Ya se aprecia la puesta en marcha de las 35 áreas de navegación inalámbricas abiertas en el país, y su repercusión en los cubanos, que se congregan en ciertos espacios y protagonizan el camino hacia una mayor informatización de nuestra sociedad
Foto: Yaimí
Ravelo
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Hay quien todavía,
asombrado, pregunta qué es la wifi o por qué en espacios públicos hay tantos
jóvenes sentados unos al lado de otros, encima de otros, acostados en bancos,
sentados en el suelo, al sol, y hasta en los portales ajenos… pero este proceso
ya no es raro, y tampoco participan en él solo jóvenes.
La población cubana se
congrega en estos espacios para estar “acorde con los nuevos tiempos” como
dicen unos; vivir formas de vida de las que hemos estado alejados, comentan
otros; pero todos, de una forma u otra, conciben que son procesos que van
construyendo el camino hacia el alcance de una mayor informatización de nuestra
sociedad.Inicia agosto y ya se aglomeran los criterios de quienes, desde hace casi un mes, ven la puesta en marcha de las 35 áreas de navegación inalámbricas (wifi) abiertas en el país, no solo como un suceso experimental o hobby, sino como una herramienta para hacer uso de las redes sociales, realizar búsquedas de información, descargar archivos y, por múltiples vías, mantener contacto con sus familiares.
Opiniones que explicitan satisfacción por la llegada de este servicio —principalmente por el empleo de las videollamadas—, pero también otras que dan prueba de la necesidad de perfeccionar vías, corregir acciones y llamar por su nombre algunos hechos o decisiones, fueron recogidas por este rotativo.
Foto: Yaimí Ravelo
COMO SI HUBIERA COBRADO VIDA…
Carlos Enrique Paz, un pinareño que siempre ha vivido a una cuadra del parque Roberto Amarán, asegura que nunca antes lo había visto tan lleno como en las últimas semanas. “Es como si esta parte de la ciudad hubiera cobrado vida”, apunta.
Y en efecto, encontrar un banco vacío se ha vuelto cada vez más difícil, en un lugar donde hasta hace poco sobraba el espacio para las parejas de enamorados y pequeños grupos de fanáticos que montaban aquí sus tertulias deportivas.
Incluso hay momentos, sobre todo en las noches, en los que la gente no cabe y tienen que buscar sitio en las aceras y los portales cercanos.
A un mes de que el céntrico parque se convirtiera en uno de los dos lugares públicos de Pinar del Río con conectividad wifi, no hay duda de que la iniciativa ha tenido una alta demanda.
Kenia Vega, jefa del grupo de comercialización, en la delegación territorial de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A (Etecsa), explica que desde que comenzó el servicio, se han abierto en la provincia más de 14 000 nuevas cuentas de acceso a Internet.
La cifra es alta, si se compara con lo que había estado sucediendo hasta ahora. “Esto representa más del doble del promedio mensual que habíamos registrado entre enero y junio”.
Aunque aún los especialistas de Etecsa afirman que la wifi en el territorio se encuentra en fase de prueba, y que se siguen haciendo mejoras, los usuarios consultados por Granma en este territorio coinciden en que el servicio es bueno, y reconocen que unido a él, se han tenido en cuenta otras cuestiones, como la iluminación de los sitios donde se brinda.
“Hay algunas partes que siempre estuvieron oscuras, y que ahora están alumbradas para que la gente pueda conectarse de noche”, expone Carlos Enrique.
Armando del Busto, un profesor universitario que recién acababa de abrir su cuenta, considera que las ventajas de la nueva opción radican en que ya no es preciso hacer cola en las salas de navegación para conectarse, y sobre todo en la posibilidad de establecer videollamadas.
A su lado, Amanda, su hija de seis años, levanta un momento la vista de la pantalla y me dice: “Estamos aquí para hablar con mi hermana Kety”.
En un banco cercano, Nauris Ortega, otra pinareña que ha estado utilizando el servicio para comunicarse con su única hija, asevera que conversar con ella y verla al mismo tiempo en la pantalla de su teléfono, ha sido algo “extremadamente emocionante”.
A pesar de que Internet significa mucho más, especialistas de Etecsa señalan que la gran mayoría de los usuarios de la wifi en Vueltabajo acceden a la red de redes para realizar videollamadas, e incluso no son pocos los que viajan desde otros municipios a la capital provincial para hacerlo porque resulta más económico que cualquier otra vía de contacto.
De manera similar, clientes del servicio en Ciego de Ávila aseguran, según informó el periódico digital Invasor la pasada semana, que estas videollamadas a través de la aplicación IMO (imo-instant-messenger.android.informer.com), por ejemplo, son muy fáciles y de buena calidad ya que, “al ser gratis el servicio, pueden optimizar la hora de conexión”.
Foto: Yaimí Ravelo
OTRAS NO TAN BUENAS REALIDADES
Si bien regiones de nuestro país disfrutan escenarios como estos, circunstancias no tan similares han acontecido en otras áreas del territorio habanero.
Algunos criterios como el de Claudia Lescaille Piloto, joven de 25 años de edad conectada desde el área del Centro de Negocios Miramar, se enfocaron en la necesidad de acondicionar estas zonas en lo sucesivo, porque “durante la mañana este espacio no está tan repleto, pero en las tardes no puedes ni pasar por los pasillos”.
“La última vez que vine, había un estudiante de Medicina con su laptop apoyada en el cesto de basura porque todos los bancos estaban llenos”, reseñó. “La mayoría nos sentamos en los muros de esta área y en los bancos de la acera, pero mientras más te alejas menor es la conexión”.
Juan Lauro Benítez Lamar, de 20 años, se refirió además a algunas decisiones como que en el Centro de Negocios Miramar, al cierre de la sala de navegación a las 7:00 p.m., se tenga establecido que en las afueras del edificio no circulen los usuarios sino que permanezcan en las aceras, donde “obviamente la señal es mucho más baja”. Esto mismo sucede en el área del hotel Habana Libre.
También para otros usuarios como Reina Verdecia y Carlos Baños, ambos de Alturas de La Lisa y que se conectan con frecuencia desde el área ubicada en el parque del hospital Frank País, en la avenida 51, preocupa que, “a pesar de que la conexión es bastante buena, la seguridad sea mínima ya que el lugar carece de iluminación en las noches”.
Carlos Baños comentó, junto a otros usuarios, que en los últimos tiempos han acontecido robos por estos motivos. “Uno se entretiene hablando con la familia y no nota nada alrededor. No nos preocupa sentarnos en el suelo porque estamos conscientes de que es el comienzo de un servicio, pero sí la iluminación pues no abarca ningún espacio del parque, solo la avenida”.
“En esta ubicación, además, hay dos locales donde se vende ron, considero que deben concebirse mejor las condiciones de los espacios donde se va a ubicar la conexión inalámbrica”, agregó Reina, en referencia a las actitudes que asumen algunas personas después de consumir bebidas alcohólicas y que crean desorden en el área.
Al respecto Raúl Sánchez Catalá, quien asiste con su esposa al área ubicada en el anfiteatro de Marianao, opinó que a pesar de que todos tenían deseos de que la prestación llegara, y aun los tienen de que se continúe desarrollando, a ellos no se les ocurre “asistir a estas zonas en la noche, porque deben crearse en el futuro, además de condiciones de infraestructura, parámetros de seguridad”.
Dayana Arencibia, joven pobladora de La Lisa, aseguró que aunque se ha conectado en áreas como La Rampa y el Centro de Negocios Miramar, la conexión del Frank País ha sido la más rápida. “Quizá se deba a que en esas zonas hay mayor aglomeración de personas, pero aquí tengo mayor velocidad de navegación”, dijo.
Foto: Yaimí Ravelo
SI NO CAMINAS NO ENCUENTRAS, Y ¡AUN ASÍ…!
“El tema de las tarjetas wifi, para qué decirte…” así nos respondió entre disgustada e impotente Maribel Salgado, joven de 24 años que chateaba con sus amistades desde el área del anfiteatro de Marianao. “No hay tarjetas en el punto de Etecsa de 51 y 106, y cuando hay, la cola es inmensa”, sostuvo.
Lo mismo sucede en La Lisa, nos dijo por otra parte Juan Ramón Licea, de 26 años. “En este punto de Etecsa muy pocas veces hay tarjetas, y cuando aparecen, es preferible comprarlas por fuera que hacer la cola”.
Cuando hablamos de “por fuera”, aludimos a los revendedores que hace un tiempo circulan por estas áreas, con la oferta de tarjetas de Internet (tarjetas de acceso nauta temporales) a tres CUC, o, en el mejor de los casos, a 2.50 “para no abusar de la gente”, como piensan algunos.
“Ha sucedido que después que nos pasamos de dos a cinco horas en la cola nos cruzamos con la mala suerte de que delante nuestro haya un revendedor. Ya sabes que en esa compra se van hasta de 200 a 300 tarjetas”, expresó Pilar Alfonso, en el Centro de Negocios Miramar. Por lo visto, Etecsa no tiene establecido limitar la venta del producto.
Conversando con una revendedora, escuchamos que “aunque las personas se quejen de que no hay tarjetas porque ellos las acaparan, muchas están de acuerdo porque, a pesar del precio, encuentran el producto, evitan las colas y lo tienen a la hora que desean”.
“¿Qué centro de Etecsa te las puede ofertar después de las 7:00 p.m.? e incluso, cuando es en horario laborable, puede que el cliente aparte de la inmensa cola, se encuentre con que se acabe el producto: a mí me ha pasado. Hay que levantarse a las 6:00 a.m. para salir a buscarlas. Si no se camina no se encuentran”, añadió.
Aunque algunos usuarios expresaron que el acaparamiento de tarjetas por los revendedores es uno de los motivos del déficit de estas, el recorrido por las áreas de La Lisa, el anfiteatro de Marianao, la Villa Panamericana, el Centro de Negocios Miramar y La Rampa, mostró que otra parte importante del problema es que los puntos de Etecsa no cuentan con las cantidades necesarias para la venta. Además, tampoco se ha organizado el proceso de modo que se eviten las colas, pues los mecanismos son engorrosos y la cantidad de personal en algunos lugares es insuficiente para brindar un rápido y buen servicio.
Gaby Rodríguez, quien se encontraba en el Centro de Negocios referido, opinó, como varios, que en este punto siempre hay tarjetas, pero que “ha tenido que comprarlas, sin excepción, a los revendedores a un CUC de más, por las colas”.
“Casi cinco horas he soportado para obtener las tarjetas y cuando he realizado la compra, algunas veces he encontrado solo las de media hora. Sucede que hay poco personal de atención y es la misma cola para pagar las facturas, recargar o comprar móviles, y obtener las tarjetas de Internet. Ha de pensarse en otros mecanismos”, dijo Mercedes Oquendo Dacosta, en el Centro de Negocios Miramar.
Sobre la limitación o no de la comercialización de las tarjetas temporales en este centro, Liesmaray Rodríguez, ejecutiva de venta de la sala de navegación del mismo, respondió que “ya que no existe limitación de venta alguna”, al cliente (identificado con su carné de identidad) se le vende todo lo que desee.
Según Rodríguez, a esta sala asignan entre 500 y 600 tarjetas diariamente por ejecutiva, de modo que por lo visto esta sede no permanece sin producto; sin embargo sobresale que solo haya dos personas para realizar todos los trámites y que no establezcan límites de venta.
Por su parte, Eddy Sosa, ejecutivo comercial del punto de Etecsa del Frank País, en La Lisa, reseñó que a los cuatro ejecutivos de este espacio se les entregan entre 150 y 200 tarjetas diariamente. Obviamente unas cifras para nada suficientes según los resultados encontrados en esa área.
Aun así, respecto al tema de la limitación o no de la cantidad de tarjetas compradas por una misma persona, añadió que aunque al principio vendían sin restricciones, en el presente, teniendo en cuenta la situación de los revendedores, internamente han establecido destinar solo hasta diez tarjetas por usuario. Una alternativa al menos solidaria para muchos.
Tales situaciones llevan a pensar en la necesidad de implementar otros mecanismos para la venta de las tarjetas como el de los agentes de telecomunicaciones, quienes hasta hoy tanto han contribuido a aligerar la carga de los puntos de Etecsa por la afluencia de público. Sin embargo, en lo pertinente a la navegación en Internet, los agentes no están ofertando este servicio.
Marta Amador, agente de telecomunicaciones de 23 y 12, explicó que no las tienen en venta porque Etecsa no les está ofertando las tarjetas wifi.
“Como agentes de telecomunicaciones, adquirimos los productos con una rebaja del 10 % y los ofertamos al mismo precio que la empresa. Pero en lo referente a la navegación, solo vendemos los bonos de recarga nauta porque no nos han ofrecido las tarjetas de wifi”, afirmó Marta.
Y agregó: “Etecsa aún no nos ha explicado por qué no están incluidas dentro de los servicios, y nosotros no las tenemos porque tendríamos que comprarlas al mismo precio que los usuarios”.
Sin embargo, Carmen Carina Tejera, agente de telecomunicaciones de La Lisa, sostuvo que, aunque todavía no las ha obtenido, sí pueden hacerlo por medio de otro contrato con Etecsa: “pero considero un absurdo tener que realizar otra transacción aparte para comprar estas tarjetas”.
Diversos son los criterios encontrados por el equipo de Granma en este sentido, pero todo indica que existe falta de información por parte de la institución para con los agentes de telecomunicaciones.
ALGUNAS RESPUESTAS INSTITUCIONALES
Acerca de las inquietudes encontradas durante la realización de este reportaje, Granma abordó a Luis Manuel Díaz Naranjo, director de Comunicación Institucional de Etecsa.
Específicamente sobre las cuentas de acceso nauta temporales —que son las comercializadas a través de las tarjetas prepagadas de 30 minutos, una hora y cinco horas—, el directivo explicó que “están destinadas fundamentalmente a los usuarios temporales o visitantes, por tanto su distribución y oferta en las unidades comerciales de Etecsa y en los puntos de terceros (red hotelera y extrahotelera) responde a la estrategia de la empresa de garantizar este producto para este público objetivo”, abundó.
“Ello no quita que una persona natural cubana o extranjera residente no la pueda adquirir en un momento determinado. La cuenta de acceso nauta permanente, es la que está orientada a los clientes residentes en Cuba, ya sea cubano o extranjero”, expuso.
Obviamente existe desinformación y falta de difusión a la población sobre las prestaciones que ofrece una cuenta permanente y que no incluye una tarjeta temporal ya que la gran mayoría de los cubanos compra esta última. Sobre ello Díaz Naranjo añadió que “la empresa en estos momentos está realizando acciones de comunicación para que los clientes conozcan las bondades de la primera”.
Sobresale el hecho de que las cuentas permanentes se compren por una vez y faciliten al cliente memorizar el usuario y la contraseña, sea duradera por 360 días (330 activa y otros 30 adicionales para extender su vida útil) así como recargable para incrementar el saldo y extender el periodo de actividad, a diferencia de las tarjetas que caducan a los 30 días de su apertura.
Sin embargo, la práctica va por otro lado. Las estrategias pueden diseñarse y las acciones de comunicación desarrollarse, pero mientras estas dan resultado, por qué no facilitar más el acceso de las personas al servicio que han escogido. ¿Qué dificultades pueden acarrear el realizar una mejor y mayor distribución de las tarjetas, establecer límites lógicos de ventas u otras acciones tan sencillas como esas?
Del mismo modo ocurre en el caso de los agentes de telecomunicaciones, sobre los cuales el director de Comunicación Institucional de Etecsa comentó que las tarjetas nauta temporales no se les ofertan con descuento del 10 % y se les venden como a cualquier otro usuario por la misma razón: “tenemos concebido que el uso de la población sea a través de las cuentas de acceso nauta permanente”.
La empresa apuesta además porque ello contribuya a disminuir las colas, “ya que las recargas de las mismas se pueden hacer tanto de manera directa en las unidades comerciales de Etecsa, como a través de los cupones de recarga ofrecidos por los agentes de telecomunicaciones a los precios de 2.00, 5.00 y 10.00 CUC”, detalló Díaz Naranjo. Sin embargo, ante la demanda de la población, resulta contradictorio que se establezcan estos límites, pues en la práctica lo que está sucediendo es que las personas tienen menos lugares donde adquirir lo que necesitan.
Si los agentes de telecomunicaciones surgieron no solo como alternativa de empleo, sino como una manera de que la empresa llegara más cerca de la gente instalándose en los barrios, además de descongestionar los ya sobrecargados puntos comerciales, qué sentido tiene que no puedan ofertar toda la gama de servicios solo porque no estaba en las concepciones iniciales.
Si atendemos a la necesidad de ampliar la cantidad de ejecutivas (os) en algunos puntos de Etecsa o salas de navegación para evitar la sobresaturación de personas —dado que el recorrido mostró que la mayoría de los trámites se realizan por la misma cola—, el trabajo de los agentes, sin lugar a dudas, se vuelve más útil.
Luis Manuel Díaz Naranjo expresó a Granma que junto a la intención de colocar en manos de terceros (otros distribuidores autorizados) los servicios para un mayor alcance de los mismos, estará el propósito de “continuar mejorando los aspectos organizativos según la unidad o instalación comercial y sus características”.
En cuanto a la limitación de la cantidad de tarjetas por persona, notificó que toda venta a la población tiene un carácter minorista, por lo que se debe regular en correspondencia con las necesidades de los consumidores que acuden a estas instalaciones de manera individual. Mientras que, “las compras de otros volúmenes superiores, deben estar dirigidas a los agentes de telecomunicaciones y otros distribuidores autorizados”; con excepción de las tarjetas de cuentas de navegación temporales, como ya se explicaba.
No obstante, según mostró nuestro recorrido, la política de venta minorista no está implementada en la mayoría de los puntos comerciales.
La preocupación expresada por algunos usuarios en torno al hecho de que, aun bajo el conocimiento de que la calidad de la conexión depende de la cercanía, en algunas áreas como la del hotel Habana Libre, o la del Centro de Negocios Miramar, el personal de seguridad exija salir de la propiedad transcurrido determinado horario y permanecer en las aceras, fue otro de los temas conversados.
El directivo precisó que “aunque en las 35 áreas públicas existe acceso pleno, en los locales pertenecientes a instituciones o empresas, estas pueden establecer las políticas de acceso y reglas de conducta del personal”. Sin duda algo que debió haber previsto Etecsa desde la gestación del servicio y que está a tiempo de corregir.
La preferencia por una zona u otra para el alcance de una buena conexión y la necesidad de ampliar la cantidad de áreas, tanto para evitar el enlentecimiento por la cantidad de usuarios como para acercar el servicio a otros territorios, fueron otros de los criterios expresados por quienes, a pesar de algunas asperezas del comienzo, disfrutan del servicio lo mismo a través de redes sociales, videollamadas, correo electrónico, descarga de archivos, etcétera.
Entusiasmados por tener wifi “en las calles”, unos disfrutan la posibilidad de “conectarse” para adentrarse en cotidianidades hasta hace poco desconocidas y vivenciar realidades a través de redes sociales o de espacios que incluyen contenidos internacionales, actualizados y novedosos. Pero otros, se sienten insatisfechos por cada caída de la conexión que les impide disfrutar a plenitud de la navegación que, a pesar de las rebajas tarifarias, aún trasluce precios altos para la mayoría de los cubanos.
A la par de la buena aceptación del servicio, figuran experiencias que pueden corregirse en el inicio del camino. Más que un sueño inalcanzable, rutinas como la de Pinar del Río deberían ser vistas como multiplicables, para hacer, el trayecto de esta experiencia, lo más placentero y disfrutable posible.
Tomado de Granma.
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