56 años de un programa que semana por semana defiende plenamente la cubanía: Palmas y cañas
Las 7:00 p.m. de los domingos marcan
el instante en que la campiña de la Isla asoma su faz por una hora,
invadiendo con su canto también los hogares citadinos. La magia es
posible gracias al programa campesino Palmas y cañas, único de
su tipo en la Televisión Cubana que, como raíz en tierra, se ha
mantenido por 56 años, semana por semana, en un espacio en el que se
defiende plenamente la cubanía.
Desde su primera salida al aire, el 19 de octubre de 1962, bajo la dirección del realizador Antonio Vázquez Gallo (1918-2007), hasta las que tienen lugar por estos días –en que se lamenta la pérdida reciente, el pasado 27 de abril, de su director y guionista José Miguel Mena– Palmas y cañas ha sido cobija de las manifestaciones de la cultura campesina cubana. Acogidos con beneplácito en sus predios lo mismo el punto guajiro, la décima improvisada en encendidas controversias, las seguidillas y tonadas, el son, la guaracha, el sucusuco, la música ranchera, la danza, la plástica, la oralidad… la propuesta ha significado una plaza amplia donde las más tradicionales expresiones artísticas del campo han podido lucir sus mejores vestiduras.
Seduce y atrapa el guateque dominguero que siguen no pocos televidentes. Válido es decir también que jamás se ve vacío el sitio ocupado por el público que participa en la filmación del programa. Es evidente que entre quienes lo hacen posible se pasa bien. Y no es cosa de ahora. Desde los tiempos en que esa pareja inolvidable, integrada por Coralia Fernández y Ramón Veloz, conducían Palmas y cañas, los artistas y el público se han confabulado para que el espacio atardecido deje un sabor cubano en cada hogar donde se sintoniza.
Con mutaciones propias de un tiempo que sobrepasa las cinco décadas, todavía pensarlo nos remite a aquella voz familiar y fuerte que daba la orden de arranque: ¡Ramón, el guateeeeeque! Al entusiasta aviso, la familia se reunía alrededor del único televisor de la casa, que cohesionó estirpes e hizo que pequeños, padres y abuelos disfrutaran juntos, y aprendieran a amar la belleza del arte campesino, natural fuente de nuestra cultura.
Nadie podría olvidar la sarta de controversias protagonizadas por nuestros poetas improvisadores, en especial las sostenidas por Justo Vega (1909-1993) y Adolfo Alfonso (1924-2012), siempre esperadas y dramatizadas en la falsa discordia de dos amigos inseparables, solo en contra para divertir y defender con brillo de altos quilates la estrofa nacional. Sus aconsonantadas discusiones fueron por muchos años el alma y el corazón de ese espacio donde nace lo cubano.
Como aquellos, y a la distancia del tiempo, otras figuras permanecen vivas en los televidentes, recordadas por sus fraternales encuentros en versos o por sus actuaciones. Angelito Valiente, Jesús Orta Ruiz, Celina González (la Reina de la Música Campesina); Inocente Iznaga (El Jilguero de Cienfuegos), el Dúo Los Compadres y los laudistas Miguel Ojeda y Raúl Lima, los integrantes de los conjuntos Palmas y Cañas y Campo Alegre, son solo algunos nombres de una lista interminable que por el propio bien de Cuba y sus raíces han hecho nido en lo más noble de su pueblo.
Con una escenografía animada con bohíos, frutas, palmares, soles y montañas, el set ha acogido a grupos portadores de tradiciones y agrupaciones danzarias que han revelado a los más distantes del verdor de la cubana campiña, la belleza de bailes tradicionales como el zapateo o el papalote, el gavilán, el zumbantonio y la caringa.
Gracias debemos darle a Palmas y cañas por todo lo que le debemos. Como también agradecemos la compañía de presentadores, poetas y artistas como Fernando Guardado, Martica Morejón, Carmelina Barberi, Hildelisa Pérez, Pablo León, Francisco Pereira, Orlando Laguardia, Rigoberto Rizo, Rafael Rubiera y José Antonio Cepero Brito. No puede jamás desestimarse el rol jugado por José (Pepe) Ramírez, primer presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y fundador del programa, como tampoco el apoyo que le brinda la organización campesina para que salga al aire cada domingo.
Que muchos ya no estén entre nosotros no significa que el programa languidezca: el amor sembrado durante tantos años ha dado frutos y las voces de Tomasita Quiala, Ernestina Trimiño, Marisol Guillama, Tony Iznaga –El Jilguerito–, María del Carmen Prieto, Ernestico Guerra, Leandro Camargo, Papillo, Emiliano Sardiñas, Albertico y Aramis Padilla, a sabiendas de que solo nombramos unos pocos, se encargan de actualizar sus esbozos, con la conducción del joven locutor José (Pepe) Mejías.
Hay y habrá para rato Palmas y cañas. La casa del punto cubano, del guateque campesino, de la polémica cordial o encendida, patriótica, obrera y campesina, sencilla y hermosa, pícara y jocosa, alegre y sabia, goza de buena salud. Amoroso y fiel, el guateque no está ni solo ni sombrío.
TOMADO DE GRANMA
Desde su primera salida al aire, el 19 de octubre de 1962, bajo la dirección del realizador Antonio Vázquez Gallo (1918-2007), hasta las que tienen lugar por estos días –en que se lamenta la pérdida reciente, el pasado 27 de abril, de su director y guionista José Miguel Mena– Palmas y cañas ha sido cobija de las manifestaciones de la cultura campesina cubana. Acogidos con beneplácito en sus predios lo mismo el punto guajiro, la décima improvisada en encendidas controversias, las seguidillas y tonadas, el son, la guaracha, el sucusuco, la música ranchera, la danza, la plástica, la oralidad… la propuesta ha significado una plaza amplia donde las más tradicionales expresiones artísticas del campo han podido lucir sus mejores vestiduras.
Seduce y atrapa el guateque dominguero que siguen no pocos televidentes. Válido es decir también que jamás se ve vacío el sitio ocupado por el público que participa en la filmación del programa. Es evidente que entre quienes lo hacen posible se pasa bien. Y no es cosa de ahora. Desde los tiempos en que esa pareja inolvidable, integrada por Coralia Fernández y Ramón Veloz, conducían Palmas y cañas, los artistas y el público se han confabulado para que el espacio atardecido deje un sabor cubano en cada hogar donde se sintoniza.
Con mutaciones propias de un tiempo que sobrepasa las cinco décadas, todavía pensarlo nos remite a aquella voz familiar y fuerte que daba la orden de arranque: ¡Ramón, el guateeeeeque! Al entusiasta aviso, la familia se reunía alrededor del único televisor de la casa, que cohesionó estirpes e hizo que pequeños, padres y abuelos disfrutaran juntos, y aprendieran a amar la belleza del arte campesino, natural fuente de nuestra cultura.
Nadie podría olvidar la sarta de controversias protagonizadas por nuestros poetas improvisadores, en especial las sostenidas por Justo Vega (1909-1993) y Adolfo Alfonso (1924-2012), siempre esperadas y dramatizadas en la falsa discordia de dos amigos inseparables, solo en contra para divertir y defender con brillo de altos quilates la estrofa nacional. Sus aconsonantadas discusiones fueron por muchos años el alma y el corazón de ese espacio donde nace lo cubano.
Como aquellos, y a la distancia del tiempo, otras figuras permanecen vivas en los televidentes, recordadas por sus fraternales encuentros en versos o por sus actuaciones. Angelito Valiente, Jesús Orta Ruiz, Celina González (la Reina de la Música Campesina); Inocente Iznaga (El Jilguero de Cienfuegos), el Dúo Los Compadres y los laudistas Miguel Ojeda y Raúl Lima, los integrantes de los conjuntos Palmas y Cañas y Campo Alegre, son solo algunos nombres de una lista interminable que por el propio bien de Cuba y sus raíces han hecho nido en lo más noble de su pueblo.
Con una escenografía animada con bohíos, frutas, palmares, soles y montañas, el set ha acogido a grupos portadores de tradiciones y agrupaciones danzarias que han revelado a los más distantes del verdor de la cubana campiña, la belleza de bailes tradicionales como el zapateo o el papalote, el gavilán, el zumbantonio y la caringa.
Gracias debemos darle a Palmas y cañas por todo lo que le debemos. Como también agradecemos la compañía de presentadores, poetas y artistas como Fernando Guardado, Martica Morejón, Carmelina Barberi, Hildelisa Pérez, Pablo León, Francisco Pereira, Orlando Laguardia, Rigoberto Rizo, Rafael Rubiera y José Antonio Cepero Brito. No puede jamás desestimarse el rol jugado por José (Pepe) Ramírez, primer presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y fundador del programa, como tampoco el apoyo que le brinda la organización campesina para que salga al aire cada domingo.
Que muchos ya no estén entre nosotros no significa que el programa languidezca: el amor sembrado durante tantos años ha dado frutos y las voces de Tomasita Quiala, Ernestina Trimiño, Marisol Guillama, Tony Iznaga –El Jilguerito–, María del Carmen Prieto, Ernestico Guerra, Leandro Camargo, Papillo, Emiliano Sardiñas, Albertico y Aramis Padilla, a sabiendas de que solo nombramos unos pocos, se encargan de actualizar sus esbozos, con la conducción del joven locutor José (Pepe) Mejías.
Hay y habrá para rato Palmas y cañas. La casa del punto cubano, del guateque campesino, de la polémica cordial o encendida, patriótica, obrera y campesina, sencilla y hermosa, pícara y jocosa, alegre y sabia, goza de buena salud. Amoroso y fiel, el guateque no está ni solo ni sombrío.
TOMADO DE GRANMA
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