Un documental, un libro, múltiples artículos de prensa que sirven de testimonio, así como fotografías que dan para más de tres exposiciones. Donaciones de libros a varias escuelas, actuación de poetas, repentistas y músicos que responden a una amplia diversidad de géneros y estilos, son resultados meritorios de la Gira por los barrios de Silvio Rodríguez, que este viernes en Barbosa, Municipio Playa, arribó a su concierto 90.
Emociones compartidas por el poeta, su tropa acompañante y el público desde el año 2010, hacen afirmar la utilidad de estas presentaciones barriales en las que las virtudes de los artistas se unen a las de aquellos a las que va dirigida su obra.
Por ello y porque cada barrio esconde una experiencia propia, en horas tempranas, de este 23 de febrero, los vecinos de la Avenida 23 entre 308 y 310 en Playa, comenzaron a ocupar espacios frente al escenario.
Otros, no tuvieron que salir de casa ya que desde su sala, azotea o balcón, contaron con un lugar privilegiado, para disfrutar del concierto.
También se sumaron los seguidores del poeta de disímiles lugares del país y mexicanos, argentinos, colombianos, ecuatorianos, chilenos, españoles y alemanes; quienes sin reparar en nacionalidad o generación, cuando el trovador subió al escenario a la hora acordada de inmediato, a manera de agradecimiento, le ovacionaron.
Explicó que durante el tiempo que lleva materializando la gira, le han acompañado trovadores, charangas, conjuntos de rumba y de sones, pianistas clásicos, mostrando un abanico extenso de expresiones musicales y por esa razón, en ese concierto estarían presentes, dos invitados especiales, la niña Malva Rodríguez González, pianista y también un trío, integrado por jóvenes jazzistas, Roblejo Trío.
De esta manera comenzó la magia de la música en los sentidos de todos los presentes. Malva con una seguridad sorprendente para sus 15 años de edad, asumió la escena y mostró su talento y calidad musical interpretando Preludio y Fuga en Si Menor No. 24 de Juan Sebastián Bach. Su arte fue reconocido con una gran ovación.
Malva con una seguridad sorprendente para sus 15 años de edad, asumió la escena y mostró su talento y calidad musical . Foto. Marianela Dufflar. |
Luego de esta primera actuación subió a escena, Roblejo Trío, conformado por el joven y reconocido violinista William Roblejo, el guitarrista Robertico Gómez y el bajista Julio César González, quienes desde los primeros acordes rompieron las expectativas con su magistralidad y autenticidad musical.
Intro-Australia de la autoría de Federico Nathan, Bossanera de Roblejo, Continuum de Jaco Pastorius, 2011 y Tuyo y mío, ambos temas también de Roblejo, conformaron la propuesta de estos músicos, que para muchos de los presentes resultaron una revelación.
Al concluir la actuación del trío, Víctor Casaus, poeta y director del Centro Pablo de la Torriente Brau, dio a conocer la donación de libros a la Escuela Secundaria de la comunidad, Amistad Cuba Venezuela, por parte del Instituto Cubano del Libro, el Centro Pablo, la Casa de las Américas, la Editora Abril y los Estudios Ojalá.
Caía la tarde cuando Silvio acompañado esta vez por Rachid López, Michael Elizarde, Niurka González, Jorge Reyes y Oliver Valdés, músicos todos de alta maestría, asumían la última y más esperada parte del concierto.
En una ambiente agradable, casi familiar, comenzaron a crecer los textos, las melodías y armonías, para muchos conocidas y para otros de corta edad, escuchadas por vez primera.
Existieron momentos especiales en esta presentación, como cuando Silvio al conocer la pérdida reciente de un joven del barrio, muy querido: Leonar Valdés, le dedicó su concierto y expresó que la música acompaña a vivos y a muertos.
Mi casa ha sido tomada por las flores, La canción de la trova, El papalote, Viene la cosa, El reparador de sueños, Sueño con serpientes, La Maza, El Mayor, La gota de rocío, De la ausencia y de ti, Velia, Quién fuera y Escaramujo, conformaron el repertorio de esta puesta que a solicitud del público fue ampliada con La era está pariendo un corazón y Ojalá para concluir con Tonada del albedrío.
En este memorable concierto, Silvio Rodríguez y la tropa de visibles, invisibles, e indispensables que le acompañan, ratificaron su noble empeño de promover cultura de calidad, demostrando que la utilidad de la virtud en el arte, está precisamente en acercarse al pueblo, quien posee su verdadera esencia, en el barrio.
Lo que para muchos era un sueño, hoy es un proyecto que llegó a 90 conciertos ofrecidos a lo largo de 8 años.
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