martes, 3 de mayo de 2016

La gangrena



 


  Graziella Pogolotti
30 de Abril del 2016


Nerón, en rasgo demencial, quiso incendiar a Roma. Sería una señal que anunciaba el derrumbe de un imperio, extendido por Europa y por la cuenca del Mediterráneo. Al implantar colonias en diversidad de territorios, se estaba librando también una batalla cultural. Los conquistadores fueron contaminados por los pueblos vencidos. Hubo emperadores procedentes de la península ibérica. Las religiones se mezclaron y el latín dominante, modelado por los llamados bárbaros, dio lugar al nacimiento de las lenguas modernas.
Bajo el dominio avasallador del capital financiero, se derrumban los restos maltrechos de la democracia representativa burguesa. Los alcances sin precedentes de la corrupción corroen las prácticas políticas. La desregularización de la economía, la contracción del papel del Estado y la filosofía neoliberal se contraponen a los conceptos económicos concebidos otrora para salvar el sistema. La crisis de 1929 condujo a la aplicación de las ideas de Keynes. El Gobierno intervenía para impulsar el crecimiento económico. Programó la realización de gigantescas obras de infraestructura (carreteras y ferrocarriles) requeridas de considerable mano de obra. Los salarios reactivaban el mercado interno cuando la industria tenía un peso determinante en Estados Unidos.
Ahora el mundo es otro. El ejemplo brasileño impone una reflexión. Lacerado por la corrupción, el modelo de Montesquieu, según el cual los tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial se equilibraban mutuamente, ha dejado de existir. Los corruptos, con fortunas ocultas en los paraísos fiscales, enjuician a la Presidenta —carente de bienes mal habidos— por sus políticas presupuestarias a favor de los desposeídos. Los tribunales, remisos a impartir justicia, obedecen a los dictados de intereses perversos. Convertida en espectáculo, la política se convierte en un carnaval de golpizas, pierde de vista las consecuencias de sus decisiones en el gran país latinoamericano. Cómplices, los medios filtran falsas informaciones, venden imágenes constituidas en un componente más del espectáculo modelador de conciencias. Emerge un conservadurismo prehistórico. Al decir de Leonardo Boff, violan la ley de Dios al invocar su nombre en vano. El golpe suave anula la voluntad popular emitida a través del sufragio.
Brasil tiene un peso decisivo en el continente por su desarrollo económico, su dimensión y sus enormes potencialidades. Están en juego las reservas de petróleo submarino, la riqueza minera y la que preserva la Amazonia. Su papel internacional ha adquirido mayor importancia en los últimos años. Integra el grupo de los Brics. Es, por tanto, una pieza clave en el ajedrez contemporáneo.
La corrupción ha sobrepasado las prácticas primitivas de antaño, cuando un ministro de Hacienda abría la caja fuerte a su cuidado y empacaba los dólares en sus maletas. Fortunas gigantescas se alimentan del tráfico de armas, de narcóticos y de personas. Los paraísos fiscales preservan el secreto del dinero lavado, de sus fuentes verdaderas y eluden los impuestos que aplican los Estados para implementar políticas sociales menos cruentas. A esta gangrena corruptora se añaden el soborno extendido a todos los niveles de la sociedad, el tráfico de influencias, el nepotismo y los compromisos de los políticos para costear sus campañas electorales. En un toma y daca de enormes proporciones, se anulan los compromisos demagógicos contraídos con los electores. En la práctica, los Gobiernos socialdemócratas abandonan sus promesas y muchas veces endurecen las políticas de ajuste de corte neoliberal.
En los días que corren, ninguna sociedad es inmune a los efectos de la corrupción. Estuvo presente en la decadencia del socialismo real. Asoma también entre nosotros. Sin alcanzar las dimensiones del mundo que nos rodea, se manifiesta de distintas maneras. Tiene que ser atajada por sus consecuencias económicas y, sobre todo, por su reflejo político en la batalla por los valores, en la credibilidad de nuestras instituciones. Su expresión más evidente se observa en la vida cotidiana con el desvío de recursos y el soborno del pequeño funcionario para acelerar trámites y eludir impuestos. También aparece a otros niveles en el pago de comisiones y por otras vías. Por ese motivo, los controles administrativos son insuficientes. Es indispensable implementar progresivamente las vías que estimulen el indispensable control social.
Nuestra memoria cultural conserva dos ideas heredadas de la colonia y de la neocolonia. Una de ellas, venida de España, afirma: «La ley se acata, pero no se cumple». Así ocurrió durante siglos. Los veedores (inspectores de la época) llegaban tardíamente y se contaminaban de inmediato con el medio. Lo he dicho muchas veces: nuestro poema épico clásico, Espejo de paciencia, narra una historia de contrabando. Por esas vías, a través de los corsarios de todas las banderas, se establecieron nuestras redes en el Caribe. De esa manera se construyeron fortunas mediante el monstruoso tráfico ilegal de las llamadas piezas de ébano, los esclavos africanos. Durante la república neocolonial, la compraventa de puestos en el Gobierno fue un refugio ante el desempleo crónico. Pero «El que tiene un amigo tiene un central», se decía entonces y se sigue diciendo todavía. Ahora, más que nunca, hay que rescatar el respeto a la ley y combatir un sociolismo corruptor que enmascara la peligrosa economía sumergida.
Obra colectiva en permanente construcción, orientado hacia la equidad entre los seres humanos y la defensa de la nación, el socialismo se asienta en un complejo tejido de voluntades, aspiraciones y sueños. Como lo creía el Che, sus hacedores crecen mientras lo edifican. Su invulnerabilidad se sostiene sobre la preservación de principios éticos

Tomado de Juventud Rebelde.

 


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