lunes, 7 de octubre de 2019

De lo coyuntural y extraordinario a lo estructural y cotidiano Por: Néstor del Prado

Luchadoras. Foto: Abel Padrón Padilla/Cubadebate.
Las coyunturas históricas, sociales, económicas y políticas concretas reales, deben ser tenidas en cuenta a la hora de pensar y hacer a escala nacional;
estas tienen protagonismo propio, y resulta conveniente no mezclarlas indiscriminadamente con el mediano y largo plazo.
Como un ciudadano más que aprendí desde joven que la Revolución cubana
es una obra colosal, con sus aciertos y desaciertos, comparto mis opiniones
sobre lo que acontece a partir de la comparecencia del presidente Miguel Díaz-Canel y varios ministros en la primera Mesa Redonda desde el Palacio de la
Revolución.
En mi humilde opinión lo que se está gestando es de vital importancia para el
futuro de nuestra Revolución. Las crisis coyunturales, hay que tratarlas como tales; no es la hora de lamentos ni de bajar brazos y mentes.
Mitigar los daños a los ciudadanos y asegurar aquello de mayor impacto
económico, es una combinación clave. En una espiral ascendente, la idea
lanzada por Fidel: “resistir y desarrollarnos”, cobra vigencia. La batalla
inteligente, creativa y consciente de todo el pueblo nos asegura la victoria.
En los últimos años de la Revolución he compartido mis convicciones en
cuanto al bloqueo de las administraciones estadounidenses, ora más leve, ora
más furioso, pero siempre esencialmente presente. Echarle la culpa que no le
toca nos desmoviliza en cuanto a lo que podemos y debemos hacer; pero subestimarlo o creer que es un pretexto justificativo es una descomunal
muestra de ignorancia en política y derecho internacional.
La situación que hoy afrontamos con la llegada al país de combustible, y
principalmente el diésel, es causa directa de la brutal actuación del gobierno estadounidense en su declarada misión de boicotear la economía cubana y su gobierno revolucionario.
Hemos podido leer y pensar las declaraciones de nuestro presidente, de nuestro canciller, de periodistas destacados entre otros; que abordan las diferentes aristas del impacto negativo del recrudecimiento del bloqueo para nuestros ciudadanos -no solo para los que apoyamos a la Revolución-. Pensar Cuba no es solo para los principales dirigentes cubanos, lo es también para cualquier cubano que haya abrazado aquella idea fidelista de “yo soy la Revolución”.
Las situaciones extremas generan actitudes dignas de analizar científicamente.
El ser humano, los grupos sociales, el pueblo suele crecerse en momentos de peligro. Existen estudios científicos que demuestran que un náufrago es capaz de sobrevivir durante varios días. Una parte por comportamientos conscientes para mitigar la deshidratación, otros por reacciones inconscientes del organismo que provoca un efecto similar.
Cuando está en juego la vida de manera inminente, puede sobrevenir la llamada “patada del ahogado”, o el “sálvese quien pueda” como el de salir de un local cerrado en que ha comenzado un incendio. En estos casos las reacciones están más cercanas a reflejos y comportamientos animales primarios.
Cuando el tiempo no tiene esa condición de urgencia, aparecen las reacciones y conductas más cercanas a las actitudes pensadas, a la solidaridad, al entendimiento de que salvar salva. Entonces comparto estas opiniones.
En momentos de crisis o peligro se hace más necesaria la comunicación con el pueblo; la que debe tener entre otras las siguientes virtudes: la verdad por delante por dura que sea; la participación pública de los principales dirigentes; la capacidad de escuchar las opiniones de todos los ciudadanos y tenerlas en cuenta para la toma de decisiones; el espíritu de lucha y fe en la victoria; la convicción de que la palabra rendición no está en nuestra filosofía de combate; el no perder la serenidad ni el buen humor; la exhortación a la solidaridad; la no subestimación al peligro que nos acecha; y la piedra más preciosa de todas: la unidad consciente y consecuente.
Bien sabemos que no siempre se puede decir todo lo que se sabe o se piensa
hacer, sería facilitarles el camino a los enemigos que son capaces de cualquier
atrocidad para sabotearnos.
La información sincera y minuciosa siempre concitará la participación de respaldo de los que defienden y luchan por mejorar el funcionamiento de nuestra sociedad socialista. La falta de esa información es excelente combustible para quienes desean y hacen en pro de la muerte de nuestra Revolución.
Las políticas, lineamientos y principios para enfrentar una situación de crisis son muy importantes, pero lo que decide es su implementación práctica, los métodos y técnicas aplicadas, que llegan hasta la última milla, hasta el último ciudadano. Si estas últimas son impensadas, contraproducentes, burocráticas, entonces lo primero falla.
Las relaciones entre el gobierno local y los ciudadanos debe ser potenciado a
la luz de las iniciativas que surgen desde los barrios. En las instancias superiores las cosas suelen ser mejor interpretadas e implantadas, donde se producen distorsiones y dejadez es en la base.
En los momentos de crisis coyunturales, o situaciones excepcionales es muy
importante apelar y reconocer el comportamiento solidario y altruista de los ciudadanos, complementándolo con las medidas que penalicen los comportamientos egoístas, abusadores, violatorios de lo legal y lo moral.
Es sabio el proverbio que nos dice que las cosas marchan mal, no tanto por la acción de los que hacen el mal; sino por los hombres de bien que no hacen lo que deben hacer y dejan a los maleantes campear libremente.
En los momentos de crisis coyunturales, o situaciones excepcionales de mayor
o menor duración prevista, se hace más necesario que antes el deber de gobernar para el pueblo y con el pueblo.
Es muy importante que los ciudadanos puedan expresarse y participar; que se
utilicen las plataformas digitales de manera balanceada, en que se denuncien actitudes egoístas o delictivas; pero también las actitudes y ejemplos de solidaridad de pensar en lo nuestro por sobre lo mío.
Considero muy oportuno y profundo lo dicho por nuestro presidente en cuanto a que las crisis no son deseables, pero si surgen debemos sacar provecho al trabajar en su solución.
Si nos ponemos a pensar bien, llegaremos a la conclusión de que lo aplicado
en tiempos de crisis coyunturales resultan útiles para los tiempos normales; de manera que se minimice la incompetencia, el desorden, el robo, la corrupción y otros males que crecen como la mala yerba.
En el mundo en que vivimos y con el bloqueo externo recrudecido, no podemos excluir que en cualquier otro momento surja una nueva crisis o situación de alto riesgo.
Las actitudes surgidas en coyunturas desfavorables, deben ser mantenidas en
el retorno a una normalidad aceptable. El ahorro es bueno cuando no implica un deterioro completo del objetivo; cuando el remedio suela ser peor que la enfermedad.
Existen conductas de ahorro personal que practicado masivamente producen resultados significativos, como puede ser el apagar una luz no indispensable, o un equipo en periodos de alta demanda (pico eléctrico). Pensar Cuba y Pensar como país, debe tener la prevención como algo fundamental.
No se trata que el enfrentamiento a lo coyuntural o excepcional desactive el análisis y previsiones de lo estructural, de los cambios requeridos para lograr
objetivos cruciales como el incremento de la productividad del trabajo; la puesta
en marcha de la inversión extranjera de manera eficaz y eficiente, la producción nacional que reduzca la mentalidad y práctica importadora enfermiza.
Algunos problemas deben ser resuelto con métodos y caminos sustancialmente
diferentes, con la ciencia, la tecnología y la innovación, tanto la incremental como la radical o disruptiva.
Terminaré reflexionando sobre los llamados “cubanólogos”, para que no se malinterprete y se juzguen justos por pecadores. No me refiero a los cubanos que viven dentro o fuera de Cuba, y que con criterios diferentes opinan en pro del mejoramiento de nuestra nación, de nuestra sociedad, de nuestra Patria. Esos que además de opinar hacen, y que cada vez más están dispuestos a participar.
Me refiero a quienes sabemos están inspirados en sentimientos de venganza,
de odio generalizado a la obra de la Revolución; de incapacidad para denunciar públicamente lo que saben que hace daño a nuestro pueblo; a quienes apoyan a los enemigos jurados de nuestra Revolución, a quienes multiplican por cero los efectos del recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba.
Tengo total confianza en que del combate para solucionar esta situación coyuntural, saldremos más fuertes, más conscientes y mejor preparados para
enfrentar nuevas crisis que surjan; y para seguir desarrollándonos, con estrategias claras y viables.
La participación de los jóvenes, ahora y después será un indicador que renueva la confianza en la continuidad revolucionaria. El pueblo unido jamás será vencido.
¡Aquí no se rinde nadie!
¡A la hora del combate es cuando hay que levantar más alto las banderas!
TOMADO DE CUBADEBATE

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