martes, 26 de abril de 2016

Dave Matthews: “Estoy obligado a regresar a Cuba”



El vocalista y guitarrista norteamericano afirma que este viaje a la Isla le ha obligado a mirar las cosas desde otro punto de vista
22 de abril de 2016 22:04:41


Dave Mathews. Foto: Yander Zamora
Dave Matthews Band surgió en 1991 en medio de la explosión del rock alternativo y el grunge. En cualquier antología, la música de esta alineación estadounidense so­bresale como algo nuevo para la época. Algo que no se parecía al dolor generacional visibilizado por Soundgarden, Nirvana, Stone
Temple Pilots o Pearl Jam, o al grito desgarrador y afligido de Kurt Cobain.  Después de más de 20 años es una de las bandas más populares y con mayores ventas del rock estadounidense. Sin embargo, su líder, el vocalista y guitarrista Dave  Matthews, no encaja  definitivamente en el perfil de un rock star.
El músico, nacido en Sudáfrica, baja con sus pequeños hijos de un autobús junto a la delegación del Comité Pre­sidencial para las Artes y las Hu­ma­nidades de los EE.UU. y pasa desapercibido entre la multitud que quiere tomarse una foto con el aclamado productor y cantante Usher. Dave camina unos pasos y se recuesta a una pared mientras no le quita los ojos de encima al grupo de danza afrocubana que recibe a los visitantes en el Instituto Superior de Arte. Me acerco y le pido unos minutos para concertar una entrevista.
“Casi me voy a practicar con la guitarra para el concierto que haré con Carlos Va­rela, pero no dejes de ponerte en contacto conmigo”, me dice sorprendido, mientras una de las personas encargadas de atender a la prensa en la delegación, me confirma que Dave está muy interesado en hacer la entrevista. Tras unas pocas llamadas telefónicas, la conversación se fijó finalmente para el pasado miércoles a las 5:00 p.m., en la Fábrica de Arte Cubano.
Dave llega sobre las cinco y treinta con algunas personas de su círculo más cercano mientras lamenta la tardanza. “He tenido unos días muy agitados y con muy poco tiempo, pero aquí estoy”, dice y nos trasladamos hacia un pequeño salón cerca de la nave 4.
Dave, de 49 años, habla sobre el rock and roll en los años 90 y sus ojos se van haciendo más grandes, más expresivos, co­mo si quisiera exaltar el espíritu de la  época.
“Comenzamos en medio de la explosión del grunge con Nirvana y yo adoraba a la banda pero no era mi estilo. Sus conciertos me gustaban mucho y también me sirvieron de inspiración. No nos preocupaba alejarnos de lo que pasaba. Sencillamente tocábamos lo que queríamos tocar. Para ello en nuestro grupo había músicos talentosos que podían interpretar jazz y rock. Pero no hay duda que el grunge también nos ayudó a dar el salto”.
El año 1994 fue una época turbulenta para el rock and roll. El líder de Nirvana, Kurt Cobain, se despedía volándose la cabeza de un disparo para dejar huérfana a la escena  grunge de su máximo exponente. Pero 1994 fue también, para el rock, uno de sus años más prolíferos. La lista de bandas que apuntaron alto durante esa época es interminable. Desde Nine Inch Nails con The Downward Spiral, pasando por Pearl Jam y su Vitalogy, hasta Green Day con Dookie. Ese mismo año nacía, también, Under the Table and Dreaming, el álbum debut de Dave Ma­tthews Band.
“Fue la mejor época para la banda. Íbamos de un lado a otro apiñados en un carro y nadie nos conocía. Fueron tiempos muy buenos”, asegura con nostalgia mientras me da una palmada en el pecho como queriendo remarcar el significado de sus palabras. “Después de mudarme hacia Estados Unidos armé la banda. Primero fue el saxofonista LeRoi Moore que grabó alguna mú­sica y me preguntó si quería unirme a él  y hacer una banda. Dije que sí y llamamos al baterista Carter Beauford. Luego nos fuimos multiplicando muy rápido. Hicimos una grabación y la enviamos a Sony y a Warner pero nos rechazaron. No dijeron nada, sencillamente, nos rechazaron. Co­menzamos a tocar en festivales de pueblo y en las universidades, donde permitíamos a la gente que grabara nuestros shows en vivo y todos empezaron a compartir esas grabaciones. De ahí que íbamos a lugares donde nunca habíamos tocado y ya todo el mundo cantaba nuestras canciones. En­tonces, las disqueras comenzaron a buscarnos por todo el país”.
Dave nació en Sudáfrica en 1967 y cuando tenía dos años su familia se trasladó por primera vez a EE.UU. Tras la muerte de su padre, en 1977, regresó a su país natal tres años después, justo cuando cobraba gran impacto mundial el movimiento contra el apartheid. Más tarde se asentó definitivamente en Es­tados Uni­d­os.
“Mi madre era de izquierda, de pensamiento socialista y nos educó en no segregar a nadie. Nosotros estábamos vinculados a la Iglesia Cuáquera, que está comprometida con la justicia, especialmente en Su­dáfrica. Cuando iba a la escuela me sentaba a escuchar a los negros sudafricanos que cantaban y tocaban cerca de mi casa. Esa experiencia fue muy grande para mí. Me siento afortunado de haber vivido  en el lugar donde alguien me enseñó claramente algo, en el lugar que me hizo más crítico. Por ejemplo Cuba era el país que había cruzado el océano para ayudarnos y no pue­do olvidar eso. Cuando regresé a Estados Unidos  me decían que Cuba era un país malo  y eso me hizo ver las cosas desde dos extremos. Pero siempre he pensado que tenemos mucho en común con Cuba y eso también lo aprendí en Sudáfrica”.
En medio de la entrevista Dave alza los brazos y se disculpa.“Hablo demasiado” bromea, y su asistente le recuerda que  Carlos Varela, Aldo López Gavilán y Yissy, lo esperan para ensayar.
“Yissy suena como Jesús”, dice mientras señala a la joven baterista que descansa cerca de allí. “Este viaje a Cuba me ha obligado a mirar las cosas desde otro punto de vista. Viendo cómo la gente estudia y toca la música me hace sentir como un ignorante. Realmente estos días junto a músicos cubanos como Varela, Alexander Abreu y Aldo López Gavilán me han impactado mucho. Cualquier magia que venga de esta apertura de las puertas, traerá resultados muy importantes. Pienso que ahora Cuba tiene que mantener su cultura y evadir las tentaciones que pueden venir de Estados Unidos"
A Dave lo acaban de llamar para el ensayo.
—Queda tiempo para una pregunta más—, me alerta su asistente.
—¿Sabes que desde los tiempos de Crash tienes muchos seguidores en Cuba?
“Te aseguro que vendré muy pronto y me pondré una gorra para que nadie me confunda y piense que he bajado de un crucero. No tengo una fecha pero tengo que volver. Quizá en agosto vendré yo solo y luego regresaré con la banda. Cuando vuelva a Estados Unidos lo comenzaré a planear. En este viaje he tocado mucho aquí y lo puedo volver a hacer. Sinceramente estoy obligado a regresar a Cuba”.
Tomado de Granma.

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