jueves, 18 de octubre de 2018

Homero Acosta: “La futura Constitución se construye con el aporte de todo el pueblo”

Por: Homero Acosta Álvarez

 
Homero Acosta impartió la primera conferencia magistral de Abogacía 2018. Foto: Marcelino Vázquez Hernández/ ACN.
Conferencia de Homero Acosta Álvarez, Secretario del Consejo de Estado, en la inauguración del Congreso Internacional Abogacía 2018, 17 de octubre de 2018

Estimados participantes en este Congreso Internacional Abogacía 2018, que reúne a juristas de las más diversas ramas del Derecho y que, como cada año, se convierte en un espacio idóneo para el intercambio y el análisis de los problemas de la praxis y la ciencia jurídicas.
El actual encuentro se desarrolla en momentos en que Cuba está inmersa en un proceso de reforma constitucional, sin dudas un asunto de la mayor relevancia para nuestra vida política y jurídica actual y futura.
Nuestro propósito es acercarnos a la génesis, el desarrollo, el alcance, el contenido y los caracteres fundamentales del cambio constitucional de profundo calado que atraviesa el proceso revolucionario y socialista cubano.
Desde la mirada escrutadora y la agudeza con la que ha de auscultarse un proceso que conllevaría al fin del ciclo constitucional iniciado en 1976 y el próximo inicio de otro, marcado cada uno con sus peculiaridades, originalidades y desafíos.

Desde la teoría, la necesidad de la reforma

Inauguración del Congreso Internacional Abogacía 2018, en el Palacio de las Convenciones, en La Habana, el 17 de octubre de 2018. Foto: Marcelino Vázquez Hernández/ ACN.
Nos resulta obligado adentrarnos la teoría relativa a la reforma como definición que integra el ADN del concepto de Constitución.
La debida correlación entre el tiempo, la realidad social y el Derecho ha suscitado siempre preocupación desde la teoría jurídica por sus implicaciones en la vida y efectividad del ordenamiento jurídico. En el caso del Derecho Constitucional, por sus particularidades en el ámbito jurídico, limitador de la actuación de los órganos del Estado y de salvaguarda de los derechos fundamentales de los ciudadanos, esa necesaria correspondencia adquiere una relevancia aún mayor.
Un punto de partida elemental desde la teoría para evaluar un cambio o reforma constitucional sería rememorar la distinción entre Constitución Material y Constitución Formal, conforme al criterio de Claudio Mortati. La primera está referida al conjunto de principios o normas sin distinción de su rango que regulan el funcionamiento de los órganos estatales, y que puede incluir las fuerzas sociales que interactúan en una comunidad determinada, todo lo cual configura esa estructura estatal. La segunda, vinculada a la idea de la Constitución como norma, que se configura sobre la base jurídica y normativa únicamente de carácter constitucional.
Esta dicotomía y su respuesta, frente a la cual hay consumido muchos gigabytes de memoria, han tenido su impacto en cuanto a cómo entender la reforma constitucional y su alcance ante los cambios políticos y sociales.
El Constitucionalismo del siglo XIX y de principios del XX respondió dando preponderancia al concepto de Constitución material. La burguesía afianza su poder en éste. Como afirma Pérez Royo:
“La Constitución formal o escrita es un mal necesario, un producto del terremoto que fue la Revolución francesa y nada más. Su fuerza normativa frente a la Constitución material es nula”. A esta idea se sumaron también parte del pensamiento de la izquierda europea de ese período y que frecuentemente se recuerda en palabras de Ferdinand Lasalle: “Las cuestiones constitucionales no son cuestiones jurídicas, sino cuestiones de poder, de fuerza…” “La Constitución escrita es una hoja de papel. La Constitución verdadera de un país es la relación real de fuerzas que existen en la sociedad. La Constitución escrita o es expresión de esa relación real o no sirve para nada”.
Las constituciones a su vez establecieron mecanismos de reforma extremadamente rígidos para hacer frente al antiguo régimen y buscar eternizar los postulados constitucionales, así como evitar un retroceso en el nuevo orden impuesto por la burguesía. Tratar de alcanzar la llamada “perpetuidad constitucional”.
Esa clase social, la burguesía, afianza además su poder desde los parlamentos, a través de mecanismos electorales que anulaban la participación de amplios sectores del pueblo.
Esa visión constitucional decimonónica fue quedando atrás y con ella se transforma también la idea del cambio constitucional, como elemento imprescindible derivado de la supremacía constitucional.
Desde las ideas primigenias del constitucionalismo surgido con la Revolución Francesa, teorizado por Sieyés en su obra ¿Qué es el Tercer Estado?, se va anclando la diferenciación entre poder constituyente y poderes constituidos.
El primero con carácter originario, previo, autónomo, ilimitado, cuya titularidad es del pueblo como expresión del principio de la soberanía popular. Debemos aclarar que ese concepto “pueblo” es una ficción o un artificio que encubre en realidad a la burguesía.
El segundo, a través del cual se ejercita el poder de reforma, se reconoce como limitado, reglado, derivado y definido por la Constitución.
Esa es la visión clásica que logra incorporarse en la Constitución de 1791 en Francia, en la cual se delimita y diferencia la función constituyente y la de reforma, y ambas son diferentes de la potestad legislativa ordinaria.
En el constitucionalismo norteamericano, se había impuesto sin mayores sobresaltos ni cuestionamientos teóricos esa diferenciación, aunque el nacimiento de la Constitución norteamericana de 1787 estuvo lastrado por la esclavitud.
Ahora bien, esos procesos constituyentes, al decir del profesor español Santiago Muñoz Machado, en su más reciente obra Vieja y Nueva Constitución, que “pretendían cambiar la sociedad y las estructuras de poder fueron tabularrasistas. Se desprendieron del pasado, cuyas instituciones quisieron dejar erradicadas para siempre. Rompieron con la tradición”.
Sin embargo, como ya expresamos, fueron conservadoras frente a los cambios futuros, a los cuales impusieron trabas en el mecanismo de reforma.
De ese modo, de acuerdo con Carlos del Cabo en su libro La Reforma Constitucional en la perspectiva de las Fuentes del Derecho, el procedimiento de Reforma era más un procedimiento para impedir la Reforma y, en consecuencia (…) “es no ya el mecanismo para adoptar la Constitución al cambio social, sino el medio para que el cambio social, se acomode a lo establecido en la Constitución. La Reforma se plantea así como el filtro depurador del cambio histórico y a la vez como la válvula de seguridad de todo el sistema de manera que permita (sólo) el cambio estrictamente inevitable.”
Esa concepción, como ya expresamos, fue la que mayoritariamente se impuso en la Europa continental durante el siglo XIX y principios del XX. El cambio constitucional se logró por vía parlamentaria o mediante la imposición monárquica, o por el desconocimiento o inaplicación de la Constitución, algunos entendiendo la doctrina de la Constitución fruto de la historia.
En Estados Unidos, a pesar de la rigidez constitucional, se fueron sucediendo diversas enmiendas y el Tribunal Supremo adquirió por vía interpretativa la facultad de acomodar o desvirtuar supuestos fácticos o normas legales a la Constitución.
Para el siglo XX, en particular en el llamado constitucionalismo de post guerra, se dejó atrás la llamada Constitución “flexible” (quedó sólo en el modelo inglés no escrito como un remanente de su doctrina constitucional histórica y evolutiva), creación teórica de Bryce a finales del siglo XIX en contraposición a la Constitución rígida. La reforma se afianza normativamente en los textos como garantía jurídica extraordinaria a la que se acude mediante un procedimiento reglado cuando sus umbrales puedan rebasarse por vía interpretativa, o sea cuando esta última no pueda hacer soluble la diferencia entre realidad social y Constitución.
Frente a esa vocación de permanencia, de atemporalidad, de vigencia indeterminada, de todo texto constitucional, la reforma se alza para atemperar este a la dinámica sociopolítica que es cambiante y puede alejarse del tiempo histórico y la coyuntura en la que emergió la Constitución. Esta además, presenta dos caracteres que obligan a su revisión: su supremacía y rigidez. El procedimiento hace realidad esa rigidez a fin de que mantenga su carácter de norma suprema.
En fin, es necesaria cuando la realidad plantee conflictos a la normatividad, validez y supremacía de la Constitución.
Establecidas esas cuestiones vinculadas a la definición y necesidad de la reforma habría que analizar otros elementos que la conforman:
  1. La iniciativa para su realización.
  2. Los sujetos que la llevan a cabo.
  3. Los procedimientos.
  4. El alcance.
  5. Los límites.
Planteada la necesidad de la reforma la pregunta que sigue es quién está legitimado para establecerla. La respuesta no es similar en todos los textos y también depende del objeto de revisión.
Algunas constituciones diferencian la iniciativa de ley (ordinaria) y la de reforma. En otros no hay tal diferenciación y por tanto los sujetos son los mismos.
Mayoritariamente corresponde a los parlamentos iniciar el proceso. En algunos casos se requiere una decisión ejecutiva previa. En otros, con la decisión de iniciación el Parlamento se disuelve y convocan a elecciones para ejecutar la revisión.
En el nuevo constitucionalismo latinoamericano la experiencia parte de colocar el cambio constitucional en la agenda política transformadora de la dirección de los procesos revolucionarios (Venezuela, Ecuador, Bolivia) y transitar hacia la destrucción de las constituciones vigentes, desbordando sus cauces, mediante la consulta previa al soberano con vistas a establecer asambleas constituyentes.
Llama la atención que en otras constituciones, incluidas europeas, se limita la iniciativa del soberano, el pueblo para promover el mecanismo reformador, lo que se contradice con la visión democrática que sostienen.
En cuanto a los órganos con competencia para modificarla, también se aprecian divergencias.
Una parte importante reserva a los órganos legislativos esa capacidad de revisión, en algunos casos de manera absoluta o exclusiva (Alemania, Holanda, Bélgica, Suecia). Otros, además, para determinados contenidos exigen la ratificación por vía de referéndum y con ello aseguran la participación popular.
En esa concepción, apartada del clásico concepto de poder constituyente, se ha considerado la mayor legitimidad democrática de los órganos legislativos en la actualidad.
Asimismo, se sostiene que el poder constituyente tiene hoy límites fijados en la propia Constitución. La soberanía deriva también de esta norma.
Otras constituciones reconocen para determinados contenidos la creación de asambleas constituyentes diferentes de los órganos parlamentarios.
Otra diferencia en los procedimientos es que en varias de las constituciones la reforma termina en el ámbito parlamentario y no se sujeta al trámite de ratificación popular, incluso en algunos este tiene carácter facultativo y no imperativo.
El alcance de la reforma, como es conocido, puede ser total o parcial, en dependencia de su envergadura, y así será también el procedimiento a seguir.
No todos los textos explicitan uno u otro tipo. En algunos casos se establece el concepto de reforma en general sin mayores precisiones.
Cuando se trata de una revisión parcial la cuestión no parece ser tan conflictiva, aunque hay contenidos especialmente protegidos que requieren procedimientos agravados. Está sumamente extendida la idea de que la reforma por su naturaleza ha de ser parcial.
El problema mayor se suscita cuando se trata de una reforma total. ¿Qué entender por esto? ¿Estamos frente a una nueva Constitución? ¿Es contradictorio con el principio del poder constituyente? ¿La reforma es para atemperar o destruir la Constitución?
Esas interrogantes no encuentran unanimidad en la doctrina. En algunos casos se sostiene que la reforma total desnaturaliza el concepto; para otros este tipo de reforma no puede conllevar a la pérdida de la identidad constitucional, al sustrato, la esencia de la Constitución objeto de revisión. Una última posición que podemos identificar es la que reconoce la posibilidad amplia de la reforma, limitada solo por los contenidos pétreos.
De este último, el profesor italiano Paolo Biscaretti di Ruffia señala que también una “forma particular de reforma constitucional (…) es la derogación de la misma Constitución en un caso concreto”.
Otros argumentan: “(…) hoy ya no tiene sentido plantearse, en la forma en que se ha venido haciendo, los límites de la Reforma acudiendo a fuentes doctrinales que respondían a supuestos históricos completamente superados; porque en la realidad histórica, jurídica y política actual esos límites están ya tan objetiva e inconmoviblemente establecidos que, se prevean o no, se admitan o no, son insalvables. Se trata, por tanto, de una de esas cuestiones a las que eufemísticamente se les llama académicas para no llamarlas absurdas o inútiles”.
Las diferencias en estos casos entre poder constituyente y el de reforma se “difuminan” o constituyen un “puro artificio” frente a ese y otros problemas.
Por último, abordaremos los límites de la reforma.
Largo ha sido el debate sobre si una Constitución puede establecer condiciones al futuro o límites al soberano. Lo cierto es que las constituciones han definido ciertos límites, ya sean de carácter material o formal, indisponibles al mecanismo de reforma. En unos casos se definen contenidos que enervan un cambio, en otros se prohíbe la reforma total.
Se ha extendido la no modificación de conceptos concretos tales como la “organización federal, la integridad territorial, la forma republicana” y en otros hay contenidos más indeterminados como “el orden democrático y social”. Son las llamadas cláusulas de intangibilidad.

¿Cómo llegamos al Proyecto de Constitución?

El 22 de julio de 2018, en la segunda jornada de trabajo del Primer Periodo Ordinario de Sesiones de la IX Legislatura de la Asamblea Nacional, el órgano legislativo convocó a consulta popular el Proyecto de Constitución de la República. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.
Planteadas esas cuestiones que consideramos obligatorias para entender la institución de la Reforma y percatarnos de la diversidad de soluciones en la arquitectura constitucional, echemos la mirada a nuestro país.
La vigente Constitución, proclamada el 24 de febrero de 1976, constituye la de mayor período de vigencia en nuestra historia constitucional.
Su elaboración estuvo a cargo de una Comisión conjunta del Partido y el Estado aprobada por acuerdo del Consejo de Ministros de 22 de febrero de 1974.
Igualmente, el anteproyecto fue sometido a consulta popular y una vez recogidos los criterios del pueblo y consultado en el seno del I Congreso del Partido, el texto resultó aprobado en referendo por el voto libre, directo y secreto de la ciudadanía, con un nivel de aprobación del 97,7% de quienes ejercieron el sufragio.
Es un texto que responde a las circunstancias económicas y sociales del período de la construcción del socialismo en que nos encontrábamos, que se nutre de la experiencia constitucional de los países socialistas de la Europa del Este, en particular de la URSS.
Dicha Carta Magna estableció un procedimiento de reforma exclusivamente parlamentario, reconociéndose su alcance parcial o total con fórmulas reforzadas de votación, así como la intervención obligatoria del cuerpo electoral ante la modificación de determinados contenidos y no previó cláusulas de intangibilidad.
El texto tuvo una importante reforma en el año 1992, para dar respuestas a los cambios que en el orden nacional e internacional se suscitaban, a raíz de la caída del socialismo europeo y la desintegración de la URSS, y reflejar los acuerdos adoptados en el IV Congreso del Partido Comunista sobre el perfeccionamiento de los órganos del Poder Popular, entre otras cuestiones.
La envergadura de los cambios introducidos conllevó a plantearse por algunos de que se trataba de una reforma total y que por tanto requería su ratificación en un referendo, cuestión que no rebasó la frontera de la academia.
Una última reforma fue llevada a cabo en el año 2002, iniciativa generada por la dirección de las organizaciones de masas, en la que se introdujo en particular un cambio en el mecanismo de reforma y estableció una cláusula de intangibilidad. El cambio en cuestión consistió en eliminar la mención al alcance de la reforma (no se señala si es parcial o total) y definió la irrevocabilidad del sistema político, social y económico socialista y la prohibición de negociar bajo agresión, amenaza o coerción de una potencia extranjera.
De ese modo se blindaba el carácter socialista del sistema y la imposibilidad de su destrucción por vía constitucional.
Tras el desarrollo del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba en abril de 2011, en que se introducen cambios en el modelo económico cubano y la I Conferencia Nacional del Partido que realizó precisiones en la labor de la organización partidista, se vislumbraba la necesidad de llevar a cabo una futura revisión de la Constitución.
En ese sentido, en mayo de 2013, el Buró Político aprobó crear un Grupo de Trabajo presidido por el compañero Raúl Castro Ruz e integrado por 12 compañeros más, para que evaluara los impactos que en el orden constitucional derivaban de las referidas decisiones, al igual que otros cambios necesarios a futuro y a tono con el perfeccionamiento institucional del país.
Ese grupo preparó durante un año las bases de lo que sería el futuro proceso de reforma, las que se aprobaron en el Buró Político el 29 de junio de 2014.
Como parte de los estudios se analizó el impacto que en el orden jurídico habían tenido los procesos de Reforma y Renovación llevados a cabo, respectivamente, en China y Vietnam, países que con sus características continúan la construcción del socialismo.
Resultó obligado indagar en los procesos constituyentes más cercanos de nuestro entorno latinoamericano, en particular, los que tuvieron lugar en Venezuela, Bolivia, Ecuador, de los más significativos dentro del neoconstitucionalismo iberoamericano.
A su vez, un amplio estudio de diversos textos constitucionales y de nuestra historial constitucional, así como de una amplia literatura sobre todos estos temas.
El Grupo de Trabajo sostuvo más de cien reuniones de análisis en diferentes momentos, en las cuales se acercaron las posiciones y proyectaron posibles soluciones. Era necesario no solo responder a la coyuntura económica sino dar respuesta a los retos que a futuro tiene nuestra sociedad.
En febrero de este año, durante varios días, el Buró Político conoció de los estudios realizados y se efectuaron importantes precisiones. Un mes después, el Comité Central del Partido conoció de los resultados alcanzados, e igualmente formuló distintas recomendaciones.
El Consejo de Estado, órgano que asume la representación permanente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, convocó a una sesión extraordinaria de esta para evaluar el inicio del proceso de reforma, sesión que tuvo lugar el pasado 2 de junio. En ella el Parlamento acordó crear, dentro de sus miembros, una Comisión que preparara el proyecto de Constitución.
Está presidida por el propio General de Ejército Raúl Castro Ruz y la conforman además 32 diputados en representación de diferentes sectores: intelectuales, periodistas, científicos, historiadores, juristas, educadores y dirigentes políticos y de nuestras organizaciones de masas. Dentro de ella se incluyen 8 compañeros de los que conformaban el Grupo aprobado por el Buró Político en el año 2013.
La Comisión trabajó intensamente, teniendo además como referencia toda la labor anterior, lo que contribuyó indiscutiblemente a avanzar en la conformación del proyecto.
Finalmente, la Asamblea Nacional lo discutió durante dos días (21 y 22 de julio pasados) y luego de su análisis, en que se expresaron diversas opiniones, algunas contrapuestas, se logró alcanzar un proyecto. Debe destacarse que los debates fueron seguidos con interés por la población a través de la televisión y otros medios de divulgación.
Asimismo, el Parlamento acordó someter a consulta popular el proyecto con vistas a enriquecerlo con la participación directa del pueblo, que incluyó a los ciudadanos cubanos residentes en el exterior, y nuestras misiones diplomáticas y colaboradores que prestan servicios en otros países. Un claro ejemplo de democracia participativa y efectiva que distingue el proceso y lo hace diferente. El pueblo convertido en constituyente.

¿Una nueva Carta Magna o una reforma parcial del texto de 1976?

La primera discusión en torno al proyecto es si estamos ante una nueva Constitución o ante una reforma parcial del texto de 1976 y si, por tanto, no puede derogarse este. Quienes adoptan esta segunda posición niegan que conforme a la cláusula de reforma, tal y como quedó regulada en el año 2002, no es posible una reforma total y que esta solo sería viable si se transmuta el sistema político y social revolucionario cubano, lo cual ocasionaría una colisión con los ya citados contenidos pétreos.
Desde nuestra consideración, el cambio operado en la cláusula de reforma, no impide una reforma total y esta tampoco tiene que subvertir en su totalidad el orden político y social que la Constitución refrenda. Se trata de un nuevo texto, por introducir mudanzas de profundidad en la estructura del Estado, en particular de sus órganos superiores, hay una ampliación del catálogo de derechos, que la hacen diferente al vigente, sin perder su naturaleza y esencia socialistas.
En su totalidad el texto alcanza 224 artículos (87 más que el vigente) divididos en 11 títulos, 24 capítulos y 16 secciones, más un preámbulo. Se modifican 113 artículos de la actual, se eliminan 13 y mantienen 11.

¿Debió convocarse a una asamblea constituyente?

Otra cuestión planteada era que debía convocarse a una asamblea constituyente. Desde nuestro punto de vista ello contrariaba frontalmente la cláusula de reforma que atribuye a la Asamblea Nacional la facultad constituyente. A ello se une que en la reforma no hay una ruptura con el pasado, sino cambios en medio de una continuidad política y social.
Debemos resaltar algunas cuestiones generales que sobresalen a la lectura del proyecto.

El Partido está obligado a acatar la Constitución

Aquí se reafirma el carácter socialista del sistema político, económico y social. No basta solo con ese reconocimiento, sino que son visibles los signos identitarios de ese concepto, al que se han realizado precisiones que en modo alguno lo desvalorizan.
El papel del Partido Comunista se mantiene como elemento rector de la sociedad y el Estado, destacándose su carácter democrático y la necesaria vinculación con el pueblo. Se ha pretendido, desde algunas posiciones, contraponer el papel del Partido a la soberanía popular y a las atribuciones que en el orden estatal corresponde a cada uno de los órganos definidos en la Constitución.
Lo primero a plantearse es que el Partido no está situado por encima de la Constitución, como ente político viene obligado a acatarla y es también su defensor.
Asimismo, en su actuación no debe sustituir los órganos estatales y administrativos, pues estos tienen atribuciones y competencias definidas por la Constitución y las leyes.

Cuba como Estado socialista de Derecho

Inauguración del Congreso Internacional Abogacía 2018, en el Palacio de las Convenciones, en La Habana, el 17 de octubre de 2018. Foto: Marcelino Vázquez Hernández/ ACN.
En el texto se precisan los valores humanistas, de justicia social y de respeto a la dignidad humana que caracterizan nuestro socialismo.
Destaca el reconocimiento de Cuba como un Estado socialista de Derecho. Esta afirmación no es un simple enunciado de complacencia. Es la determinación y voluntad de alcanzar el imperio de la ley y el carácter supremo de la Constitución en los marcos de un Estado socialista.
Mucho se ha debatido si el concepto de Estado de Derecho es válido en el socialismo. Como sabemos, ese concepto es fruto de la concepción de Von Mohl en el siglo XIX alemán, y que con adecuaciones ha llegado a la actualidad como una categoría de valor universal, siempre tuvo rechazo en la dogmática experiencia socialista europea, donde solo tenía cabida una visión clasista del Estado y del Derecho y por tanto este era un concepto liberal y capitalista.
Hay que destacar que la República Socialista de Vietnam en la reforma del año 2013 incorporó en su Constitución el concepto “Estado de Derecho socialista”.

Novedades del Proyecto

El texto realiza innovaciones importantes a favor de la defensa de los derechos humanos reconocidos en los tratados internacionales de los cuales Cuba es signatario. En igual sentido hay una voluntad explícita a favor de la protección y conservación del medio ambiente y la lucha contra los efectos del cambio climático.
Un contenido que provoca un reacomodo importante es lo relativo a la regulación del sistema económico. Como principio se mantiene la propiedad socialista de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción, repito, medios fundamentales, y la dirección planificada de la economía, junto al reconocimiento del papel del mercado. No se trata de una economía socialista de mercado, sino de considerar éste en los marcos de un sistema de planificación, que por supuesto tendrá que tener una mayor flexibilidad.
Ha llamado la atención el reconocimiento, entre las diversas formas de propiedad, de la propiedad privada.
La Constitución no la crea, esta existe desde antes. Los cambios introducidos en el diseño económico, derivados de los acuerdos del VI y VII Congresos del Partido, viabilizaron la existencia de esa forma de propiedad en el país, que rebasa lo que se le ha llamado como trabajo por cuenta propia, al posibilitarse la contratación de mano de obra. Lo significativo es que ella no distingue ni tiene predominio en el modelo. Es también necesaria en determinadas actividades y con las regulaciones y control necesarios. El proyecto acota la prohibición de la concentración de la propiedad en manos de personas naturales o jurídicas no estatales, con el objetivo de preservar “los límites compatibles con los valores socialistas de equidad y justicia social”.
La propiedad cooperativa se instituye en el proyecto con mayor amplitud y rebasa el ámbito agropecuario al que se circunscribe la actual Ley Fundamental.
Una novedad igualmente trascendente es la forma en que se reconoce la propiedad mixta. Hasta ahora, esta se hallaba vinculada exclusivamente a la inversión extranjera y relacionada siempre con la propiedad estatal, mientras que el proyecto recoge que se integra por dos o más formas de propiedad, lo que posibilita la fusión de diversas formas, incluida la privada y la cooperativa, no solo la estatal. Ello abre espacios para el desarrollo de las fuerzas productivas en interés de la nación.
Se pretende una mayor delimitación de los bienes de dominio público de los de carácter patrimonial del Estado, que han de tener una diferente regulación. Los primeros limitados y por tanto son inalienables, imprescriptibles e inembargables. El resto pueden o no tener esa condición.
La empresa estatal se define como sujeto principal de la economía y se le reconoce autonomía en su funcionamiento.
En el orden económico el Estado mantiene la dirección, regulación y el control de los procesos en el país.
Se brindan garantías a la inversión extranjera, como elemento trascendente al desarrollo económico.
La ciudadanía cambia en su concepción y se reconoce el principio de ciudadanía efectiva. Ella asegura la no pérdida de la cubana por la adquisición de otra, y la obligación de los cubanos en el territorio nacional de regirse únicamente por esa condición.

Derechos y garantías

Es notable la expansión en el ámbito de los derechos constitucionales. Se parte de una concepción de los derechos humanos en que se reconoce en estos su indivisibilidad, irrenunciabilidad e interdependencia, en correspondencia con el principio de progresividad y sin discriminación.
En el propio orden se amplía el derecho de igualdad y se proscribe la discriminación por “razones de sexo, género, orientación sexual, identidad de género, origen étnico, color de la piel, creencia religiosa, discapacidad, origen nacional o cualquier otra lesiva a la condición humana”.
Introduce el texto un desarrollo del debido proceso, enmarcado fundamentalmente desde una visión iuspenalista, que supera en mucho lo regulado en esta materia en el actual texto, al igual que la incorporación con rango constitucional del procedimiento de habeas corpus.
Son reconocidos y se ofrecen garantías a las libertades de pensamiento, conciencia, expresión y religiosa.
En el ámbito de los derechos económicos y sociales igualmente el proyecto innova e introduce importantes cambios.
Polémica ha resultado la variación del concepto de matrimonio abandonándose la actual concepción de que se establece entre un hombre y una mujer y en su lugar se consigna que es “entre dos personas”, con lo cual se da cauce a la posibilidad del matrimonio igualitario.
El constituyente de hoy estaba colocado ante la alternativa de mantener con rango constitucional el concepto de matrimonio (contenido apenas regulado en las constituciones) o apartarse de ello y dejar a la ley su desarrollo.
Se optó por mantener esa configuración y asumir el reto del nuevo concepto, a sabiendas de que su inclusión podía generar discrepancias atendiendo a razones culturales, prejuicios y visiones estereotipadas que no se transforman de un día para otro.
Si la Constitución proclama el reconocimiento con amplitud del derecho de igualdad por qué debe limitar que personas con diferente orientación sexual puedan alcanzar el matrimonio. Tendrá que seguir este concepto anclado en visiones ya superadas por el tiempo o modificarse y reconocerse como un derecho, al igual que va ocurriendo paulatinamente a nivel planetario.
Las posiciones frente a esa regulación pasan por los que prefieren mantener el concepto de la actual Constitución; los que favorecen la redacción del proyecto; quienes aceptan el reconocimiento civil de las parejas de hecho y no el matrimonio; otros que están de acuerdo pero limitan el derecho a la adopción y, por último, algunos abogan por el concepto de “dos o más personas”. En fin una diversidad de criterios que han de ser evaluados como otros con el rigor y la profundidad que se requiere.
En nuestra opinión, el Derecho no puede permanecer esclavo perpetuo de rezagos sociales, aún cuando en un momento pueda entrar en colisión con parte del espectro social. En su misión transformadora le corresponde también impulsar el desarrollo. No es la primera vez que se está ante estos desafíos. Recordemos en la historia los conflictos para reconocer el derecho al voto de las mujeres, o la instauración del divorcio o, en nuestro caso, incorporar la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer y la responsabilidad igualitaria de los cónyuges, conforme a nuestro Código de Familia.
Una amplia gama de derechos y garantías se ofrecen en materia laboral como obligación no solo del Estado, que ha dejado de ser casi el único empleador, sino también de las formas no estatales.
Los servicios de educación y salud se mantienen como responsabilidad estatal y con carácter universal y gratuito. En este orden el texto ofrece la posibilidad, que tendría un carácter excepcional, que determinados servicios de salud no imprescindibles y una parte de la enseñanza postgraduada pudieran resultar remunerables.
Ello, por supuesto, no implica renunciar al acceso en igualdad de oportunidades y sin costo alguno a estos servicios básicos, pero permite una mayor flexibilidad para su regulación, sin perder su contenido y esencia.
Algunos derechos económicos y sociales, cuya garantía no puede ofrecerse de inmediato por razones económicas que superan la voluntad estatal y que haría ficticia la Constitución, están regulados con una proyección de progresividad, lo que igualmente genera cierta inconformidad. Tal es el caso del derecho a una vivienda digna, el derecho a la alimentación, el derecho al agua, entre otros.
La fórmula utilizada impone al Estado trabajar por alcanzar la plenitud de esos derechos, pero, desde nuestra perspectiva, no puede configurarse de modo terminante por las propias limitaciones objetivas que tiene su consecución.
Una importante garantía se incorpora, la relativa a la tutela judicial frente a las vulneraciones de derechos constitucionales por parte de los órganos y funcionarios del Estado, así como que se restituya el derecho conculcado y en los casos que proceda se indemnice. Esto ha de tener un desarrollo legislativo para definir el tipo de proceso, los sujetos legitimados, las competencias de los tribunales, sistema de recursos, entre otros.
Los límites a los derechos reconocidos constitucionalmente varían y, en este caso, se consignan limitaciones únicamente por los “derechos de los demás, la seguridad colectiva, el bienestar general, el respeto al orden público, la Constitución y la Ley”.

Cambios en la estructura del Estado

Importantes transformaciones se operan en materia de la estructura estatal, en la búsqueda de un mayor equilibrio y diferenciación entre los órganos de acuerdo a sus funciones.
El primer elemento es la creación de los cargos de Presidente de la República y Primer Ministro.
Hasta el momento el Jefe de Estado cubano es el Presidente del Consejo de Estado, órgano permanente de la Asamblea Nacional, y a su vez es Jefe de Gobierno.
De acuerdo al proyecto, el Presidente tendría que ser diputado, sería electo por la Asamblea Nacional en elección de segundo grado, y se le exigen entre otros requisitos una edad mínima de 35 años y una máxima de 60 años para su primer mandato, pues la norma limita a dos períodos presidenciales de 5 años y establece la imposibilidad de acceder a este cargo nuevamente.
Esto igualmente ha generado diversos planteamientos y dudas. Estamos contestes con la necesidad de establecer límites de tiempo para el ejercicio de los cargos fundamentales del Estado. En ese sentido existen pronunciamientos de nuestros más recientes congresos partidistas y parece lo más conveniente para el proceso revolucionario, sobre todo cuando razones de legitimidad histórica van quedando atrás por el decursar del tiempo.
La edad máxima de 60 años se ha considerado como propicia para alcanzar la más alta magistratura del Estado por vez primera, de cara a un ejercicio más eficiente de las responsabilidades, y en evitación de experiencias negativas acaecidas en otros países de la Europa socialista.
El presidente no tendrá solo funciones ceremoniales o de representación, sino que adquirirá determinadas atribuciones respecto al Gobierno, pues es quien propone a la Asamblea Nacional al Primer Ministro, éste le rinde cuentas de su gestión, además puede asistir a los Consejos de Ministros y en ese caso preside el órgano. Es un esquema funcional que se asemeja, en cierto modo, al modelo mixto francés, conforme a la Constitución de 1958.
La Asamblea Nacional del Poder Popular mantiene su carácter de órgano supremo, único con capacidad constituyente y legislativa, encargada de nombrar los cargos más importantes del Estado, y ante la cual han de rendir cuentas los órganos y organismos estatales superiores. Preserva también la facultad de control constitucional, tema igualmente polémico.
El Presidente, vicepresidente y el secretario del Parlamento, lo son a su vez del Consejo de Estado, con lo cual se debe alcanzar una mayor continuidad en la labor parlamentaria.
Sobre el resto de los órganos constitucionales destaca la modificación introducida en materia de administración de justicia, que logra una mayor independencia funcional del sistema de tribunales, así como se posibilita la introducción del juez técnico unipersonal, cuyas competencias determinará la ley.

Órganos locales del Poder Popular

Los órganos locales del Poder Popular reciben también el influjo de las transformaciones del proyecto.
En la estructura provincial las asambleas del Poder Popular se eliminan y en su lugar se constituye un Gobierno integrado por un Gobernador y un Consejo Provincial. Este, dirigido por el primero, incluiría además a los presidentes de las asambleas municipales y los intendentes que tienen a su cargo la dirección administrativa en el municipio.
Esa estructura se consideró más funcional y adecuada a las características de las provincias, como entidad coordinadora territorial y con vistas a potenciar aún más a los municipios.
Una cuestión a analizar, a partir de las propuestas hasta ahora realizadas, es si el Gobernador debe ser designado o en su caso electo.
Los municipios adquieren una mayor potenciación. No es ocioso que algunos lo han visto como “ganadores” en el proyecto. El reconocimiento de su autonomía y la mayor relación entre la comunidad y sus representantes distinguen lo que se presenta.
Por otra parte, en materia electoral, se instituye el Consejo Electoral Nacional como órgano permanente encargado de organizar, dirigir y supervisar las elecciones y otros procesos de consulta de la voluntad popular.
En cuanto a la reforma se mantiene el procedimiento ante la Asamblea Nacional del Poder Popular con mecanismos reforzados de votación y el referendo si la modificación incide en la integración y funciones de la Asamblea Nacional o del Consejo de Estado, en las atribuciones o en el período de mandato del presidente de la República, o los derechos, deberes y garantías constitucionales.
Asimismo, permanece la cláusula de intangibilidad, con una pequeña modificación, al eliminarse el término “económico”, para hacerlo coincidir con la regulación del artículo 3 al que se remite. Por demás, bajo el concepto de sistema socialista, se engloba en primer término el sistema económico, con lo cual no existe ninguna contradicción

Un proyecto no es un texto definitivo: Es perfectible

El proceso de consulta popular del Proyecto de Constitución de la República de Cuba inició el 13 de agosto de 2018. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
Hasta aquí los elementos que hemos considerado más importantes del contenido del proyecto. Debemos entenderlo como lo que es: un proyecto. No es el texto definitivo. Es perfectible. No es obra de una comisión o un grupo. Es una obra colectiva y la futura Constitución se construye con el aporte de todo el pueblo.
Hasta este momento, millones de cubanos con absoluta libertad lo han analizado, y han expresado decenas de miles de planteamientos.
En cada uno de los centros de trabajo, escuelas, unidades militares y en nuestros barrios ha estado presente una participación activa, comprometida y responsable de toda la sociedad.
Es un rotundo mentís a aquellos que cuestionan el compromiso del pueblo, a los que hablan de apatía, indeferencia, de formalismo, de falta de participación.
Sin vanidad podemos afirmar que estamos ante un ejercicio único de democracia real y efectiva y de un proceso constituyente igualmente paradigmático con el pueblo como protagonista verdadero.
El saldo hasta hoy puede considerarse muy positivo. Ha servido, además de contribuir a la futura Constitución, para elevar la cultura jurídica y política del pueblo.
Una vez concluida la consulta popular se evaluará por la Comisión redactora cada propuesta, incluidas las dudas de nuestros ciudadanos. Ninguna opinión será dejada de tener en cuenta. Ello, por supuesto, no significa que cada recomendación será inscripta en el texto, pues hay disímiles y hasta contradictorias sugerencias.
Después de esa compleja y ardua labor, la Comisión presentará un nuevo proyecto a la Asamblea Nacional del que saldrá finalmente la nueva Constitución de la República, la que se sometería a escrutinio popular. Como resultado de ello el texto logrado por el consenso y la participación popular tendría una elevada dosis de legitimidad.
Cada cubano podrá sentirse orgulloso de su Constitución.
Proclamada la nueva Carta Magna urge un perfeccionamiento del sistema jurídico del país. No basta solo con la Constitución. Se requiere de una actualización del ordenamiento jurídico y para ello de mayor intensidad legislativa.
Con seguridad se harán realidad los sueños de nuestro Héroe Nacional José Martí, cuya frase aparece en el Preámbulo de la Constitución:
“Yo quiero que la Ley primera de la República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”.
Por esos sueños, por las ideas del líder histórico de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz y el sacrificio de todos los que soñaron con una Cuba libre, independiente y soberana, haremos de esta futura Constitución un arma de la Revolución, para hoy y el mañana de la Patria.
Muchas gracias.

Culmina el III Congreso de la AHS con renovadoras propuestas


Por: Yisell Rodríguez Milán
 
Foto: Ariel Cecilio Lemus/ Granma.
Termina el congreso de los jóvenes intelectuales y artistas de Cuba tras días de profundo ejercicio crítico al interior de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), organización con fines culturales y artísticos que agrupa de manera selectiva y a partir de un criterio de voluntariedad a miles de escritores, artistas y promotores menores de 35 años de toda Cuba.
“Tenemos el encargo de hacer prevalecer la lucidez, la vocación liberadora y el compromiso intelectual que hasta hoy definen al movimiento cultural en la Isla”, consta en los documentos finales del evento.
Durante la jornada final del cónclave, los jóvenes recordaron las jornadas de junio de 1961, cuando junto a Fidel, en la Biblioteca Nacional de Cuba, recordaron lo que significa ser vanguardia y sus compromisos.
El 3er Congreso de la AHS se dedicó, de manera especial, al 150 aniversario de las guerras por la independencia nacional, “porque en Cuba, cultura y Revolución nunca han sido antagonistas; tradición y presente se articulan en el discurso de la nacionalidad”, resaltó la actual dirección de la organización juvenil.
Durante la clausura, del 2do Congreso se rememoraron como importantes logros el legado de un método, un esquema general para evitar la acumulación de viejos problemas, así como los intercambios sistemáticos entre los miembros de la asociación y un conjunto de organismos, lo cual permitió superar obstáculos y construir nuevas relaciones. La mayoría de los acuerdos adoptados entonces, ya son realidades.
Ahora, entre las prioridades, los delegados presentes manifestaron que se encuentra el fortalecimiento del rigor en la creación, la documentación de nuevas prácticas creativas, la reanimación de la crítica y la investigación, y un cambio en las dinámicas de formación en la enseñanza.
También, en este congreso de 2018, quedaron evidenciadas fisuras en la actualización de las estrategias de promoción, el apoyo de algunas entidades de la cultura, la demorada emisión de determinadas normas jurídicas, los mecanismos de gestión, las dificultades para la circulación del arte en sus diferentes manifestaciones y la insuficiente influencia de lo mejor del arte cubano y universal en los públicos nacionales.
Foto: Ariel Cecilio Lemus/ Granma.
Los jóvenes artistas reconocieron la guía del Partido Comunista de Cuba y la Unión de Jóvenes Comunistas. La preparación de este evento fue una expresión de su apoyo.
Igualmente reconocieron que —como está definido en el programa cultural de la Revolución y las políticas que de él emergen— un vínculo más estrecho con la institucionalidad no significa renunciar a mirar críticamente su funcionamiento.
“Si pretendemos alertar ante las distorsiones, corregir incoherencias que se hacen presentes en la actividad cotidiana y fortalecer el funcionamiento sistémico de estas entidades, se hace necesario combinar nuestras sugerencias con una vocación participativa y responsable”, concluyeron.
Se denunció la concepción neoliberal de la cultura, que apuesta por la fragmentación y desaparición de la institucionalidad. Y la AHS se pronunció en contra de la cultura de elites que promueve el capitalismo, pues esta propone desconocer o aniquilar lo mejor de la creación popular.
“Las voces del colonialismo cultural se acrecientan cuando muchos jóvenes ven en los fetiches de la sociedad de consumo a sus ídolos, y el éxito lo asocian mayormente a la tenencia de artículos más que a la inteligencia o al conocimiento”, destacaron los presentes. Esta circunstancia, alegan en su informe final, nos enfrenta a que obras de calidad se muestren en desventaja ante productos comerciales de gran empaque, y escaso contenido.
En el 3er Congreso de la AHS se propone que el proceso de perfeccionamiento de la educación cubana cuente con los jóvenes creadores, pues consideran que es importante la introducción de asignaturas que brinden herramientas para la recepción critica de los productos, entrenen los sentidos y favorezcan una mejor apreciación.

Premio “Maestro de Juventudes” de la AHS reconoce a personalidades de la cultura cubana


Por: Yuniel Labacena Romero
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Villa Soberón, Fátima Patterson, Silvina Fabars, Jesús (Chucho) Cabrera, Vicente Feliú, Francisco López Sacha, y Helmo Hernández Trejo, recibieron el premio Maestros de Juventudes. Fotos: Roberto Ruiz/ Juventud Rebelde.
La Asociación Hermanos Saíz (AHS) cumple 32 años de fundada este jueves y, como está de Congreso, para sus miembros no hay mejor manera de celebrarlo que colocando en el centro de los debates de la sesión plenaria y final del cónclave los nuevos caminos que desandará la organización para promover el arte de los más jóvenes, sin renunciar al principio de hacer cultura cubana y universal, dentro de la Revolución.
Como antesala, la conferencia del Maestro de Juventudes Eusebio Leal Spengler, motivada por los 150 años de lucha del pueblo, constituyó fuente de inspiración a la joven vanguardia artística del país, por su defensa del amor y la lealtad a la Patria. Para el Historiador de la Ciudad, cada una de las partes de este país es un espejo de su grandeza, sentenció, y luego agregó que el que no ama a su barrio, el pedazo de tierra donde nació, nunca amará lo grande. Así, conociendo, amando, se hará mejor arte.
En otro momento, expresó que la unidad de los cubanos no puede ser vista solo desde los hechos históricos sino también desde la poesía. Entonces, habló de Fidel, a quien calificó de un gran líder y un maestro que nos enseñó la acción cotidiana para que la obra de la Revolución se materializara. Y, además, señaló que también hace falta un Céspedes que diga ahora y un Martí que diga que no hay imposibles.
Este miércoles también sesionaron las comisiones artísticas de la Asociación y, al cierre de esta edición se realizaba en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso la entrega oficial de los premios Maestros de Juventudes 2018, a siete personalidades de la Cultura.
Michel Herrera y Alejandro Falcón interpretaron Caribeña y Danzón entre puentes. Fotos: Roberto Ruiz/ Juventud Rebelde.
(Con información de Juventud Rebelde) cubadebate

Debaten en Congreso de la AHS sobre producción mediática y estrategias comunicativas


 

La producción mediática en Cuba fue uno de los temas que centró el debate durante la segunda jornada del Tercer Congreso de la Asociación Hermanos Saíz. Los delegados dialogaron sobre las estrategias comunicativas y la gestión de contenidos necesarios para lograr una mejor producción audiovisual, radial y cinematográfica en el país.
La Comisión de Audiovisuales presidida por el ministro de Cultura, Alpidio Alonso, reconoció los logros, al tiempo que dialogó sobre las preocupaciones y perspectivas del trabajo creativo en el sector.
Además, los participantes abogaron por la creación de cursos y proyectos de superación que potencien la formación del recurso humano, así como mecanismos que facilitan la vinculación de los artistas, públicos e instituciones.
Los jóvenes insistieron en la urgencia de promover sus obras en estos espacios mediante la retroalimentación entre las partes implicadas, dando cabida también a los nuevos proyectos y grupos creativos.
Hablaron acerca de la capacidad movilizadora de la radio y su posibilidad de quebrantar fronteras, de ahí que se abogó por la urgencia de explotar las potencialidades de la plataforma multimedia.
El debate reveló que persiste la necesidad de impulsar el análisis y la investigación para contribuir a la formación de un sujeto crítico, capaz de interpretar, polemizar y evaluar la calidad estética de las propuestas.
Los asociados coincidieron en valorar al audiovisual como herramienta imprescindible para visibilizar el trabajo de los jóvenes de todas las zonas de creación.
Eventos como El Almacén de la Imagen y La muestra Joven del Icaic se consolidan como principales espacios de promoción del cine joven cubano y demuestra la posibilidad de hacer realidad propuestas de elevada calidad artística.
Al escuchar las proposiciones, Alonso se congratuló por el diálogo sincero y respetuoso, y las buenas ideas compartidas.
Me alegra este clima de colaboración y confianza que procura encontrar salida a los problemas de la cultura, sin olvidar otros también importantes, dijo. Además, se refirió a aspectos medulares y en perfeccionamiento que forman parte de la política cultural de la Revolución Cubana que, al decir de él, no se concibe sin la participación de los creadores.
Por ello, los convocó a continuar con el diálogo y la participación sinceras, a defender la legitimidad y potencialidad de la cultura, y el talento de la joven vanguardia artística cubana.
(Con información de Prensa Latina) CUBADEBATE

Yoko Ono, entusiasmada con la idea de exponer en Cuba

 

 
Yoko Ono desea exponer su obra plástica en Cuba. Foto: RTVE.
La artista japonesa Yoko Ono, una de las más mediáticas exponentes de las artes plásticas contemporáneas, está interesada en exponer en Cuba parte de su obra, según declaró el crítico de arte, curador y director del Museo Nacional de Bellas Artes, el cubano Jorge Fernández.
“Yoko Ono quiere venir a Cuba, está muy entusiasmada con la idea de montar una exposición aquí”, comentó el especialista en conferencia de prensa a propósito de la muestra del kosovar Sislej Xhafa.
Sin embargo, no fueron revelados detalles sobre una posible negociación entre los representantes de la artista japonesa y la parte cubana que pudiera confirmar y ubicar en tiempo y espacio una exposición de sus obras en la mayor de las Antillas.
El apellido Ono no es ajeno al mundo cubano de las artes plásticas, en 2003 la hermana de Yoko, Yetsuko, expuso varias de sus esculturas como parte de una muestra personal incluida en la VIII Bienal de La Habana.
Yoko Ono es una de las figuras más controversiales del arte contemporáneo, por su quehacer y conducta social, muy ligada al activismo a favor de causas como la reivindicación de la mujer y la lucha por la paz mundial.
La artista de 85 años es también dueña de una carrera en la música, donde alcanzó notoriedad junto con su segundo esposo, el cantante, arreglista y compositor británico John Lennon, integrante de la mítica banda The Beatles. Ono además ha incursionado en la literatura y el cine con decenas de títulos en ambas.
Yoko Ono junto a John Lennon. Foto: Fremantle Media Ltd / REX/ Shutterstock/ Thames TV Archive.
(Con información de Prensa Latina)

Fiesta de la Cubanía: Las gestas independentistas y la cultura cubana son una misma historia



Por: Maité Rizo Cedeño
17 octubre 2018

Eduardo Torres Cuevas, historiador cubano. Foto: Armando Ernesto Contreras/ ACN.
La historia gloriosa de las gestas independentistas es también la historia de la cultura cubana, afirmó en Bayamo, Eduardo Torres Cuevas, presidente de la Academia de Historia de Cuba, en la inauguración de la XXIV Fiesta de la Cubanía, que se extenderá hasta el 20 de octubre.
El Doctor en Ciencias Históricas destacó que el Himno Nacional nació desde las entrañas de los patriotas, quienes también eran músicos, poetas e intelectuales, expresión de la cubanía que se estaba forjando en la nación.
Recordó a todos aquellos hombres y mujeres que iniciaron el proceso de las guerras de independencia, quienes lucharon por la igualdad de los cubanos, la formación de una República de justicia social y el nacimiento de la nacionalidad cubana.
“En la Demajagua nació la Revolución y debemos continuarla siendo consecuentes con una herencia única, la de nuestros próceres”, aseguró.
El intelectual refirió que al llegar a Bayamo siempre lo embarga la emoción por encontrarse en un lugar sagrado para la patria, porque en esta urbe se ha escrito una de las páginas más bellas y gloriosas de la historia universal.
La Fiesta de la Cubanía comenzó con la ceremonia de las banderas en la primera Plaza de la Revolución en Cuba, donde se izaron la insignia nacional y la que acompañó el alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes el 10 de octubre de 1868 en la Demajagua.
En el acto fueron interpretadas marchas patrióticas por la banda de conciertos de Bayamo y se depositaron ofrendas florales en homenaje al Padre de la Patria y a Pedro (Perucho) Figueredo, autor del Himno Nacional.
La espada ceremonial del primer presidente de la República en Armas, objeto que presidirá la celebración, recorrió calles de la urbe escoltada por estudiantes de la Escuela Militar Camilo Cienfuegos, una caballería mambisa y una representación de jóvenes en bicicleta, mambises de estos tiempos.
A la inauguración asistieron artistas, intelectuales, invitados nacionales y extranjeros, el pueblo de Bayamo, y los principales dirigentes del Partido Comunista de Cuba, en Granma, así como de la Asamblea Provincial del Poder Popular.

Autor: ACN.


Desde la sala de Ecosoc: Crónica de una derrota anunciada en ONU



17 octubre 2018 |

Diplomáticos cubanos en la ONU muestran las reales violaciones de los DD.HH. de los EE.UU. erigidos en acusadores escondidos detrás de la bandera de la ONU. Foto: AFP.
Sin balas se han quedado en la infame trama de los supuestos “ataques sónicos”. Nadie les cree. La visita del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel, a pesar de la conspiración del silencio que se trató de organizar, fue un éxito total, apoyado por miles de personas, que van desde jefes de Estado y altas figuras políticas, empresarios, Robert de Niro junto a decenas de figuras artísticas, hasta infinidad de personas en la Iglesia Riverside y en la Misión Permanente de Cuba para acompañarlo, allí o en el punto cero del terror del 11 de Septiembre, dondequiera.
El 31 de octubre van a sufrir una tremenda derrota en el voto mundial contra el cruel bloqueo en las propias Naciones Unidas, sumamente humillante, en la que incluso muchos aliados de los Estados Unidos reconocerán la ilegalidad de tan monstruosa agresión. Y lo saben bien.
En esas circunstancias, la administración del presidente Donald Trump estaba obligada a buscar alguna nueva fórmula para atacar a Cuba, y como no la encontraron, se vieron forzados a acudir a un expediente ya usado y deshecho en innumerables ocasiones, los derechos humanos y los supuestos presos “políticos” en Cuba.
Debo decir que es inusual —y a mi juicio antirreglamentario— usar a la Organización de Naciones Unidas (ONU) para una reunión impromptu, bajo los auspicios de la organización mundial. Muy interesante, la reunión debió catalogarse como “extraoficial”.
Sin mucha esperanza de obtener un pase de visitante, lo solicite el lunes ante la Misión de los EE.UU. ante la ONU, país organizador del acto anticubano. Para mi sorpresa me lo dieron. Ni corto ni perezoso, el martes en la mañana tomé el tren para la ciudad de New York. Desde la Estación Central de la urbe en la calle 42, entre las avenidas Park y Lexington, hasta la sede estadounidense frente a la ONU hay seis o siete cuadras, que no son difíciles de caminar en un fresco día de otoño. Me entregaron mi pase de visitante después de identificarme. Solicité inscribir una pregunta pero me exigieron presentar acreditación como periodista. Me la negaron.
Minutos más tarde, un grupo de unas 20 personas cruzamos la avenida Primera,  para entrar en el siempre impresionante complejo de las Naciones Unidas. Después de pasar los protocolos de seguridad, nos llevaron a la parte alta del salón, las secciones de asientos bajos y medios estaban reservados para el servicio diplomático y la prensa acreditada.
Ahí empezaron las sorpresas. Primero, 40 minutos de demora; fuera del salón se escuchaba bastante barullo, en ese momento éramos alrededor de 40 personas sentados en el salón, incluyendo los organizadores. Dentro del salón hubo también un alboroto entre un fotorreportero y dos personas, nunca pude saber la causa, ni quiénes eran los involucrados. Entonces, empezaron a entrar las personas que estaban fuera. Minutos después inició el evento.

¿Quiénes formaban parte de la mesa de los organizadores?

  • La embajadora Kelley E. Currie, representante de los EE.UU. ante el Consejo Económico y Social de la ONU, quien dijo las palabras introductorias;
  • Michael G. Kozak, oficial superior del Departamento de Estado para la Democracia, Derechos Humanos y Trabajo, quien llevó la voz cantante durante toda la agresiva sesión;
  • Carlos Quesada, quien fue presentado como director del Instituto de la Sociedad Civil por los Derechos Humanos, habló en inglés con mucho énfasis en las Leyes de Cuba, discutiendo el término “desacato” y otros;
  • Luis Almagro, el despreciable Secretario General de la OEA, quien habló en español dedicándole su vitriolo tanto a Cuba como a Venezuela y acusando a la Isla de dirigir los órganos de seguridad del país hermano, atacando a la República Bolivariana;
  • Y dos contrarrevolucionarios, uno de ellos sentado en la mesa junto a Carlos Quesada.
Desde que el inicio del acto se escuchaban las consignas de “¡Cuba sí, Bloqueo no!”, protestaban los diplomáticos cubanos de todos los rangos, no pocos connacionales y otros latinoamericanos —incluso funcionarios diplomáticos— que prácticamente hacían imposible escuchar a los oradores que despotricaban contra Cuba.
No solo era ruido, era una fuerte protesta con argumentos, con fotos ampliadas de los abusos policiales, de las torturas a prisioneros en Abu Ghraib y en Guantánamo. Muchas muestras de la brutalidad y el irrespeto estadounidense por los DD.HH. se alzaron allí para que quedara claro que eso era una farsa hipócrita.
Tanto Kelley E. Currie como Michael G. Kozak —a quien llamaría como jefe de la operación  anticubana— amenazaron constantemente con llamar a la seguridad para que desalojara la sala. Decían: “Vean este es un ejemplo de cuanto aman en Cuba la libertad de expresión”  y “si esto es en la ONU, imagínense qué le espera a quien se atreva a protestar en Cuba”, improperios ridículos de esa naturaleza. Pero ninguna amenaza iba a parar la protesta.
Entonces tomó la palabra Luis Almagro, dijo muchas cosas, todas falsas. Enfatizó en que en Cuba hay una “represión brutal dirigida en contra de la mujer disidente” y que un “expreso político” venezolano le contó que había sido torturado en Venezuela en una institución controlada por cubanos, que ahora el Gobierno venezolano acudía a la “defenestración” como nuevo método de asesinatos políticos, y un montón de otras sandeces, de verdad que es molesto escucharlo, porque dice cosas gravísimas —y falsas— sonriendo, con un cinismo extremo. El abucheo era fenomenal y clamoroso.
Después habló el contrarrevolucionario cubano, con un guión extemporáneo, mencionando sobre todo a personas que estuvieron presas en la década del los ‘60 del siglo pasado, mencionando algunos supuestos casos de maltratos y encarcelamientos políticos en Cuba, bajo los gritos de “¡Eso es falso!”, “¡Son pagados desde la Florida!” En medio de una buena algarabía de protesta, el “orador” apenas lograba hacerse oír, no hablemos de “hacerse escuchar”, como diría el profesor Néstor del Prado.
A continuación, en pantalla apareció una señora con un impresionante peinado, maquillaje excesivo y elegante vestido, presentaba “evidencias” de violación de los DD.HH. y la historia del “martirio” de su hermano en Cuba. Ella tan arreglada era una evidencia de que solo había sido maltratada en la peluquería. Otra víctima de la manipulación política, al menos, esa fue la impresión que me llevé.
Mis vecinos en la fila donde me senté, en el jardín central del salón, estaban molestos por mis gritos y coreo de consignas. No los culpo, ellos no saben todo lo que está en juego para los cubanos. Pero al salir decidí no disculparme por mi ruido a voces, porque los cubanos y latinos que estábamos allí teníamos nuestras razones muy profundas para protestar y batallar.
El embajador Kozak dijo que suspendía la ronda de preguntas y respuestas porque las protestas contra el show anticubano lo impedían. Pero que él no se iba, a ver si los protestantes se cansaban. Unos minutos más tarde, los defensores de Cuba seguían ripostando esta abierta provocación y embestida contra el país soberano. Kozak se aconsejó y dio fin a la sesión.
Cuba no se rinde. Este martes se enfrentó con gallardía a quienes se escondieron detrás de los colores de la ONU para agredirla.

CUBADEBATE.



Cuba rechaza provocación anticubana en la sede de las Naciones Unidas



15 octubre 2018

Nueva provocación anticubana.

El Departamento de Estado de los Estados Unidos emitió un comunicado de prensa el pasado 12 de octubre, mediante el cual informó de la intención de ese gobierno de utilizar la sala del Consejo Económico y Social (ECOSOC) de las Naciones Unidas para celebrar un evento, en el cual lanzarán una Campaña denominada “Jailed for what” en contra de Cuba, el próximo martes 16 de octubre de 2018.
Con esta acción en  la sala del ECOSOC, un Órgano Principal de la Organización, se intenta empañar el nombre de las Naciones Unidas en un acto contra un Estado miembro, en contravención de los propósitos y principios de la Carta.
El propio carácter de la nota de prensa distribuida por el Departamento de Estado, muestra claramente los objetivos que se persiguen con este evento, al anunciar el inicio de una insultante y falaz campaña contra Cuba.
El evento constituye una farsa política del peor gusto, edificada sobre falsos argumentos y con actores de reparto, algunos de procedencia cubana, quienes con oscuro historial al servicio de una potencia extranjera, se suman a la escalada de acciones contra Cuba de la actual administración norteamericana, enfrascada en justificar la política genocida de bloqueo económico, comercial y financiero contra la isla. Dicha política constituye el principal obstáculo al desarrollo de Cuba y una violación flagrante de los derechos humanos de su pueblo. Bien ameritaría que el gobierno de los Estados Unidos transformase su campaña de ignominia por perdón sentido y reparación al pueblo cubano por los daños ocasionados por los ya 56 años de aplicación del bloqueo.
Ante estos sucesos, la Embajadora y Representante Permanente de Cuba ante las Naciones Unidas, Excma. Sra. Anayansi Rodríguez Camejo,  ha dirigido una carta de protesta, con fecha 13 de octubre, al Secretario General de las Naciones Unidas, Excmo. Sr. Antonio Guterres, y a otros altos funcionarios de la Secretaría en la que recuerda que las normas relativas a la utilización de las salas de conferencias establecen claramente que solo se realizarán los eventos que estén en consonancia con los propósitos y principios de las Naciones Unidas y estén justificados por su pertinencia para la labor de la Organización.
La carta de la Embajadora refiere que el citado evento viola de manera flagrante dichas normas y la Carta de las Naciones Unidas, por lo que cuenta con el total rechazo de Cuba y en consecuencia, “solicita que se cancele la realización del evento planificado por Estados Unidos dentro del perímetro de las instalaciones de las Naciones Unidas y se realice una investigación interna a fin de determinar las responsabilidades por las violaciones apuntadas.”
Cuba se enorgullece de su ejecutoria en materia de derechos humanos, cual desmiente cualquier manipulación en su contra. Estados Unidos carece de moral para dar lecciones y mucho menos en esta materia. Dicho país, con su escasa adhesión a instrumentos internacionales de derechos humanos, tiene un patrón de violaciones sistemáticas de todos los derechos humanos, incluido el uso de la tortura, la detención y la privación de libertad arbitrarias, como ocurre en la Base Naval de Guantánamo, territorio cubano ilegalmente ocupado; el asesinato de afroamericanos por policías; la muerte de civiles inocentes por sus tropas de intervención y ocupación; la xenofobia y represión, encarcelamiento de inmigrantes, incluidos niños a los que se separan de sus familias.
Cuba condena y rechaza de la manera más enérgica esta nueva acción anticubana por parte del gobierno de los Estados Unidos y espera que la Secretaría haga valer las normas establecidas, actúe en consonancia con la Carta de la ONU y, en consecuencia,  cancele la realización de dicho evento en las instalaciones de la Organización.
Misión Permanente de Cuba ante las Naciones Unidas