nueve por ciento), y los cubanos ocupan el tercero (cuatro por ciento).
Fuente: Al cruzar las fronteras, 2014, Antonio Aja

*2: ¿Por qué no cambiar antes el Decreto Ley 302?

«La actualización de la política migratoria tiene en cuenta el derecho del Estado revolucionario de defenderse de los planes injerencistas y subversivos del Gobierno norteamericano y sus aliados. Por tal motivo, se mantendrán medidas para preservar el capital humano creado por la Revolución, frente al robo de talentos que aplican los poderosos».
Así, el Gobierno cubano dio a conocer los cambios de su política migratoria «para ajustarla a las condiciones del presente y el futuro previsible», plasmada en el Decreto Ley 302, que eliminó el procedimiento de solicitud de Permiso de Salida para los viajes al exterior y dejó sin efecto el requisito de la Carta de Invitación.
La política migratoria del país se ha caracterizado por un componente defensivo, acorde con el enfrentamiento al principal receptor de su emigración, según Antonio Aja en Al cruzar las fronteras. El Doctor ilustra que en 1961 la Ley 98 introduce la necesidad de contar con un permiso para salir o entrar al país y la consideración de la salida como definitiva cuando no se retornaba con el plazo fijado o se viajaba con ese propósito. A principios de los años 80 hubo etapas de flexibilización en esta política.
La relación con la emigración cubana en el mundo evidencia elementos de continuidad y cambio, e indica el reconocimiento del replanteo, en lo políticamente posible, de la política migratoria de Cuba, como sucedió en enero de 2013, con el Decreto Ley 302, según estudia Aja.
En las rondas de conversaciones que han sostenido las delegaciones cubanas y estadounidenses sobre este tema, se han condenado las leyes y políticas que aún frenan las relaciones normales entre Cuba y Estados Unidos en este campo y limitan el quehacer de la Isla en el propósito de contemporizar aún más su política migratoria.

*3: América Latina se levanta por la migración cubana

Varias semanas atrás cancilleres de nueve países de la región latinoamericana enviaron una carta al secretario de Estado del Gobierno estadounidense, John Kerry, con el propósito de solicitar una reunión de alto nivel que revise la política migratoria de esa nación con Cuba.
Los ministros de Relaciones Exteriores de Ecuador, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá y Perú expresaron su preocupación por los ciudadanos cubanos que exponen sus vidas buscando llegar a Estados Unidos a través de sus países y «son víctimas de las mafias dedicadas al tráfico de migrantes, la explotación sexual y los asaltos colectivos».
Denunciaron que la Ley de Ajuste Cubano y la política «pies secos-pies mojados» son un estímulo al flujo desordenado, irregular e inseguro de estos cubanos, y su revisión es un primer paso para detener el agravamiento de esta situación que, por tener dimensión regional, merece una respuesta coordinada.

*4: ¿Qué leyes o políticas estadounidenses impiden las relaciones migratorias normales con Cuba?

Política de pies secos-pies mojados: Confiere a los cubanos un tratamiento único, al admitirlos de forma inmediata y automática, sin importar las vías que utilizan.
Ley de Ajuste Cubano: Creada para dar tratamiento preferencial a la legalización de los inmigrantes cubanos.
Programa de Parole para profesionales médicos cubanos: Alienta al personal cubano de la salud a abandonar sus misiones en terceros países y emigrar a Estados Unidos.
Tomado de Juventud Rebelde.

La nueva prensa

El proyecto de la CIA Génesis, dirigido a provocar o al menos a contribuir a la derrota de la Revolución Cubana, ha sido tema de debates, conferencias, charlas en universidades cubanas y de otros países. El enemigo mimetizando, aprendiendo de la derrota y buscando variantes más efectivas, continúa su desarrollo; hoy extiende sus tentáculos por varios lugares y de diversas formas.
Existen alternativas posibles a Génesis. La denuncia del 2011 a través de la serie Las Ra­zones de Cuba fue un duro golpe a esos planes; otros proyectos similares han surgido por doquier. Las nuevas condiciones internacionales y nacionales les han permitido va­riaciones tácticas, pero la estrategia continúa siendo la misma.
El uso de nuevas plataformas mediáticas, la aparición de sitios, portales, revistas, aparentemente inofensivas, de perfil bajo, están ancladas firmemente en estereotipos probados de guerra cultural. El pago a periodistas mediante estrategias para atraer a personas con prestigio en el mundo de la prensa cubana, la aplicación de técnicas probadas de mercadeo que permiten una rápida difusión de los materiales elaborados por estos, formas de pago superiores, por mucho, a las posibilidades de nuestros me­dios, el enmascaramiento de las reales intenciones tras una supuesta postura crítica y de libertad de expresión, son algunas de las nue­vas tácticas aplicadas. Siempre han pagado a los mercenarios de la pluma y la palabra, solo que ahora pagan un poco más y enmascaran las intenciones para adormecer la ética de algunos y darles la posibilidad de autojustificar el suicidio ético.
En el mundo de hoy casi nada es espontáneo, mucho menos lo que ocurre en Internet, y menos aún en las redes sociales. Recuerdo los días previos a la salida al aire de la de­nuncia conocida como Las Razones de Cu­ba en el 2011; el capítulo final estaba listo para transmitirse por la televisión el 4 de abril y le comenté a Iroel Sánchez: creo que debemos imprimir y guardar todo lo que aparece en Google sobre el agente de los Órganos de la Seguridad del Estado que aparecerá en la de­nuncia. Fue una acertada idea, porque horas después de la revelación pública contra los planes del gobierno de Estados Uni­dos y en especial de la CIA contra Cuba, miles de menciones, cientos de artículos, co­mentarios, escritos por o sobre el intelectual, supuestamente contrarrevolucionario ahora co­nocido como combatiente revolucionario, de­saparecieron como por arte de magia y ha­bía dejado de existir en Internet.
Equipos de trabajo dirigidos directamente desde los centros de operaciones de guerra sicológica de los servicios especiales de Es­tados Unidos preparan y llevan adelante los planes contra Cuba. El rumor prefabricado, la calumnia, la falsa noticia, todo es utilizado para crear zozobra, sembrar el desengaño, la duda, el miedo, la confusión; las redes sociales son manipuladas ampliamente y se construyen líderes de opinión espurios que trabajan con perfiles falsos, equipos de una decena de personas, comparten uno o varios seudónimos. Algunos de esos cibermercenarios cuentan con varios perfiles, verdaderos maestros del chisme, del rumor y de la mentira surgidos de esas filas.
Se trata de un sistema bien articulado, ac­túan sincronizados sin importar la imagen o el disfraz mediático que utilicen; todos trabajan con el mismo objetivo y obedecen las órdenes del mismo amo.
La intentona de crear una blogosfera contrarrevolucionaria no dio resultado. La creación de una plataforma cubana de blog y el surgimiento de una blogosfera revolucionaria convirtió ese escenario en muy complejo para los enemigos de la Revolución. La llamada «Prensa Independiente» formada, en­trenada y pagada desde Estados Unidos, a través de la SINA en La Habana, no logró nunca ser creíble; desprestigiada y disminuida entró en una crisis sin salida y dejó de ser útil.
El cambio de estrategia contra Cuba, motivado por el fracaso de más de 50 años de planes para derrotar a la Revolución, tiene como base la creación de una pequeña y mediana clase burguesa opuesta a la Revolución; se dirige a organizar sectores socialdemócratas, neoanexionistas y plattistas, y a personas desconectadas de la realidad del mundo en que viven y del país.
Esta clase, esta nueva contrarrevolución ne­cesita de una nueva prensa, necesita de una prensa de alquiler, requiere comprar pe­rio­distas, conciencias, «convencer» a algunos con los argumentos del pensamiento neoliberal, con las argucias del fin de la historia, del hombre de Musil, el nada vale y todo se vale, el sálvese quien pueda, esencia de la doctrina burguesa primigenia.
La densa red de medios y redes sociales tejida en torno a Cuba con aliados internos y colaboradores, gente que un día es capaz de escribir en la prensa popular revolucionaria, en Granma, Juventud Rebelde, u otros y al siguiente en la prensa enemiga; gente capaz de negar lo que afirmaron con fuerza horas antes, por conveniencia; gente que piensa y escribe según el dictado de quien le pague más; gente que escribe para medios privados al servicio del capital, tiene un único fin, de-sacreditar al Estado revolucionario, debilitar los pilares que sostienen la institucionalidad de la Revolución.
Cuadros jóvenes de la UJC, la FMC y el PCC son blanco de campañas bien organizadas, preparadas meticulosamente, articuladas des­de los grandes medios y desde los digitales de última creación, que actúan de conjunto para construir una imagen negativa de los cuadros revolucionarios, los intelectuales, los artistas comprometidos con su pueblo y su Re­vo­lución.
Necesitan «sacar del juego» a personas co­mo Randy Alonso, Iroel Sánchez y tantos otros periodistas y comunicadores sociales que no alquilan su vergüenza y su honor; necesitan desacreditarlos a como dé lugar y para eso se valen de los recursos más bajos del jornalismo paparazzi, les hacen blanco de sátiras en las redes sociales, tergiversan lo que dicen y usan la mentira sin recato.
El blanco es la Revolución y sus defensores. La estrategia de «golpe suave» establece como una de sus reglas fundamentales destruir los pilares básicos que sostiene el Es­tado. ¿No es eso lo que están intentando ha­cer?
Verdades, medias verdades, mentiras flagrantes, calumnias, rumores, lo «mejor» del arsenal propagandístico contrarrevolucionario se mezcla en una pesada andanada; mentir, mentir y volver a mentir, el dinero fluye de las arcas del imperio y hay almas que se venden barato.
El blanco es la Revolución y su futuro in­mediato, por eso no quieren dejar piedra so­bre piedra; por eso intentan sembrar la confusión, el desaliento, la desmovilización; por eso promueven el egoísmo, la falta de fe, la baja autoestima nacional.
Los jinetes del apocalipsis cabalgan por la Isla, no importa el nombre que lleven, no importa el disfraz que se pongan, las máscaras que usen; son los mensajeros de la restauración del capitalismo, única forma de intentar destruir a la Revolución y, al fin, ro­bar el alma de Cuba.
Tomado de Granma.

Querido Rubén

La casualidad puso en mis manos los tres tomos del epistolario de Rubén Martínez Villena, el hombre que fue voz y mirada.
La publicación de un epistolario parecería un acto violatorio de la intimidad de quien, fallecido ya, no está en condiciones de defender su pequeño espacio personal. Es probable que para aquellos que vivieron con el propósito de ser útiles, esta consideración ética carece de sentido. De ese modo, sigue conversando con nosotros desde su humanidad más entrañable, la que todos compartimos en el amor, la enfermedad, la muerte que avanza sobre nosotros, la participación política y, como lo supieron Cervantes y Martí, la mezquindad hu­mana.
La casualidad puso en mis manos los tres tomos del epistolario de Rubén Martínez Villena, el hombre que fue voz y mirada. El tiempo transcurrido, la vida errante y las precauciones impuestas por la clandestinidad han dejado cráteres en una documentación valiosísima para conocer al hombre y su tiempo. Las cartas más numerosas son las enviadas a Asela, su compañera en la vida y en las luchas de entonces. Algunas están dirigidas a amigos y unas pocas a responsables partidistas.
Siempre me ha fascinado la figura des­lumbrante de Villena. Muchos evocan sus ojos. Así lo hace Carpentier en El recurso del método cuando el Estu­diante se en­frenta al Primer Magistrado. Ame­naza­do, este último derrama una retórica incontenible, espoleado ante la mirada silenciosa de su antagonista. Poco a poco ante la fuerza del alma, el dictador se derrumba. En la polémica provocada por un artículo con ribetes despectivos publicados por Jorge Mañach, Rubén dice que romperá sus versos. No es del todo cierto. Escribirá algunos cuando la necesidad interna lo apremie. Hará mucho más. Como proclamaron sus coe­táneos surrealistas, su vida toda se convertiría en un acto poético.
En su correspondencia aparecen poderosísimas imágenes. Lo han enviado a aliviar su tuberculosis a un sanatorio en el Cáucaso. Está solo, aislado por no saber ruso, torturado por no tener noticias de cuanto sucede en Cuba y en el mundo.
Por la desidia de algunos burócratas que agrava los obstáculos impuestos por la clandestinidad y la censura machadista, las cartas no encuentran camino seguro y llegan de manera irregular. La impotencia lo devora. Mejora pero no sana. El pulmón derecho está destrozado y las cavernas comienzan a aparecer en el izquierdo. Se refugia en el paisaje. Cae la nieve. Todo se cubre de un manto de cal. Es una hermosa vestidura para algunos árboles resistentes. Otros, subtropicales, se doblan y encogen bajo el manto pe­sado.
Son tan frágiles como él, escribe a Asela. En su correspondencia alude a amigos no identificados. No quiero pa­sar por alto su simpática alusión a Charito Guillaume, nombrada por él como la heroína de la Comuna de París, Louise Michel.
Después del triunfo de la Revolución, involucrada en los trabajos de la FMC, Charito no se cansaba de evocar las luchas obreras de antaño y, en particular, las del Sindicato de la Aguja, en defensa del «derecho a la silla» para las dependientas del comercio. Por lo demás, leal a sus amigos, Rubén no olvida a los contertulios de antaño, los poetas Andrés Núñez Olano y el narrador Enrique Serpa. Mucho menos lo hizo con José Manuel Acosta, pionero de la fotografía cubana, y su esposa Espe­ranza Sánchez, quienes le brindaron de­cisivo apoyo en su temporada en Nueva York, antesala del viaje a la URSS.
La capacidad aglutinadora y el liderazgo natural de Rubén se volcaron hacia el empeño por construir el país soñado.
Perteneció a la generación de la primera vanguardia, caracterizada por colocar al intelectual en lugar visible y eficaz en la sociedad cubana, reacción radical ante el repliegue de sus predecesores, decepcionados por la frustrante intervención norteamericana en la Isla.
Rubén empezó por aglutinar a los soñadores en las tertulias del café Martí, antecedentes del grupo minorista. Entró en la lucha cívica con la Protesta de los Trece. Se vinculó con el Movimiento de Veteranos y Patriotas. Emprendió con José Antonio Fernández de Castro la ingenua aventura floridana con el propósito de hacerse piloto y promover un alzamiento contra los desafueros de Alfredo Zayas. Fue abogado de Mella y encaró con audacia suicida al dictador Machado.
Entonces, se entregó a la causa del proletariado.
Padeció el reproche mezquino por parte de algunos camaradas. Clandes­tino, con pasaporte falso, regresó a Cuba con la sombra de la muerte acechante. Pensador lúcido, sabía que la transformación de la sociedad era el camino para el verdadero crecimiento ético del ser humano y que esa batalla la libra­rían, inevitablemente, hombres y mujeres imperfectos, lastrados, por el egoísmo y el afán de lucro inspirados por el capitalismo. Comprendió también que la condición neocolonial de nuestros países propiciaba diseñar un programa revolucionario propio. Añoraba retomar el contacto directo con las masas desde el corazón de los sindicatos obreros. Gravemente enfermo, no pudo ha­cerlo.
Apenas alcanzó a ver a su hija. Simbólicamente, su última aparición pública se produjo con motivo del regreso de las cenizas de Mella. Devorado por la tisis, ya su voz no se escuchaba. A veces, el gesto importa más que la pa­labra.
En octubre conmemoramos el gesto emancipador de La Demajagua y la jornada de la cultura cubana. Antes de los festejos, se impone el recogimiento y la evocación de un largo proceso. La historia de nuestra cultura demuestra que hay que soñar en grande para construir la nación. Así fue con Varela y Heredia. Siguió ocurriendo con las generaciones sucesivas. Durante la república maltrecha, Rubén juntó en un mismo haz, visión profética, realismo, poesía y amor, pilares de resistencia y siembra de futuro.

(Tomado de Juventud Rebelde)

jueves, 22 de septiembre de 2016

Medios públicos y privados: Tres preguntas de Julio García Luis

 

El mapa de los medios ha cambiado dramáticamente con las nuevas plataformas tecnológicas y el debate sobre la comunicación ha regresado al siglo pasado en Cuba. Pen­sábamos que la naturaleza social de este derecho humano no podía colocarse tan fácilmente en el mostrador del mercado, pero hace rato dejaron de estar claras las fronteras entre un sistema de medios públicos, mayoritariamente estatales en el interior de la Isla, y otro sistema de medios estatales y privados, anclados fundamentalmente en Estados Unidos, disputándose la atención de las audiencias cubanas. Estos últimos, con muchísimo dinero y violando las leyes y el sentido co­mún, a pesar de sus nulas posibilidades de éxito.
Pero hoy el Granma y El Nuevo Herald están al alcance de un clic y los cambios en la economía hacen florecer empresas ávidas por anunciarse —restaurantes, alquileres y servicios de todo tipo—, muchas de carácter legal. Como era de esperar, han surgido cientos de negocios que viven de la publicidad y median las relaciones entre el espacio público, fuertemente regulado, y el digital, con limitada o ninguna regulación, que coexisten en complejo equilibrio bajo las reglas de la oferta y la demanda. Mientras, en el país se trabaja por concretar una política de comunicación que debe poner un orden socialista, contrapeso de las decisiones económicas de un mismo signo, en el complicado escenario de la convergencia.
En río revuelto, ganancia de pescadores. Así como existen medios con infraestructura y registro digital estadounidense o europeo, pero con oficinas, empleados y audiencias en Cuba, se recomponen los viejos instrumentos propagandísticos de EE.UU. para el cambio de régimen en la Isla. Ocurre en la ancha llanura de Internet, donde en la noche todas las vacas son oscuras y los conceptos empiezan a vaciarse de contenido —lo privado renace como alternativo; la empresa mediática como medio ciudadano; el individualismo como socialismo; el cinismo como ética— con la sola excusa de avanzar en los espacios que ya se habían recuperado para las grandes mayorías de este país.
En una nota para sus clases en la Facultad de Co­mu­nicación de la Universidad de La Habana, Julio García Luis (1942-2012) reflexiona sobre esa pelea que no es nueva entre los que apuestan por la privatización de los medios, y quienes intentan demostrar que nuestra profesión, desde la práctica del socialismo, puede hacer frente a los desafíos que tiene por delante. Lo hace a través de tres preguntas que son, también, profundas certezas: «¿No debiera ser la propiedad social la mejor garantía del uso de los medios para el servicio público? ¿No debiera ser la distinción entre propiedad y gestión una clave para la calidad profesional? ¿No pudiera esa gestión profesional funcionar en base a cultura y valores compartidos con el propietario social, similares a las que existen entre editores y consorcios en el capitalismo desarrollado?».
Con la ayuda de las hermanas Nadia y Nidia Díaz, viuda y cuñada de Julio, respectivamente, he estado ordenando y preparando para una futura publicación una zona de la papelería de quien fuera Decano de la Facultad de Co­municación, que abarca textos escritos desde la década del 80 del siglo pasado hasta poco antes de morir, en enero del 2012. Hemos seleccionado unos 40 materiales que incluyen apuntes, discursos, ensayos, cartas y crónicas, todos inéditos y con un valor extraordinario para comprender el escenario, los avances y retrocesos de la prensa cubana en el último medio siglo.
No he terminado el ensayo introductorio para este proyecto. Julio asumió el periodismo como una construcción de ciudadanía, con sus múltiples dimensiones que trascienden el tema al que nos convocó Cubaperiodistas. Pero si algo sostiene su pensamiento es la defensa de la propiedad social de la prensa y su apasionada convicción de que Cuba puede construir un modelo de comunicación socialista, negado a otras sociedades que intentaron «el asalto al cielo». Por eso, mi propuesta es que sean respondidas las tres preguntas que Julio le hizo a sus estudiantes y que lo haga él mismo. Que su voz, rescatada del fondo de un baúl familiar, sea la que hable.
Por tanto, lo que usted leerá a partir de ahora son fragmentos de esos textos inéditos —algunos sin título aún y otros, sin fecha—, obra de un pensamiento coherente e iluminador en los tiempos que corren.
TRES PREGUNTAS, TRES RESPUESTAS DE JULIO
—¿No debiera ser la propiedad social la mejor garantía del uso de los medios para el servicio público?
En el debate entre propiedad social y propiedad privada de los medios, tengo las siguientes convicciones:
• Una verdadera democratización de la prensa, y el ejercicio ético del periodismo, requieren como premisa la propiedad social sobre los medios.
• La propiedad social, por sí misma, no es tampoco garantía suficiente de una prensa de servicio público, participativa, sustentada en valores y formadora ella misma de valores.
• Se requiere que esta forme parte de un proyecto clasista, popular, de justicia social y socialismo (en una interpretación amplia de este concepto), que lo haga capaz de imprimirles a los medios una política de desenajenación y plena liberación del ser humano.
• Tal política de información y comunicación, para realizarse, requiere de una especial mediación y articulación entre el sistema político y el sistema de medios, que se debe expresar en la gestión profesional de estos.
Resulta mucho más difícil advertir la actuación de un sistema propagandístico cuando los medios de comunicación son privados y no existe censura formal, en particular cuando tales medios compiten activamente, atacan y exponen con cierta periodicidad los errores del gobierno y de las corporaciones, y se autocalifican enérgicamente de portavoces de la libertad de expresión y de los intereses generales de la comunidad.
Por tanto, el verdadero peligro, tal como yo lo aprecio, no está en los nuevos fenómenos asociados a las redes digitales, sino en el envilecimiento, mercantilización, identificación con las cúpulas de poder y renuncia a la función crítica y de servicio público de la gran masa de medios convencionales, que cada vez tiene que ver más con el imperio y sus intereses, y cada vez menos con los países, su gente y sus problemas.
En Cuba deberíamos evitar que momentos de desconcierto o de revés les den pábulo a algunas tendencias liberales o extremistas, que propugnan los valores de la propiedad privada en nombre del fracaso estatal. El rechazo al burocratismo y al inmovilismo no debe llevarnos al liberalismo burgués y a la trampa de los mecanismos capitalistas. La necesidad de mayor eficiencia económica y más impulso al desarrollo científico-técnico, que reclama el socialismo, no debe hipotecar nuestra perspectiva comunista.
Las fórmulas de ultraizquierda que a veces oímos o leemos son exabruptos de diletantes, al margen de la complejidad real de los problemas. Nuestra tarea tenemos que resolverla hoy con fórmulas nacidas de la realidad cubana, con la gran masa de periodistas del país, con los cuadros de la prensa, con el Partido y su dirección en cada nivel, con todos los organismos políticos, de masa, estatales y administrativos, con el papel activo de los trabajadores y el pueblo que son los protagonistas de la información.
Seamos realistas. En nuestra prensa, no solo se destaca una avanzada consciente, junto a un sector descreído y apático; también se destacan inevitablemente corrientes extremistas y liberales. Ellas a veces se presentan como muy radicales y atraen a personas sinceras. Pero su caldo de cultivo por excelencia lo dan oportunistas y resentidos. Estas tendencias no pueden esperar. Para ellas, el baño de sangre ha de ser ya. Las cabezas deben rodar a más tardar mañana temprano. Si algo no sale como es debido, es que hay un gran culpable agazapado en alguna parte, a quien solo hace falta descubrir y defenestrar. Todo el que ocupe algún cargo, obviamente, es un canalla a eliminar. Si alguna fórmula atractiva aparece en la arena internacional: a imitarla, sin más demora. Si intereses sensibles del país pueden ser lastimados por un manejo irresponsable de nuestra libertad de prensa: abajo los intereses del país. Todo en blanco y negro, todo fácil, todo expedito. Óptica de diletantes. Eso sí es peligroso.
Por tanto, la pregunta sigue siendo esta: ¿puede haber periodismo en el socialismo? Para nosotros la respuesta es: sí, puede y debe haber un periodismo de calidad. ¿Es fácil? No. ¿Es un problema resuelto? No. ¿Basta con seguir la experiencia pretérita y actual del socialismo? No. ¿Hay que buscar una respuesta cubana a este problema? Sí. El capitalismo, obviamente, no solo ha desarrollado una experiencia en este terreno, sino que posee determinadas ventajas. La irresponsabilidad que supone la propiedad privada de los medios es una de ellas.

—¿No debiera ser la distinción entre propiedad y gestión una clave para la calidad profesional?
Nuestra prensa es partidista, es revolucionaria. Ese es su mayor timbre de orgullo. Es una conquista histórica irreversible. No hay en esto ni habrá la menor concesión al liberalismo o al oportunismo. La política que aplicamos en Cuba es indiferente por completo a toda idea de congraciarnos o hacernos simpáticos a Occidente, y por eso la propiedad de la prensa deberá seguir estando en manos de la sociedad organizada. Seguimos una consecuente línea de principios.
Ahora bien, ese carácter revolucionario no se expresa en una gestión directa del Partido sobre los medios. El Partido dirige en términos políticos de orientación, control, ayuda y trabajo con los cuadros. Cada órgano de prensa cubano responde a determinada organización o institución. Cada uno de esos órganos tiene una dirección con las máximas atribuciones ejecutivas. Esta dirección debe disponer de autonomía y decidir qué se publica y cómo se publica. Los periodistas, a su vez, han de ganarse también con su talento y su coraje una amplia autonomía. No debemos tener ningún temor en emplear esta palabra. El periodismo, como forma del trabajo intelectual, requiere de espacio para la libertad creadora.
Nuestra prensa supone un cambio esencial en cuanto al sistema de propiedad, a los perfiles de cada órgano, a los contenidos y prioridades temáticas, y dispone de soportes que permiten usos del lenguaje, velocidades de transmisión y alcance de los mensajes que no pudieron siquiera soñar los actores de los medios en el pasado.
Es preciso cobrar verdadera conciencia de las potencialidades que ello encierra y aprender a explotarlas.
Las tendencias negativas que proliferaron en el país en los años 80 olvidaban el trabajo político, el peso de los factores ideológicos, la atención al hombre, y todo lo subordinaban a los mecanismos económicos y a la estimulación monetaria. Pero aun colocando en su justo lugar estos elementos, ni el Partido ni el Estado solos, ni los organismos administrativos y las organizaciones de masas por su sola cuenta, podrían atender todos los problemas. El Partido mismo no es una especie de dios que todo lo vea, lo conozca y lo resuelva. La construcción del socialismo únicamente puede entenderse como un trabajo de toda la sociedad.
En otras palabras, si las propias masas no desarrollan su capacidad de autogestión, si no se estimula la nueva actitud cívica y se crea una nueva cultura de la economía y el deber social, sería imposible dar respuesta a la infinidad de requerimientos cotidianos que plantea la producción y demás esferas de nuestra vida. La prensa debe contribuir decisivamente a esto. Ella debe levantar la bandera de la lucha permanente contra todo lo mal hecho. Debe ser un instrumento de estímulo, de crítica, de orientación y de acicate a la reflexión social.
Solo con el Partido, con su comprensión, con su apoyo activo, será posible avanzar, vencer la resistencia consciente e inconsciente con que tropieza el ejercicio profesional, y lograr que se arraigue gradualmente una nueva cultura de la información y el papel de la prensa en nuestra sociedad.

—¿No pudiera esa gestión profesional funcionar en base a cultura y valores compartidos con el propietario social, similares a las que existen entre editores y consorcios en el capitalismo desarrollado?
Cuba fue el primer país en hacer una revolución socialista a partir de una cultura de prensa occidental y moderna. Los periodistas cubanos —al menos el núcleo fundamental de ellos— son tan talentosos y capaces como los de cualquier otro país. Tienen tanto potencial como los científicos, técnicos e innovadores cubanos que nos enorgullecen. No podemos admitir unilateralmente la idea de que los periodistas sean los únicos culpables de los problemas en la gestión de la prensa.
El problema esencial, a nuestro juicio, es transformar el ejercicio periodístico, sin menoscabo de los principios revolucionarios. Dentro del sistema de partido único y del reconocimiento del papel dirigente y orientador de nuestra organización de vanguardia, debemos hallar los métodos y estilos que garanticen la autonomía de los órganos de prensa, las atribuciones de sus directores y la práctica profesional del trabajo periodístico.
Toda nuestra prensa es revolucionaria. Es un resultado de las características de nuestro proceso histórico. No hay espacio en ella para defender la contrarrevolución, el capitalismo, el racismo, el guerrerismo o el odio hacia otros pueblos y naciones. Pero dentro de estos límites políticos hay un vasto espacio para el criterio independiente y para reflejar los intereses, percepciones y enfoques de las diferentes capas, sectores sociales e individualidades que forman nuestro pueblo. No hay que privatizar los órganos de prensa para lograr que estas opiniones obtengan un reflejo adecuado en nuestros medios de información, lo que no debe interpretarse sin embargo como que ya los cubanos lo hemos logrado. Esa tarea es posible y debemos realizarla.
Estamos convencidos de que demostrar la viabilidad del pluralismo de opiniones, dentro de una revolución que construye el socialismo, entraña un reto a la voluntad creadora y puede ser, al mismo tiempo, un servicio importante al esclarecimiento del gran debate ético, político e ideológico que hoy tiene lugar en nuestras sociedades.
Al tocar este punto, quisiera apuntar que observamos ciertos argumentos que identifican el pluralismo de opiniones con el pluripartidismo. Es oportuno señalar al respecto que el proceso histórico cubano ha transcurrido en un sentido opuesto. La Revolución pasó del pluripartidismo al partido único, sobre la base del programa socialista.
No hay en nuestro país base social para otro partido. El nuestro es a la vez el partido de la clase obrera y el de los campesinos, las capas medias, los intelectuales y demás trabajadores. Es el partido del socialismo, pero también el partido patriótico de la nación cubana. Y no vemos ciertamente que haya contradicción alguna entre la dirección de ese partido único y nuestra determinación de perfeccionar y ampliar cada vez más los mecanismos democráticos de la sociedad, incluyendo lo referente a un periodismo de nuevo tipo que propicie el diálogo, la polémica y abra espacio a todos los que deseen opinar e incluso discrepar dentro de nuestro proyecto hacia el socialismo.
Admitir que el socialismo no ha creado aún un modelo acabado que aproveche todas las potencialidades de desarrollo de la prensa socialista, no puede arrastrarnos al criterio de que nuestra única posibilidad sea la de copiar al capitalismo, de la misma forma que las deficiencias y formalismos de que ha adolecido la democracia socialista no deben conducirnos a idealizar la democracia liberal burguesa.
Desde nuestra óptica, no debiéramos permitir que gane terreno entre nosotros el concepto extraño de que la propiedad social sobre los medios de información es excluyente con la variedad, la diversidad de opciones y el ejercicio del criterio independiente.
Para nosotros, es precisamente la propiedad social la que debe garantizar el pluralismo de opiniones y el ejercicio de una prensa situada por encima de intereses privados y de gru­pos. Es cierto que históricamente esto ha sido en muchos casos formal. Es cierto que han existido deformaciones y que ellas se han revertido en una prensa monótona y gris. Pero estas realidades no son prueba de otra cosa sino de que hemos cometido errores y debemos enmendarlos. No significa que sea irrealizable la posibilidad de apoyarnos en las enormes ventajas de la propiedad social sobre los medios de información para un auténtico ejercicio de nuestra libertad de prensa, que puede y debe auspiciar un periodismo mucho más veraz, democrático y calificado que la propiedad privada burguesa.
Tomado de Granma