Geane Alzamora y Carolina Braga         •  Spain
reflexionar sobre las protestas que marcan el siglo XXI, se nos 
muestra cómo el proceso de la comunicación se ha complicado y se 
pulveriza. En cuanto a los medios de comunicación, está claro cómo se 
desacreditan a los medios tradicionales en las redes y, a su vez, 
radios, televisiones, periódicos y revistas destacan la naturaleza 
ruidosa de lo que circula 
online.
 Lo que se ve son intentos de medios de comunicación tradicionales de 
explicaciones de lo que entra en ruptura en la escena social de las 
calles.

Ilustración tomada de Internet
 
Básicamente, hay un cambio de lógica que podría incorporarse en una 
forma menos traumática a la práctica comunicativa de hoy. La lógica es 
la forma en que los flujos de información circulan de una manera 
generalizada. Cada lógica comprende una o más configuraciones que 
ilustran cómo es el flujo de la comunicación. Radio, televisión, 
periódicos, revistas, etc., se han caracterizado históricamente como 
centros irradiadores de información. Cuando pensamos en los medios de 
comunicación de masas dentro de la dinámica de la red, el primer 
conflicto es, de hecho, que la lógica de transmisión no da prioridad a 
las oportunidades para el intercambio entre los flujos de información 
que conforman la red bajo la lógica de colaboración existente en 
Facebook, Twitter, Instagram, Youtube y sus variantes.
Como dice Joana Ziller (2012), dentro de la lógica de la 
participación, a diferencia de la televisión, el video es el epítome de 
la narrativa audiovisual en plataformas como Youtube y similares, en 
esencia con vocación democrática. Así que son ambientes donde coexisten 
actores tradicionales, personas comunes que se alimentan de las 
dinámicas participativas. En una investigación realizada en la 
Universidad Federal de Minas Gerais (Brasil), Carlos D’Andrea (2013) 
señala cómo la estética de la narrativa audiovisual es tomada por el 
ciudadano. Hay una mezcla de lenguaje hecha para la circulación 
compartida en las redes.
La base de la red son las conexiones, además de la transmisión por 
Internet, otras lógicas se mezclan y conviven en armonía. Trabajando de 
esta manera, el ciudadano conectado es capaz de alimentar a los medios 
de comunicación con una serie de pequeñas historias que son muy valiosas
 y más reveladoras que un intento de explicación o resumen. La 
insistencia en la disputa entre la transmisión y la colaboración nos 
puede distraer de la cuestión central: ¿cómo se puede enfrentar el 
hambre de comunicación de una generación que crece en abundancia 
informativa?

Manifestación en São Paulo Brasil. Foto: Internet
 
Por supuesto, no hablamos aquí de fotogramas estáticos y mucho menos de 
cambios que ya están en marcha. Son básicamente intentos de interpretar 
las señales que iluminan los acontecimientos recientes; más bien podemos
 reflexionar sobre las posibilidades: la articulación de los modelos de 
comunicación parece una alternativa. ¿Qué tiene que añadir −y 
diferenciar− un periódico impreso en un escenario como este?, ¿y en las 
cadenas de televisión, cómo se podrían complementar los hechos 
relevantes de circulación en la red? ¿Las estaciones de radio tienen que
 diferenciarse aún más? ¿Qué ingredientes de colaboración se pueden 
implementar en los medios tradicionales? En el calor del momento 
histórico, las preguntas abundan más que las respuestas.
Twitter y Facebook en las protestas en España y Brasil
En manifestaciones que tuvieron lugar en España y Brasil, los medios 
sociales han jugado un papel muy importante en las formas contemporáneas
 de activismo político. Eso se observa cada vez más tanto en los 
ambientes socio-comunicacionales, como en la grabación y en el 
almacenamiento de contenido que se recoge en las calles, lo que genera 
una interfaz extremadamente porosa entre las calles y los medios de 
comunicación social.
Tanto en España como en Brasil, Twitter y Facebook parecen haber 
sobresalido en estos conjuntos urbano-media. Si, por una parte, los 
conjuntos de Facebook tuvieron un papel mediador en movilizaciones 
callejeras evidente, Twitter se ha diferenciado mediante la movilización
 alrededor de hashtags, que sitúan temas de discusión en tiempo real 
durante las movilizaciones.
Lo
 que se observó en la mayoría de los casos fue el uso concomitante de 
Twitter y Facebook para negociar los debates antes, durante y después de
 las manifestaciones en las calles.No se puede decir, sin 
embargo, que la divulgación de información en tiempo real de Twitter no 
haya caracterizado también a la cobertura de las protestas en Facebook. 
¿O es que la disposición de las protestas, a través de eventos de 
Facebook, no ha calado en Twitter a través de hashtags, por ejemplo? Lo 
que se observó en la mayoría de los casos fue el uso concomitante de 
Twitter y Facebook para negociar los debates antes, durante y después de
 las manifestaciones en las calles.

Foto: Internet
 
Debe hacerse hincapié en que los modos de compartir en Twitter y 
Facebook se entrelazan en las otras conexiones de medios sociales. Es lo
 que se observa, por ejemplo, en el caso de los carteles que se propagan
 a través de las calles de Brasil, claramente relacionados con los 
registros de los manifestantes en Twitter y Facebook.
Esto fue evidente en el caso de las protestas brasileñas: “El llamado
 que se hizo a través de las redes sociales trajo sus propias redes 
sociales a la calle. Quién estuvo en la avenida Paulista se dio cuenta 
de que la mayoría del contenido de los carteles fueron tomados de 
Facebook y Twitter” (Sakamoto, 2013:97). Pero también en las protestas 
en España, lo que hace que las modalidades de la movilización a través 
de Twitter y Facebook caractericen las movilizaciones contemporáneas en 
las calles, porosas con los medios sociales.
Según Velasco (2013), en España, la búsqueda de la democracia real, 
horizontal, pacífica y aprobada por las discusiones de consenso en las 
calles y en los sitios de redes sociales, se puede resumir en frases 
como “Dormimos. Despierta. Salida de la Plaza” (Velasco, 2013: 79). En 
Brasil, hashtags como #ogiganteacordou, en referencia a las frases del 
himno nacional, “[…] 
deitado eternamente em berço esplendido[1] [...]”
 y “[...] el gigante de la naturaleza [...]”, resumió el espíritu de la 
revuelta en las calles mediada por los medios de comunicación social. En
 ambos casos, la apropiación social de los sitios de redes sociales para
 la intermediación de las movilizaciones se tradujo en expresiones 
legitimadas colectivamente como la síntesis del espíritu de las 
manifestaciones.
La propiedad social sobre los medios con fines políticos es 
precisamente lo que motiva movilizaciones bajo el ámbito de 
ciberactivismo. “De esta manera, la Historia del ciberactivismo también 
es la Historia de la apropiación de estos mecanismos e instrumentos para
 contar y difundir Informaciones” (Tascón y Quintana, 2012:102).
La
 propiedad social sobre los medios con fines políticos es precisamente 
lo que motiva movilizaciones bajo el ámbito de ciberactivismo.Cabe
 destacar, sin embargo, que el uso de redes sociales en las 
movilizaciones también cae en las mediaciones institucionales que 
controlan el tráfico de información. Esto no sólo refuerza la 
importancia comercial de estos sitios, como también expone las acciones 
individuales fortuitamente grabadas por los manifestantes. “Sin embargo,
 el activismo, el uso comercial de plataformas como Facebook y Twitter 
también presenta serios inconvenientes. El principal es la propiedad y 
el control de los datos y los contenidos que no pertenecen al usuario, 
sino a su compañía” (Tascón y Quintana, 2012:215).
De este modo, si por un lado los conjuntos de medios sociales como 
Twitter y Facebook favorecen la conformación transnacional y transversal
 de las protestas, por el otro permiten el control institucional de los 
datos grabados por los manifestantes. Esta contradicción, que está en el
 corazón de las movilizaciones contemporáneas, no sólo los caracteriza, 
sino que se erige como un desafío a todas las demás formas de red de 
acción colectiva.
Al igual que los manifestantes hicieron un amplio uso de los medios 
sociales para la grabación y la circulación de información, los medios 
tradicionales de comunicación de masas también lo han hecho. Es 
ilustrativa la investigación del Instituto Folha de Datos −relacionado 
con el diario 
Folha de S. Paulo, uno de los más grandes 
periódicos en Brasil−, según la cual el 80 por ciento de los 
manifestantes, en junio de 2013, se informó por Facebook. En un estudio 
posterior, realizado por el mismo instituto, se encontró que los sitios 
web paulistas más compartidos por los manifestantes en las redes 
sociales, en junio de 2013, fueron la 
Folha de S. Paulo y UOL, ambos relacionados con la misma empresa de medios.
[2]
Estos estudios muestran que, por un lado, la información fue 
producida por los manifestantes y puesta en circulación por las 
conexiones de medios sociales configurando lo que Castells (2009) llama 
mass self communication;
 por otro, el intercambio de noticias en las redes sociales por los 
manifestantes muestra la cultura de la convergencia. Esto incorpora, de 
manera cada vez más intensa y compleja, los flujos de informaciones 
desde la lógica de transmisión, que esboza la comunicación de masas 
tradicionales, y la lógica del compartir en los sitios de redes sociales
 como Twitter y Facebook, de los cuales emergen flujos informativos 
caracterizados como 
mass self communication.
Un auténtico fenómeno de la 
mass self communication se 
produce de forma individual, pero puede plantear un movimiento de masas 
en que se accede, comparte y replica en las conexiones de medios 
sociales. Lejos de las jerarquías que dieron forma a la conformación de 
los partidos, los sindicatos y los movimientos sociales en el siglo XX, 
las manifestaciones sociales contemporáneas están distribuidas de modo 
virulento y horizontal en las conexiones de medios sociales.
Este texto es un extracto del libro de Ferré Pavia, C. (ed), (2014). El uso de las redes sociales: ciudadanía, política y comunicación. La investigación en España y Brasil
. Accesible en
http://incom.uab.cat/download/eBook_6_InComUAB_redessociales.pd
TOMADO DE LA JIRIBILLA 
Referencias
Castells, M. (2009): Communication power. Oxford University Press: Oxford.
— (2013): Redes de indignação e esperança: movimentos sociais na era da internet. Río de Janeiro: Zahar.
D’Andréa, C. (2012): WebTVs no cenário da(s) convergência(s): a produção audiovisual por veículos jornalísticos de tradição impressa. Florianópolis: Insular, pp.33-49.
Sakamoto, L. (2013): «Em São Paulo, o Facebook e o Twitter foram às ruas». En:
Tascón, M. y Y. Quintana (2012): Ciberactivismo. Las nuevas revoluciones de las multitudes conectadas. Madrid: Catarata.
Velasco, P. (2011): «No nos representan. El manifesto de los indignados en 25 propuestas». Madrid: Planeta.
Ziller, J. (2012): «Expressões antropofágicas: apropriação e recriação de vídeos no Youtube». Comunicação e Cultura, 10 (3): 741-758.