El líder estudiantil José Antonio Echevarría cayó en la heroica acción. Foto. Archivo Cubadebate
En ocasión del aniversario 60 del Asalto al Palacio
Presidencial y la Toma de Radio Reloj, Cubadebate recuerda la
Intervención de Juan Nuiry Sánchez, dirigente de la FEU y del Directorio
Revolucionario y participante de aquellos heroicos hechos, en el Acto
Central por el 54º Aniversario de los sucesos del 13 de marzo de 1957.
Palacio Presidencial, 13 de marzo de 2011
“¡Si caemos, que nuestra sangre señale el camino de la libertad!” Al
escribir esta frase José Antonio Echeverría momentos antes de partir
para la acción, ¿cual era la situación existente en nuestro país?:
Al comenzar el año 1957, la dictadura de Batista pretendía aparentar
tranquilidad, pero los hechos ocurridos en la zona oriental, los meses
finales de 1956, lo convirtieron en una guerra sin cuartel, pues el
levantamiento del 30 de noviembre en Santiago de Cuba y el desembarco
del Granma en la costa sur de la provincia de Oriente, eran
acontecimientos muy evidentes.
Al finalizar la censura de prensa impuesta por la dictadura a raíz
del desembarco del Granma, el 2 de diciembre de 1956, luego de la
publicación de un amplio reportaje, del periodista Hebert Matthews,
aparecido en el diario The New York times, con fotos y detalles, se
conoció tanto en Cuba, como en el exterior, que la insurrección era una
realidad y su jefe, Fidel Castro, estaba vivo y continuaba en pié de
lucha en la Sierra Maestra.
Luego del encuentro con el Comandante Fidel Castro, el periodista
norteamericano se reunió en La Habana con José Antonio Echeverría y le
hizo una entrevista que se publicó el 10 de marzo de 1957 en la Revista
Bohemia, bajo el título: “Facción estudiantil acusada” , donde plantea:
“La dirigencia de la Federación Estudiantil Universitaria esta huyendo
con éxito de la vigilancia policiaca; las autoridades acusan a los
muchachos de complicidad con Fidel Castro, con quien suscribieron un
pacto en Ciudad México; la policía aspira a sacarlo de la circulación,
pero los estudiantes están activos en la presente resistencia”. Termina
el trabajo con una descripción del líder estudiantil, en la que expresa:
“sus amigos le llaman el gordo, pero en realidad se trata de un
muchacho robusto con abundante cabellera, tiene 24 años y estudia
Arquitectura”.
De este modo, llegamos al miércoles 13 de marzo de 1957. ¡Qué lejos
estaban de conocer, quienes transitaban por las calles habaneras, que un
grupo de revolucionarios tendrían un encuentro con la historia, en uno
de los lugares más céntricos de la capital! Ese día, de aparente
tranquilidad, comandos revolucionarios esperaban atentos la orden de
combate, para llevar a cabo tres operaciones cuidadosamente
estructuradas y cronometradas, que sacudirían a la nación: la toma de la
emisora Radio Reloj; el asalto al Palacio Presidencial y acudir a la
Universidad de La Habana para instalar un centro de operaciones en aquel
lugar histórico, para luego entregarle las armas al pueblo con vistas a
comenzar una insurrección armada en la capital. Como se conoce, la
alocución de José Antonio preparada para ese fin, nunca salió al aire
por haber sido interrumpida.
Para hablar de estas acciones es necesario recordar el pensamiento
del esclarecido prócer Enrique José Varona, cuando señaló: “Que no podía
estudiarse el estallido sin conocer las causas progresivas que lo
hicieron posible”. En una palabra, no se podría comprender el hecho, sin
sus antecedentes. El primero, está sobreentendido en nuestra tradición
de lucha: Presente desde la guerra de independencia: Céspedes,
Agramonte, Martí, Gómez, Maceo. Observar como la intransigencia
patriótica de Baraguá, está presente en el ideario de Montecristi, y la
vigencia del pensamiento de Martí es permanente. El designio “del
fatalismo geográfico” se quebró ante la posición ideológica de Mella,
Rubén y Guiteras y llega hasta nuestros días.
Foto del Asalto al Palacio Presidencial. Foto: Archivo de Cubadebate
El asalto al Moncada en 1953, es un punto de partida, como lo definió
el líder de aquella acción, Fidel Castro, en el noveno aniversario de
esos hechos, cuando expresó:- “el 26 de julio comenzó la última y
definitiva etapa de la contienda por la independencia nacional, que
había venido librando nuestro pueblo desde 1868”.
Y, sin lugar a dudas, la Carta de México firmada por Fidel Castro y
José Antonio Echeverría el 29 de agosto de 1956 en la capital de ese
país, acontecimiento que arriba este año a su 55 aniversario, la que
además de constituir un documento raigal de nuestra historia, rompió las
barreras del tiempo, con fuerza inusitada y llega hasta nuestros días,
como un legado permanente para la juventud y un compromiso eterno de
esta con Fidel y la Revolución.
Es oportuno que nos detengamos en algunas precisiones de este
histórico documento dentro de sus 19 articulados y cito: “Fue firmado
por los dos grupos que agrupan en sus filas la nueva generación; que han
decidido unir sólidamente su esfuerzo con el propósito de derribar la
tiranía y llevar a cabo la Revolución Cubana; que los partidos políticos
cesen de implorar soluciones. Y que, la Revolución llegará al poder
libre de compromiso.” La Carta de México es un grito de guerra, un
desafío, un documento unitario que agrupa una generación y la proyecta
hacia el futuro.
Con estos antecedentes, llegamos al estallido bélico del miércoles 13
de marzo de 1957, cuando ocurrieron las acciones que sacudieron a la
capital que vivió, por primera vez, desde el golpe de estado de 1952, el
impacto de una batalla campal, en que se sintió el tableteo de
ametralladoras y rifles en pleno día, en el mismo centro de la mansión
ejecutiva.
Tras un intenso proceso, a partir de enero de 1957, se prepararon
tres comandos, que se albergarían en tres puntos de la barriada del
Vedado.. Cincuenta combatientes que irían a Palacio, estarían
acuartelados en la calle 21 entre 22 y 24, y los que participarían en la
toma de Radio Reloj, en el sótano de un edificio en la calle 19 entre B
y C y en la calle 6, entre 19 y 21.
El comando de la segunda operación de apoyo, que era un contingente
necesario, tenía dos objetivos fundamentales. Uno, garantizar el
abastecimiento del parque a los asaltantes, producto del volumen de
fuego necesario para penetrar en la guarida del tirano; y, tomar los
edificios más altos que rodeaban Palacio para neutralizar las
ametralladoras situadas en la azotea de esa instalación. Lamentablemente
este comando no fue posible acuartelarlo y ese numeroso grupo,
ampliamente avituallado para estos importantes propósitos,
inexplicablemente no acudió a aquella cita de honor, lo que motivó un
desenlace fatal en el desarrollo de los acontecimientos.
Podemos afirmar que las acciones efectuadas en el Palacio y Radio
Reloj cumplieron sus objetivos, se realizaron coordinadamente a plena
luz del día, conmovieron a toda la nación y fueron calificadas por el
Historiador de la Ciudad, doctor Emilio Roig: “La hazaña mas fieramente
audaz de nuestras luchas por la libertad”.
Un camión de lavandería utilizado en las acciones del 13 de marzo. Foto: Archivo de Cubadebate
Una vez terminada la toma de Radio Reloj, tal como fue planificada,
al partir hacia la Colina Universitaria, el destino misteriosamente nos
jugo un inesperado acontecimiento….caía en combate frontal con la
policía José Antonio Echeverría, tal como había escrito en su
testamento: “no desconozco el peligro. No lo busco. Pero tampoco lo
rehúyo. Trato sencillamente de cumplir con mi deber”. Con él, se perdía
la cabeza más alta y más importante de la acción. Al enfrentarse contra
los esbirros a un costado de su querida Colina, y su negra cabellera
despeinada cayó sobre el pavimento….¿quien puede atreverse a negar que
las piedras de la Bicentenaria Universidad lloraron, y junto con ellas,
todo el pueblo de Cuba?
José Antonio, más que caer, se sembró en la historia. ¡Aquel indómito
y carismático dirigente estudiantil vivió su fugaz existencia a la
velocidad de un relámpago, con un pié en el presente y otro en el
futuro!.
Hoy a la distancia de más de medio siglo, recordamos las palabras pronunciadas por
Fidel
Castro en la escalinata universitaria el 13 de marzo de 1960, cuando en
una bella imagen, al referirse a José Antonio expresó: “Fue el más alto
exponente del estudiantado universitario y el joven más brillante en la
Universidad en los últimos años… sobre todo, un ejemplo que es orgullo
de nuestra generación , que se gestó aquí como líder, no solo
estudiantil, sino como líder revolucionario de todo el pueblo en la
Universidad de La Habana”.
¡Cuantas vivencias guardo! , tanto en la identificación y
complementación entre Fidel y José Antonio, así como de su mutuo afecto y
admiración. Me referiré tan solo a un hecho, en que sobran las
palabras, cuando el Comandante en Jefe desvío su ruta por la Carretera
Central en la Caravana de la Libertad, al triunfo de la Revolución, y
acudió al Cementerio de Cárdenas, a rendirle homenaje de recordación a
su compañero de ideales.
Fidel en tumba de José Antonio Echeverría, en enero de 1959.
¡Que pudiéramos decir hoy de aquel amigo inseparable que vimos por
ultima vez hace 54 años, cuando pasó con su traje azul y su amplia
sonrisa, haciéndome un saludo muy característico, y subía a la máquina,
delante de la mía.! ¡Juntos en todas las acciones, también juntos
libramos esta última!
Como no recordar aquel joven, que no pudo cumplir sus 25 años, de
aquel estudiante, que tampoco logro concluir su carrera de Arquitecto,
de aquel revolucionario que se formó en la Universidad y que al igual
que Mella, desbordó los muros de la Colina y se proyecto en el pueblo.
De aquel que se ha ganado el honor de Presidente eterno de la FEU!…..
José Antonio fue todo desinterés personal, enfrentó y desafió el
peligro, golpes, clandestinidad, cárceles, manifestaciones, siempre en
primera fila. Su estudio no podría ser completo si no se contemplara de
manera integral: su proyección social, cultural, internacionalista,
antiimperialista y como martiano, comprendió siempre aquella frase del
apóstol que “no hay proa que taje una nube de ideas”…. Solo como
complemento de de su pensamiento, su sentido unitario, permítanme
referirme a la intervención pronunciada por José Antonio en mayo de
1954, en la inauguración del Primer Festival de Arte Universitario,
cuando manifestó, con palabras que sintetizan su pensamiento, su sentido
ético y fundamentalmente su respeto por la tradición:
“Hablo escoltado por Mella en el 23, Guiteras en el 27, Trejo en el
30 y Rubén, Renato, Raúl Gómez García y Boris Luis en el 53; la FEU de
la Universidad de La Habana que custodia entre sus muros las cenizas de
Varela, quien desde la Ciencias Sociales proclamó “no hay ciencia sin
conciencia” y los restos de Felipe Poey, quien desde las Ciencias
Naturales proclamó “que no hay inteligencia sin moral”
La cuota de sangre vertida por los combatientes de aquellas acciones
no terminó el 13 de marzo. Días después, el 20 de abril, producto de una
vil y despreciable delación, fueron asesinados cuatro héroes de
aquellas acciones, Fructuoso Rodríguez, que sustituyó a José Antonio en
la Dirección de la FEU y el Directorio Revolucionario, junto a Juan
Pedro Carbó, José Machado y Joe Westbrok.
En este recuento de luces, que salen a relucir el heroísmo de sus
combatientes en aquellos audaces episodios, también considero necesario
referirme a un hecho de sombra, algo olvidado por nuestra
historiografía, ocurrido semanas después que demuestran como aquellos
acontecimientos marcaron un momento definitorio en aquella compleja
sociedad de intereses. No es posible olvidar aquel grotesco y servil
desfile homenaje en el Salón de los Espejos, en este propio escenario
del Palacio Presidencial, todavía húmedo de sangre, a los pocos días del
ataque, cuando el pudiente capital nacional, atribuyéndose la
representación del país, congratuló al tirano, ligando su presente y su
futuro a la suerte de Batista, al brindarle un acto de desagravio por lo
ocurrido.
La sórdida comunidad de intereses, el mundo dorado de las cuentas
bancarias convalida el crimen y sitúan su incompatibilidad con las
grandes aspiraciones nacionales. Es que las acciones del 13 de marzo de
1957, sacuden hasta las propias raíces de un sistema, del que Batista
era un instrumento.
El tiempo también hace bajas en los combatientes de esta gloriosa
gesta. Unos días antes de esta conmemoración, perdimos a un entrañable
compañero, Antonio Castell Valdés, uno de los bravos combatientes del
asalto al Palacio Presidencial, hombre de una sola pieza, donde se
conjugaron siempre firmeza revolucionaria y espíritu generoso. Sirvan
estas palabras como tributo a su viril existencia.
Procesos como este fueron decisivos para el triunfo de la Revolución y
el primero de enero de 1959, los sobrevivientes de este combate, se
encontraban participando tanto de la lucha en el llano, como en las
montañas de la Sierra Maestra y el Escambray, como firmes defensores de
una Revolución que bajo la certera dirección del Comandante en Jefe
Fidel Castro, logró romper dogmas, bajo el principio de la lucha armada,
y que tuvo como principal protagonista a su pueblo, los trabajadores,
campesinos, estudiantes, que hicieron realidad el triunfo definitivo de
la Revolución.
Conocer el pasado reafirma el presente y consolida el futuro, si se
tiene en cuenta que, una de las fortalezas de la Revolución radica en su
historia y por tanto, su conocimiento debe estar en el centro de
nuestros debates ideológicos, es necesario que su estudio no solo sea la
suma de relatos y sucesos, sino el análisis de los mismos, reflexionar
ante cada acontecimiento, ubicarlo en espacio y tiempo. En una palabra,
trasladar valores.
Con el mismo heroísmo y combatividad del 26 de julio en 1953; el 2 de
diciembre de 1956; el 13 de marzo de 1957; el primero de enero de 1959,
nos permitió vencer en 1961, hace 50 años, derrotando a un poderoso
contingente de mercenarios, amparados, avituallados y enviados por el
imperialismo norteamericano a las arenas de Playa Girón, donde ocurrió
la primera derrota del imperialismo en América Latina, y ya luchábamos
por el socialismo en nuestro país.
Con ese mismo espíritu, bajo la dirección de Fidel y Raúl, hemos
mantenido nuestra soberanía, desafiando al imperio en sus agresiones,
las campañas mediáticas y exigiendo el regreso de nuestros cinco héroes a
su su pueblo, que los admira y los quiere…
Las dificultades han existido y existirán. Mantener principios
siempre ha chocado con los intereses de las clases dominantes,
nacionales e internacionales. Tenemos un arma poderosa: la unidad de
todo un pueblo. Por eso hoy decimos aquí, que fechas como estas, no son
de lamentos, ni de llantos… sino de reafirmación…
Día a día con tenacidad y venciendo obstáculos, con nuestros propios
esfuerzos, construimos la Revolución. Ahí radica nuestro proceso
irreversible, nuestro propio modelo, y su continuidad esta en nuestra
juventud, heredera de todo este legado histórico, que hacen suya la
justa causa de los estudiantes de Puerto Rico.
Si una tarde como hoy frente a este edificio, que en el pasado
engendró las peores causas, y que un día fue motivo de heroísmo, se hace
necesario preservar el compromiso eterno con los caídos. Recordamos lo
manifestado por Fidel en su histórico alegato “La Historia me Absolverá”
cuando manifestó: “Que nuestros héroes no están ni olvidados ni
muertos, viven hoy mas que nunca”. ¡Y con este eterno compromiso
expresar, hoy más firme y seguro!
Hasta la victoria siempre…
! Venceremos!
El otrora Palacio Presidencial. Foto; Fernando Medina / Cubahora
TOMADO DE CUBADEBATE.