Silvio Rodríguez
este viernes, en Calle San Marcos entre A y Malecón, Cojímar, localidad
ubicada en el litoral de La Habana, perteneciente al Municipio Habana
del Este, recientemente azotada tras el paso del huracán Irma.
Hasta la explanada del Torreón del pueblo de pescadores, fueron llegando los habitantes de ese barrio, a los que se sumaron gente de Alamar y de parajes y países insospechados, quienes demostraron ser seguidores del trovador.
Wilber Aguilera de Paz, cubano de 43 años de edad, declaró que decidió vivir en Cojímar hace 9 años por el encanto de su mar y de su gente afable. Para él, ese lugar tiene un ambiente mágico, por ello piensa que el hecho de recibir a Silvio en su pueblo, es señal de que las cosas van a mejorar, que van hacia adelante, pues cuando el huracán Irma hizo sus estragos, el corazón de todos los vecinos quedó apretado. Por eso considera un premio y un regalo que le da la vida, la presencia del trovador a pocos metros de su casa. Disfrutar del canto del poeta de toda una generación, con el que creció con dignidad, es también una magia que le agradece a Cojímar.
Para Lourdes Fuentes, quien vive en este barrio de mar hace 22 años de los 63 que posee, el hecho de que Silvio siendo un artista internacional y con tanto trabajo haya tenido la deferencia de llegar a su pueblo humilde para dar un recital, es algo que agradece y aunque asevera que le gusta mucho Te doy una canción, se va a sentir feliz con cualquier canción que interprete.
De Córdova, Argentina, llegaron también Susana Altamirano de 66 años quien se autodefine como la fanática número uno de Silvio y su compañero de vida, Rubén Vio, de 70 años, quien dice que asiste a este concierto, para tratar de volar con la cabeza, a lugares donde la poesía y la música lo lleva a uno, alejado de lo que es el razonamiento normal que tiene el ser humano, de lo lógico, volando hacia lo ilógico, que es la metáfora, la poesía y la música. Por esa razón sigue al artista cubano, que le llena el alma y le genera viajes interiores a lugares posibles.
A esa opinión se une la del también argentino, Nicolás Marín, de 32 años, quien comenta que tener la posibilidad de ser testigo de esta actuación en su primera visita a Cuba, es una experiencia significativa. Para Marín, querer al poeta cubano, es una tradición y un encuentro familiar, con sus padres, sus tíos. Esa herencia, la lleva consigo desde que nació y al cabo de los años, sigue siendo recurrente en su vida, frases como “¿hasta dónde debemos practicar las verdades?”, frases contundentes de Silvio que lo llevan a preguntarse muchas cosas.
Salvadoreños, españoles, peruanos, mejicanos, se unieron a la convocatoria del concierto y casi de manera sorpresiva y ante tantas expectativas, el autor de Unicornio, entró a escena como siempre, a las 6 en punto de la tarde.
En ese instante comenzó otra magia en Cojímar, lugar que al decir del trovador, en su presentación, ha visitado muchas veces, no precisamente para hacer conciertos.
Comentó que la gira por los barrios, son conciertos que lleva haciendo hace un tiempo, donde en vez de tocar en los teatros, tocan en las calles, casi en la casa de la gente, cerca de sus puertas.
Añadió que ha sido una experiencia muy hermosa, en la que han recibido y aprendido mucho y a la que se han sumado varios artistas de diferentes disciplinas. Comentó que han querido sumarse bailarines y hasta la orquesta sinfónica, quienes lamentablemente no lo han logrado por un problema de espacio y de recursos.
Añadió, que entre los que le acompañaban al concierto de esa tarde, estaba de manera especial, un gran cantautor mejicano, de gran prestigio, quien a pesar de ser joven, llevaba mucho años de trayectoria artística, Alejandro Filio.
A partir de ese momento la música, la poesía y la voz de amplio registro de Filio, llenaron el espacio.
Temas de su autoría como Por venganzas, Protesta, Mi trova azul, Aunque no estás, dedicado especialmente a Santiago Feliú y Habrá que creer, escuchados para la gran mayoría, por vez primera, tocaron hondo el pecho de los presentes, llenando la tarde de ternura y melodías en una plaza, donde la brisa del mar y el olor a salitre, no dejaron definitivamente, lugar para la tristeza.
Víctor Casaus, poeta y Director del Centro Pablo de la Torriente Brau, comunicó a los presentes de la donación de libros por parte del Instituto Cubano del Libro, el Centro Pablo de la Torriente Brau, la Editorial Capitán San Luis y los Estudios Ojalá otorgados a la Escuela Secundaria Abdala, de la comunidad y anunció la actuación del protagonista de la gira barrial.
Silvio acompañado esta vez por Niurka González (flauta y clarinete), Jorge Aragón (piano), Jorge Reyes (bajo), Emilio Vega (vibráfono y percusión) y Oliver Valdés (batería y percusión) deleito durante una hora, con sus canciones, tanto antológicas como recientes, a un público casi hechizado por tan buena música, interpretada por artistas de excelencia; y por una poesía que aún, siendo conocida y en otros casos desconocida o de nueva creación, no deja de tener matices que conmueven el alma de quienes las escuchan y corean, una y otra vez.
Las historias de vida de cada barrio visitado por el poeta trovador, en esta gira, no deja de sorprender a sus protagonistas y a todos los que conforman su equipo.
Compartir entonces con un pueblo como Cojimar, en su sentido más íntimo, que cuenta además de la magia de su gente, con la magia que le imprimió, el escritor estadounidense Ernest Hemingway. Llevar el arte y la cultura después del paso de un huracán, a ese espacio vital, confirman que el concierto 86 de la interminable gira, devino en un concierto reparador de sueños.
Imprescindible y de excelencia, resultó el concierto 86 de la Gira por los Barrios, realizada por Hasta la explanada del Torreón del pueblo de pescadores, fueron llegando los habitantes de ese barrio, a los que se sumaron gente de Alamar y de parajes y países insospechados, quienes demostraron ser seguidores del trovador.
Wilber Aguilera de Paz, cubano de 43 años de edad, declaró que decidió vivir en Cojímar hace 9 años por el encanto de su mar y de su gente afable. Para él, ese lugar tiene un ambiente mágico, por ello piensa que el hecho de recibir a Silvio en su pueblo, es señal de que las cosas van a mejorar, que van hacia adelante, pues cuando el huracán Irma hizo sus estragos, el corazón de todos los vecinos quedó apretado. Por eso considera un premio y un regalo que le da la vida, la presencia del trovador a pocos metros de su casa. Disfrutar del canto del poeta de toda una generación, con el que creció con dignidad, es también una magia que le agradece a Cojímar.
Para Lourdes Fuentes, quien vive en este barrio de mar hace 22 años de los 63 que posee, el hecho de que Silvio siendo un artista internacional y con tanto trabajo haya tenido la deferencia de llegar a su pueblo humilde para dar un recital, es algo que agradece y aunque asevera que le gusta mucho Te doy una canción, se va a sentir feliz con cualquier canción que interprete.
De Córdova, Argentina, llegaron también Susana Altamirano de 66 años quien se autodefine como la fanática número uno de Silvio y su compañero de vida, Rubén Vio, de 70 años, quien dice que asiste a este concierto, para tratar de volar con la cabeza, a lugares donde la poesía y la música lo lleva a uno, alejado de lo que es el razonamiento normal que tiene el ser humano, de lo lógico, volando hacia lo ilógico, que es la metáfora, la poesía y la música. Por esa razón sigue al artista cubano, que le llena el alma y le genera viajes interiores a lugares posibles.
A esa opinión se une la del también argentino, Nicolás Marín, de 32 años, quien comenta que tener la posibilidad de ser testigo de esta actuación en su primera visita a Cuba, es una experiencia significativa. Para Marín, querer al poeta cubano, es una tradición y un encuentro familiar, con sus padres, sus tíos. Esa herencia, la lleva consigo desde que nació y al cabo de los años, sigue siendo recurrente en su vida, frases como “¿hasta dónde debemos practicar las verdades?”, frases contundentes de Silvio que lo llevan a preguntarse muchas cosas.
Salvadoreños, españoles, peruanos, mejicanos, se unieron a la convocatoria del concierto y casi de manera sorpresiva y ante tantas expectativas, el autor de Unicornio, entró a escena como siempre, a las 6 en punto de la tarde.
En ese instante comenzó otra magia en Cojímar, lugar que al decir del trovador, en su presentación, ha visitado muchas veces, no precisamente para hacer conciertos.
Comentó que la gira por los barrios, son conciertos que lleva haciendo hace un tiempo, donde en vez de tocar en los teatros, tocan en las calles, casi en la casa de la gente, cerca de sus puertas.
Añadió que ha sido una experiencia muy hermosa, en la que han recibido y aprendido mucho y a la que se han sumado varios artistas de diferentes disciplinas. Comentó que han querido sumarse bailarines y hasta la orquesta sinfónica, quienes lamentablemente no lo han logrado por un problema de espacio y de recursos.
Añadió, que entre los que le acompañaban al concierto de esa tarde, estaba de manera especial, un gran cantautor mejicano, de gran prestigio, quien a pesar de ser joven, llevaba mucho años de trayectoria artística, Alejandro Filio.
A partir de ese momento la música, la poesía y la voz de amplio registro de Filio, llenaron el espacio.
Temas de su autoría como Por venganzas, Protesta, Mi trova azul, Aunque no estás, dedicado especialmente a Santiago Feliú y Habrá que creer, escuchados para la gran mayoría, por vez primera, tocaron hondo el pecho de los presentes, llenando la tarde de ternura y melodías en una plaza, donde la brisa del mar y el olor a salitre, no dejaron definitivamente, lugar para la tristeza.
Víctor Casaus, poeta y Director del Centro Pablo de la Torriente Brau, comunicó a los presentes de la donación de libros por parte del Instituto Cubano del Libro, el Centro Pablo de la Torriente Brau, la Editorial Capitán San Luis y los Estudios Ojalá otorgados a la Escuela Secundaria Abdala, de la comunidad y anunció la actuación del protagonista de la gira barrial.
Silvio acompañado esta vez por Niurka González (flauta y clarinete), Jorge Aragón (piano), Jorge Reyes (bajo), Emilio Vega (vibráfono y percusión) y Oliver Valdés (batería y percusión) deleito durante una hora, con sus canciones, tanto antológicas como recientes, a un público casi hechizado por tan buena música, interpretada por artistas de excelencia; y por una poesía que aún, siendo conocida y en otros casos desconocida o de nueva creación, no deja de tener matices que conmueven el alma de quienes las escuchan y corean, una y otra vez.
Las historias de vida de cada barrio visitado por el poeta trovador, en esta gira, no deja de sorprender a sus protagonistas y a todos los que conforman su equipo.
Compartir entonces con un pueblo como Cojimar, en su sentido más íntimo, que cuenta además de la magia de su gente, con la magia que le imprimió, el escritor estadounidense Ernest Hemingway. Llevar el arte y la cultura después del paso de un huracán, a ese espacio vital, confirman que el concierto 86 de la interminable gira, devino en un concierto reparador de sueños.
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