Gira por los Barrios de Silvio Rodríguez. En esta ocasión efectuado en el Parque del Tulipán del municipio Cerro, en la capital de todos los cubanos.
Los vecinos de la calles Zaragoza, entre Tulipán y Concepción, lugar donde fue ubicado el escenario, así como todos los asistentes a la convocatoria del poeta, resultaron definitivamente afortunados, porque para la mayoría, la propuesta estético musical sobrepasó los límites de lo imaginable.
En medio de aplausos a manera de bienvenida, a las 7 de la noche, Silvio subió a escena y como es habitual en estos conciertos, iniciados hace ya nueve años, presentó a sus invitados.
Esta vez de manera especial, le acompañó una agrupación que reúne a músicos muy jóvenes y talentosos con un alto nivel de excelencia en su quehacer musical: la orquesta de cámara Música Eterna.
La misma estuvo dirigida por el maestro Guido López Gavilán, al decir de Silvio, un querido y viejo amigo, con quien ha compartido mucha música a lo largo de sus respectivas trayectorias.
El trovador también presentó a Niurka González, quien además de acompañarle en su presentación, asumió la condición de solista, al unirse a la actuación de la orquesta.
Guido agradeció a Silvio la invitación y de inmediato anunció la primera parte del concierto, conformada por una obra de un compositor fallecido hace más de 300 años, pero que sin lugar a dudas resultaba ser uno de los más vigentes, refiriéndose a Juan Sebastián Bach, del cual, Niurka y la orquesta, interpretarían tres danzas de una suite en Si Menor: Bourre, Polonesa y Badinere.
A partir de ese momento la música comenzó a escalar en lo más profundo de los sentidos, a provocar una magia indescriptible, en la que el público quedó en silencio, no solo a manera de respeto, sino porque la magistralidad de las interpretaciones, emocionó e hizo iluminar muchas almas.
Luego de esta especial propuesta, la orquesta asumiendo la escena bajo la batuta de Gavilán, interpretó clásicos de la historia de la música cubana: La engañadora de Enrique Jorrín, Castellano de Benny Moré, Guaguancó del propio Guido López Gavilán y por último, variaciones del tema, Cumbanchero, del autor portorriqueño Rafael Hernández, con arreglos contemporáneos y novedosos.
Su propuesta, en un formato de Cámara como el de Música Eterna, al que se une la entrega pasional y profesional de los músicos que la integran, resultaron ser un lujo, que dejó su impronta en lo más profundo de la cubanía de los presentes, quienes por sus expresiones, revelaron orgullo fehaciente de su nacionalidad.
La actuación de Silvio, quien estuvo acompañado por músicos de probada calidad artística como Niurka González, Rachid López, Oliver Valdés, Emilio Vega, Jorge Reyes, Maykel Elizarde y Jorge Aragón inició con gran ovación.
En esta oportunidad el cantautor cubano comenzó su presentación con Reparador de sueños, Yo te quiero libre, Tu soledad me abriga en la garganta, Tonada para dos poemas de Rubén Martínez Villena, Eva, Tonada del albedrío, Día del agua, Viene la cosa, Óleo de Mujer con sombrero, La era está pariendo un corazón y Ángel para un final, canciones que además de bien recibidas, fueron coreadas por todos.
Momento emotivo no solo para su compositor sino para todos los presentes, resultó, cuando después de interpretar, El necio, volvió a subir a escena, el maestro, Guido López, para regalarle al público y de manera entrañable a Silvio, un tema que a su criterio es uno de los más hermosos creados por el trovador: Te amaré, el cual fue asumido por la orquesta de inicio a fin, con un alto vuelo estético y musical..
A ese tema le siguieron, De pronto, la Tatagua, América y La masa, en los que la orquesta, unida a los músicos acompañantes del autor de Unicornio azul, logró una fusión perfecta.
En el momento de la despedida, el mismo público que cantó y disfrutó cada detalle de este concierto, le pidió más, a su trovador. Por ello Silvio y su tropa musical accedieron al reclamo, concluyendo con el tema Ojalá, dejando satisfacción en los asistentes y sobre todo, en los vecinos de la comunidad.
Puede parecer sencillo, pero no lo es. En momentos históricos en los que se acrecientan medidas por parte del imperio, que pretenden destruir a la Revolución de los cubanos. Luego de días intensos de resistencia y en defensa de la obra mayor que es la patria, llegar al barrio y tener la posibilidad de disfrutar de un concierto de Silvio Rodríguez y su tropa, resulta increíble.
He aquí lo real maravilloso de esta gira barrial interminable, en la que ha sido acompañado por músicos talentosos y artista invitados, incluyendo a un grupo de hombres y mujeres, los invisibles imprescindibles- que como dice el trovador- la hacen posible.
Una gira, que de manera gratuita, con humildad, mucho amor y buena música sigue conquistando barrios, educando, defendiendo con arte, valores y sentimientos patrios de unidad, solidaridad y sobre todo, esperanza. Noble manera de crecer y hacer crecer, la cultura de toda una nación.
Foto: Gabriel Guerra Bianchini
El arte cuando se acerca al pueblo, resulta más legítimo para quien
lo entrega así como más perdurable para quien lo recibe, porque como
fuerza espiritual hace crecer y reafirma sentimientos. Esa fue la
energía que vibró este viernes en el concierto 105 de la Los vecinos de la calles Zaragoza, entre Tulipán y Concepción, lugar donde fue ubicado el escenario, así como todos los asistentes a la convocatoria del poeta, resultaron definitivamente afortunados, porque para la mayoría, la propuesta estético musical sobrepasó los límites de lo imaginable.
En medio de aplausos a manera de bienvenida, a las 7 de la noche, Silvio subió a escena y como es habitual en estos conciertos, iniciados hace ya nueve años, presentó a sus invitados.
Esta vez de manera especial, le acompañó una agrupación que reúne a músicos muy jóvenes y talentosos con un alto nivel de excelencia en su quehacer musical: la orquesta de cámara Música Eterna.
La misma estuvo dirigida por el maestro Guido López Gavilán, al decir de Silvio, un querido y viejo amigo, con quien ha compartido mucha música a lo largo de sus respectivas trayectorias.
El trovador también presentó a Niurka González, quien además de acompañarle en su presentación, asumió la condición de solista, al unirse a la actuación de la orquesta.
Guido agradeció a Silvio la invitación y de inmediato anunció la primera parte del concierto, conformada por una obra de un compositor fallecido hace más de 300 años, pero que sin lugar a dudas resultaba ser uno de los más vigentes, refiriéndose a Juan Sebastián Bach, del cual, Niurka y la orquesta, interpretarían tres danzas de una suite en Si Menor: Bourre, Polonesa y Badinere.
A partir de ese momento la música comenzó a escalar en lo más profundo de los sentidos, a provocar una magia indescriptible, en la que el público quedó en silencio, no solo a manera de respeto, sino porque la magistralidad de las interpretaciones, emocionó e hizo iluminar muchas almas.
Luego de esta especial propuesta, la orquesta asumiendo la escena bajo la batuta de Gavilán, interpretó clásicos de la historia de la música cubana: La engañadora de Enrique Jorrín, Castellano de Benny Moré, Guaguancó del propio Guido López Gavilán y por último, variaciones del tema, Cumbanchero, del autor portorriqueño Rafael Hernández, con arreglos contemporáneos y novedosos.
Su propuesta, en un formato de Cámara como el de Música Eterna, al que se une la entrega pasional y profesional de los músicos que la integran, resultaron ser un lujo, que dejó su impronta en lo más profundo de la cubanía de los presentes, quienes por sus expresiones, revelaron orgullo fehaciente de su nacionalidad.
La actuación de Silvio, quien estuvo acompañado por músicos de probada calidad artística como Niurka González, Rachid López, Oliver Valdés, Emilio Vega, Jorge Reyes, Maykel Elizarde y Jorge Aragón inició con gran ovación.
En esta oportunidad el cantautor cubano comenzó su presentación con Reparador de sueños, Yo te quiero libre, Tu soledad me abriga en la garganta, Tonada para dos poemas de Rubén Martínez Villena, Eva, Tonada del albedrío, Día del agua, Viene la cosa, Óleo de Mujer con sombrero, La era está pariendo un corazón y Ángel para un final, canciones que además de bien recibidas, fueron coreadas por todos.
Momento emotivo no solo para su compositor sino para todos los presentes, resultó, cuando después de interpretar, El necio, volvió a subir a escena, el maestro, Guido López, para regalarle al público y de manera entrañable a Silvio, un tema que a su criterio es uno de los más hermosos creados por el trovador: Te amaré, el cual fue asumido por la orquesta de inicio a fin, con un alto vuelo estético y musical..
A ese tema le siguieron, De pronto, la Tatagua, América y La masa, en los que la orquesta, unida a los músicos acompañantes del autor de Unicornio azul, logró una fusión perfecta.
En el momento de la despedida, el mismo público que cantó y disfrutó cada detalle de este concierto, le pidió más, a su trovador. Por ello Silvio y su tropa musical accedieron al reclamo, concluyendo con el tema Ojalá, dejando satisfacción en los asistentes y sobre todo, en los vecinos de la comunidad.
Puede parecer sencillo, pero no lo es. En momentos históricos en los que se acrecientan medidas por parte del imperio, que pretenden destruir a la Revolución de los cubanos. Luego de días intensos de resistencia y en defensa de la obra mayor que es la patria, llegar al barrio y tener la posibilidad de disfrutar de un concierto de Silvio Rodríguez y su tropa, resulta increíble.
He aquí lo real maravilloso de esta gira barrial interminable, en la que ha sido acompañado por músicos talentosos y artista invitados, incluyendo a un grupo de hombres y mujeres, los invisibles imprescindibles- que como dice el trovador- la hacen posible.
Una gira, que de manera gratuita, con humildad, mucho amor y buena música sigue conquistando barrios, educando, defendiendo con arte, valores y sentimientos patrios de unidad, solidaridad y sobre todo, esperanza. Noble manera de crecer y hacer crecer, la cultura de toda una nación.
Foto: Gabriel Guerra Bianchini
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