El
espacio mensual Aire de luz, del Instituto Cubano del Libro, que
conduce y dirige la poeta y promotora cultural Basilia Papastamatíu,
destacó la obra del poeta, periodista e historietista Pedro Pegles y la
bayamesa Elizabeth Reinosa
La poeta Elizabeth Reinosa. Foto:Madeleine Sautié Rodríguez
La espinela ha estado rondado el
espacio mensual Aire de luz, del Instituto Cubano del Libro, que conduce
y dirige la poeta y promotora cultural Basilia Papastamatíu. Lo visité
incluso antes de saberse la noticia de que el complejo del punto cubano,
definido como el conjunto de tonadas o melodías interpretadas
por un cantor que se expresa en versos, había sido declarado
Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Testigo de ediciones pasadas disfruté el protagonismo del verso,
enfundado en la estrofa nacional, que además de ser leída por los
jóvenes invitados, pudo ser entonada después de varios pies forzados que
defendió la tunera Liliana Rodríguez.
El poeta Pedro Pegles.Foto: Madeleine Sautié Rodríguez
En la última edición del café literario, la décima vuelve a lucir su
atuendo, esta vez con la obra del poeta, periodista e historietista
Pedro Pegles, una cátedra en la materia, y la bayamesa Elizabeth
Reinosa, ingeniera informática y poeta, merecedora –en su edición del
2017- del Premio Ala Décima, que otorga el grupo homónimo, adscrito al
Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado, del
Ministerio de Cultura, y fundado por el propio Pegles hace 17 años.
Larga es la lista de obras y premios de ambos invitados, entre los
que se aprecia fácilmente una relación espiritual de paternidad
profesional que hace explícita Pegles: «Para mí Elizabeth es una hija y
aspiro a ser un padre para ella». Larga para ambos, porque si bien la
fecha de nacimiento de la poeta marca el año 1988, lo cierto es que ya
ha escrito lo suficiente para haber merecido más de diez
reconocimientos, entre ellos el Premio Iberoamericano Décima al Filo
(2015); el internacional de poesía Voces nuevas (España 2016) y el
primer premio en el IV concurso de poesía La palabra de mi voz (Estados
Unidos 2017).
En el caso de Pegles se trata de un hombre al que todos respetan por
su extraordinario conocimiento, por la obra recogida en más de 15
títulos, y por el ejercicio de la crítica, además de su misión
aglutinadora de los amantes de la estrofa como presidente de Ala Décima.
El poeta, que desde lo clásico escribió espinelas surrealistas, con
intertextualidades y barroquismo moderno, acompaño a la joven, a quien
Basilia presenta como una autora audaz, que es siempre ella misma, y a
la que le importa muy poco lo que piensen de lo que dice.
Antes de leer sus versos libres, con los que prefirió arrancar,
Elizabeth Reinosa responde a Basilia: «Cierto es que a veces soy muy
referencial, pero también creo que todo poeta es un gran fingidor, y
también se escribe sobre la experiencia de los otros. Empecé a
escribir versos libres. Tuve al principio mis prejuicios con la décima.
La poesía rimada todavía no tiene el respeto que merece. Pero hoy
escribo y seguiré escribiendo décimas»,–dice.
Tras la lectura de los poemas inéditos: Lenguaje, Códigos y Dolor
real, Elizabeth se descubre ante su auditorio como una autora que en
materia lírica tiene mucho que decir. Toca su turno a Pegles, que
empieza dejando claro que el proceso de renovación de la décima escrita
está presente en todo el panorama literario del país desde la década de
los 80, incluso antes, con la poesía de la tierra. «Yo fui a la Jornada
Cucalambeana como periodista y me encontré a un grupo de hermanos que me
insuflaron todo lo que ellos habían adelantado. No fui el primero ni de
los primeros».
Pegles se inquieta, y el poema Bienaventurado el árbol que camina,
listo para estrenar su lectura, debe esperar: «La poesía es el
contenido, no el recipiente. Lo mismo si se escribe con rimas o libre.
Todo reduccionismo, toda pretensión de una estrofa cerrada es entender
mal el asunto. A veces se habla de la poesía en verso libre como lo más
moderno y se olvida que la poesía primitiva era en verso libre».
Elizabeth lee ahora décimas y escoge, entre otros, fragmentos del
poema Raíz, de su cuaderno Striptease de la memoria, publicado por
Ediciones Montecallado: Una palabra un derrumbe, /otro disparo en la
nuca /una historia que caduca /una mujer que sucumbe /anónima a nada
incumbe /-la sangre ajena-. El final /puede venir con la sal /con una
cruz de madera /a nadie importa siquiera /que el dolor sea real…
Pegles va por sus rimas, no sin antes recordar que «el complejo
artístico- literario de la décima es un cuerpo que va con dos columnas
vertebrales que son paralelas y tienen vasos comunicantes entre sí». Una
es la décima oral improvisada –explica- con toda su ramificación hacia
la cultura fundamentalmente campesina, que tiene que ver con la música y
la danza, que es el punto, la expresión musical. La otra columna
vertebral es la escrita y tiene esa otra derivación, como por ejemplo en
la trova.
En la lectura, Pegles glosa versos martianos, y entrega otros textos
de osadas concepciones. Un aplauso cómplice se oye al concluir Para un
retrato de Yazmina, auténtico poema de amor: -Por el pliegue de tu voz /
la luna filtra un visaje/ de Julieta/ Algún tatuaje/ lubrica idilio y
adiós /Todo en uno Todo en dos / cuerpos que liban la piel /con la
renuncia Y en el / agua que lame tu fuente / se baña Fanny indolente
posponiéndote la hiel (…)-.
El poeta Roberto Manzano, presente en el auditorio, expresó la
discriminación que sufre la décima cuando se presenta a un concurso de
poesía. Vista como un género menor, es apartada y difícilmente, por no
decir nunca, puede ser la obra ganadora.
«Duele dedicar una vida entera, haber hecho aportaciones legítimas a
la décima y que no haya una sola página que reconozca que eso se ha
hecho. Hay una tradición decimística cubana de los últimos años de
extraordinario valor, pero algunos creen que ahí no se puede
experimentar. ¿Cómo es posible que no vean que en la décima cubana
actual escrita hace rato que no existe lo cantable, que eso no tiene
nada que ver ya con la canturía, con el festejo rural… que tiene una
modernidad y una capacidad de penetración en la realidad que es
envidiable?»
Con estos aires cerró el debate generado a partir de la lectura.
Muchos de los invitados se volvieron a ver en el 18 Encuentro Nacional
de Ala Décima, celebrado por estos días en la Biblioteca Tina Modotti
de Alamar, donde se apostó una vez más por dignificar la estrofa
nacional y abrillantar sus texturas. Allí volvieron a coincidir Pegles y
Elizabeth, quien recibió de las manos de su maestro el plaquette donde
aparece publicado el poema Raíz, con el que la joven ganó el Ala Décima.
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