Los numerosos proyectos de restauración que se emprenden en la urbe buscan acentuar ese acento maravilloso que ya el mundo le reconoce. Este 16 de noviembre se inaugura un paseo marítimo flotante en la Bahía capitalina
Los Zafiros
«Tu perfume tan extraño me apasiona. Habana, porque entre el tango, el son y el mambo me devora», expresó el trovador argentino Fito Páez en una ocasión a la majestuosa urbe que resiste estoica el paso arrollador de los años.
Hurgar en sus raíces revela que el 16 de noviembre de 1519 y en nombre de los Reyes de España, la última villa fundada por la colonia española en la Isla es trasladada de su primigenio asentamiento a orillas del actual río Mayabeque a los terrenos que ocupa hoy en el Centro Histórico capitalino, siendo bautizada como San Cristóbal de La Habana.
Muy pronto se convirtió en el principal centro comercial del país por la capacidad y ubicación privilegiada de su bahía de bolsa, albergando desde aquellos primeros años a los principales focos económicos, políticos y sociales que crecieron aceleradamente a su alrededor, marcando el ritmo y la historia habanera.
Cosmopolita por naturaleza. Histórica por tradición. Abierta a su mejora estética, La Habana estará de plácemes celebrando su aniversario 496 este 16 de noviembre, fecha que deviene conteo regresivo de cara a su medio milenio de fundada. La capital cubana exhibirá progresivamente nuevas galas, merced a una serie de proyectos de obras anheladas desde hace tiempo.
Entre los referentes más conocidos sobresalen los ubicados en la Avenida del Puerto, intervenida por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH). Aún cuando el Instituto de Planificación Física no ha concluido el Plan de ordenamiento territorial que definirá el conjunto de obras a realizar en esta área, ya la OHCH ha intervenido y rescatado gran parte de las instalaciones que, durante mucho tiempo, permanecieron abandonadas.
La ingeniera Kenia Díaz Santos, directora del Grupo Restaura de la OHCH, aseguró que la mayoría de las obras en esta conocida arteria capitalina se enfocan en convertir este puerto mercantil-industrial en uno con mayor sentido turístico y más cercano a los habaneros.
«La Oficina del Historiador trabaja desde hace algunos años en obras de ingeniería industrial y el fondo habitacional del área, prestando especial atención al diseño urbano. Al principio arreglábamos las aceras que estaban en los alrededores, atendíamos las necesidades de los edificios colindantes, pero no se había tenido un criterio de diseño urbano como ahora», afirmó.
El mayor peso del proceso de restauración —informó— recae en el rescate de edificaciones industriales de valor histórico-patrimonial, y en obras de impacto social como el cambio de las redes soterradas a lo largo de toda la avenida. Una de las finalizadas, que despunta por su imagen e importancia, es la Cámara de Rejas del Sifón de La Habana, que higieniza la parte antigua de la ciudad.
En su interior, enmascarado por el Cubo de Cristal, las aguas albañales reciben un tratamiento eliminatorio de los sólidos flotantes y la sedimentación de las arenas y gravas, antes de pasar por túneles debajo de la bahía hasta el pozo de succión de la estación de bombeo de Casablanca. Una vez allí, estos son elevados por bombas centrífugas hasta un túnel en la loma de la Cabaña, que las conduce por gravedad hasta el emisario submarino de la playa El Chivo, donde se disponen aproximadamente a 140 metros de la costa.
Además de esta importante obra de la ingeniería cubana, se recuperaron los almacenes de San José (capital de la artesanía habanera), el Antiguo Almacén de la Madera y el Tabaco (actual cervecería), el paseo de la Alameda de Paula, y varias construcciones habitacionales como el edificio de los Prácticos del puerto, en proceso de terminación.
El separador de la avenida, soñado como plataforma única, semejante a una gran plaza que haga amable el vínculo del peatón con el mar y establezca límites de velocidad a los vehículos, también fue intervenido por la OHCH. «Nuestra intención es que toda la margen se convierta en la continuación del Malecón, para que las personas se sientan a gusto y disfruten del paisaje», aseguró Díaz Santos.
Proyecciones bajo la lupa
Muchas y variadas son las obras que finalizará la mencionada oficina en los próximos meses y años. Entre ellas, y por su importancia para acercar a las personas a la Bahía de una forma más amena y ecológica, este 16 de noviembre se inaugurará el paseo marítimo flotante habanero.Construido durante los últimos meses, a semejanza del espigón con forma de T que existió en ese lugar hace más de dos siglos —a un costado del Antiguo Almacén del Tabaco y la Madera, este novedoso muelle también le brindará a los visitantes la posibilidad de pasear por una estructura flotante inserta en la bahía.
Habitual en todo el mundo, el exponente cubano, fabricado a base de pedazos de madera aglomerados con resina, está diseñado para el esparcimiento exclusivo de las personas, y su capacidad de desmontaje posibilita trasladarlo hacia otros puntos marítimos sin dificultad.
Además de este, que tendrá su estreno en pocas horas, la OHCH trabaja en varios ambiciosos proyectos que mejorarán no solo las construcciones industriales insertas en la avenida, sino la comodidad de los vecinos y visitantes del lugar.
Según explicó Díaz Santos, en el Centro Histórico se promueve este tipo de construcciones, y señaló la intención de expandirlas, por ejemplo, a los bajos del edificio de la Aduana, donde se desea crear una enorme zona pública abierta al mar, con un pórtico transitable para los visitantes.
En estos momentos también se labora en el Emboque de Luz, previsto a inaugurarse en la primera mitad del próximo año, y que mejorará el servicio de embarque marítimo para las personas que circulan desde Regla y Casablanca hasta el Centro Histórico de la ciudad.
La nueva instalación del Emboque de Luz mejorará el servicio del tráfico marítimo entre Regla, Casablanca y el Centro Histórico. Foto: Abel Rojas Barallobre
Refirió la directiva que la actual instalación que brinda este servicio será demolida y el parque de lanchas cambiado, de acuerdo con las intenciones manifestadas por el Ministerio del Transporte. La nave de San José será intervenida para una ampliación de su planta alta, con el objetivo de acoger un mayor número de artesanos y construir una especie de teatro multifuncional.
«Más allá debemos comenzar a trabajar en el espigón Margarito Iglesias, cuyo uso definitivo aún no se ha decidido y nos quedaría la joya del patrimonio industrial de la zona: la antigua termoeléctrica Tallapiedra, en cuyo edificio más antiguo se pretende construir un museo de arte contemporáneo», comentó.
La OHCH está estudiando el espacio entre la nave San José y la Terminal de Trenes —e incluso más allá— previendo respetar la relación urbanística alrededor del Castillo de Atarés. En el campamento de pioneros vecino de la fortaleza, y que desde hace tiempo utilizan los niños de Habana Vieja y Centro Habana, se construirán nuevas cabañas con diseños más cercanos a este tipo de centro.
«Además, proyectamos unir todas estas construcciones con el Museo del Ferrocarril de Cristina mediante una de las líneas que van quedando en desuso. Así existirá una comunicación directa entre la zona de Atarés y la Avenida del Puerto, que permita el acceso a las instalaciones del museo y conocer la historia de nuestro ferrocarril, que es también la historia patria», dijo la directiva.
Más enfocados dentro del perímetro actual de la avenida y específicamente en el caso de las viviendas, están centrados en varios edificios multifamiliares convertidos en ciudadelas por la sobrepoblación de esa comunidad.
En estos momentos se trabaja en dos para mejorar las condiciones de habitabilidad: Prácticos del Puerto, que ya inauguró su parte delantera, y su colindante, que está en fase de preparación inversionista. Además, se comenzará a laborar en otro, vecino del restaurante La Barca, desde el punto de vista del estudio de ingeniería.
Bahía habanera, rumbo a su «cauce»
A la par de este Plan de reordenamiento y rediseño de la avenida, también se trabaja en la Bahía de La Habana y los impactos que las obras terrestres puedan ocasionarle a su ecosistema.Según refiere el licenciado Aián Torres Rodríguez, director de Gestión Ambiental del Grupo de Trabajo Estatal Bahía de La Habana, aunque se han eliminado varias instalaciones portuarias en la margen marítima, estas no constituyen la principal fuente contaminante de las aguas y, por tanto, de la zona.
A pesar de todas las acciones que desde su fundación el 15 de junio de 1998 desarrolla el Grupo para el Saneamiento, Conservación y Desarrollo de la bahía habanera, esta se encuentra catalogada como de alta contaminación.
«La Bahía tiene un volumen de agua de 4,7 millones de metros cúbicos y una alta sedimentación lo que, unido a su muy cerrada forma, limita su capacidad de autodepuración a ocho y nueve días. También le llega mucha contaminación de aguas residuales: el 66 por ciento proveniente de la actividad doméstica, y el otro tercio de las industrias», explicó.
En este sentido, aseguró que existe un enorme proyecto inversionista para trabajar con los principales afluentes que vierten en la Bahía y se trabaja asiduamente con las construcciones industriales de la zona para incorporar medidas de producción más limpias dentro del proceso tecnológico.
TOMADO DE JUVENTUD REBELDE.
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