lunes, 29 de agosto de 2016

Cosme Proenza y el Parque de los Tiempos

Cualquiera que sea el visitante, disfrutará de un proyecto acariciado durante un largo periodo por Cos­me

El Parque de los Tiempos, conjunto escultórico inspirado en la obra de Cosme Proenza. Foto: Juan Pablo Carreras
HOLGUÍN.—Transformadas en impactantes esculturas, piezas pictóricas de la serie Los dioses escuchan, de Cos­me Proenza, se erigen como elementos principales del Par­que de los Tiempos, espacio definido como único por su belleza y concepción artísticas.
Cualquiera que sea el visitante, disfrutará de un proyecto acariciado durante un largo periodo por Cos­me, quien se proporciona a sí mis­mo satisfacciones espirituales que siempre decide compartir con sus compatriotas, con preferencia en el te­rruño donde habita.
Concluir el parque ubicado en la capital provincial resultó una tarea compleja, en la que intervino mu­cha gente para solucionar vicisitudes materiales. Por eso es inevitable reconocer el constante apoyo de las principales autoridades políticas y del Gobierno de la provincia.
Pero no hay dudas acerca del protagonismo de los artistas César Sán­chez y Silvio Pérez, quienes de­fendieron como propias las ideas de Cosme y se dejaron guiar por él, exigente y meticuloso en sus contiendas creativas.
Eludiendo cualquier tipo de mol­de, ambos dieron forma definitiva a los singulares arcos y fuentes, que en comunión con los demás elementos, transformaron un área po­co atractiva en plaza que enamora a primera vista, se­gún el también pintor Julio Mén­dez, presidente de la Unión de Es­critores y Artistas de Cuba en la provincia.
Esplendoroso a la luz del día, y con matices mágicos en las noches, cuando las luces inteligentes crean, entre otras cosas, ficticios espejos de agua, el nuevo espacio, parte im­­pres­cindible ya del entorno cultural y referencia hacia otras latitudes, también tiene la virtud de afianzar a Holguín como la Ciudad de los Parques.
Por la sana visión personal de difundir cultura, enriquecer el al­ma de sus contemporáneos y quienes les sucedan, y a la vez seguir demostrando que el arte es inagotable cuando lo alimenta la osadía en hermandad con la modestia, Cos­me Proenza merece que su crea­­ción sea disfrutada am­pliamente y no padezca el ultraje de las indisciplinas sociales que con frecuencia da­ñan los sitios pú­blicos.
Tomado de Granma

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