Un maratón de piano de los talentosos músicos fue la principal propuesta que tuvo este sábado el Festival Artes de Cuba: de la isla al mundo, que desde el pasado martes y hasta el 3 de junio tiene como escenario al Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas de Washington DC.
Los artistas, quienes ya se había presentado juntos en esa institución cultural en 2015, y también estuvieron presentes en la ceremonia inaugural de la cita dedicada a la nación caribeña el 8 de mayo, realizaron anoche un recorrido por temas propios y de compositores relevantes del país antillano.
Maracujá, una de las obras más conocidas de López-Gávilán, abrió el maratón que tuvo lugar en el Teatro de la Terraza del Centro Kennedy, donde los músicos dialogaron continuamente con el público y evidenciaron la gran química existente entre ellos.
En declaraciones ofrecidas a Prensa Latina antes del evento de anoche, Pacheco recordó que se habían presentado juntos en otras dos ocasiones. “Cuando nos unimos fue increíble, y esta vez creo que ha sido incluso mejor”, expresó sobre el espacio que compartieron en la gala de apertura.
De acuerdo con el joven pianista, ambos han conseguido una relación personal muy bonita que se traslada a su música, y así lo comprobaron los espectadores que aplaudieron largamente después de piezas a cuatro manos como Gitanerías, de Ernesto Lecuona.
Pero el tema que más ovaciones generó durante el concierto fue Los muñecos, compuesto por quien es considerado por diversas fuentes como el músico más importante del siglo XIX en Cuba, Ignacio Cervantes.
La maestría exhibida en esa obra, los juegos cómplices con el teclado y la energía contagiosa emanada de la ejecución hicieron que los asistentes al Teatro de la Terraza se levantaran de sus asientos para premiar con su indiscutible aceptación a los artistas.
Pacheco, quien presentó por separado dos piezas de su autoría: Andino y Con el Pache me voy, sorprendió a muchos asistentes al mostrarse también en su faceta de cantante con una canción de Pablo Milanés, Tú, mi desengaño.
Luego volvió a mostrar sus cualidades vocales con un homenaje al cantante, compositor y pianista cubano Ignacio Villa, más conocido como Bola de Nieve, al interpretar Drume negrita con el acompañamiento de López-Gavilán en el piano.
Este también tuvo su momento en solitario con tres obras suyas, entre ellas Oddudua y Suite.
Un popurrí con tres grandes temas de la música de la isla: La Comparsa, de Lecuona; El manisero, de Moisés Simons; y Guantanamera, de Joseíto Fernández, fue el cierre adecuado para una velada de talento y cubanía, en la que los pianistas combinaron sus mejores armas y conquistaron al público.
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