El vocalista y guitarrista norteamericano afirma que
este viaje a la Isla le ha obligado a mirar las cosas desde otro punto de vista
Autor: Michel Hernández
22 de abril de 2016 22:04:41
Dave Mathews. Foto: Yander Zamora
Dave Matthews Band surgió en 1991 en medio de la
explosión del rock alternativo y el grunge. En cualquier antología, la música
de esta alineación estadounidense sobresale como algo nuevo para la época.
Algo que no se parecía al dolor generacional visibilizado por Soundgarden,
Nirvana, Stone
Temple Pilots o Pearl Jam, o al grito desgarrador y
afligido de Kurt Cobain. Después de más de 20 años es una de las bandas
más populares y con mayores ventas del rock estadounidense. Sin embargo, su
líder, el vocalista y guitarrista Dave Matthews, no encaja
definitivamente en el perfil de un rock star.
El músico, nacido en Sudáfrica, baja con sus pequeños
hijos de un autobús junto a la delegación del Comité Presidencial para las
Artes y las Humanidades de los EE.UU. y pasa desapercibido entre la multitud
que quiere tomarse una foto con el aclamado productor y cantante Usher. Dave
camina unos pasos y se recuesta a una pared mientras no le quita los ojos de
encima al grupo de danza afrocubana que recibe a los visitantes en el Instituto
Superior de Arte. Me acerco y le pido unos minutos para concertar una
entrevista.
“Casi me voy a practicar con la guitarra para el concierto
que haré con Carlos Varela, pero no dejes de ponerte en contacto conmigo”, me
dice sorprendido, mientras una de las personas encargadas de atender a la
prensa en la delegación, me confirma que Dave está muy interesado en hacer la
entrevista. Tras unas pocas llamadas telefónicas, la conversación se fijó
finalmente para el pasado miércoles a las 5:00 p.m., en la Fábrica de Arte
Cubano.
Dave llega sobre las cinco y treinta con algunas
personas de su círculo más cercano mientras lamenta la tardanza. “He tenido
unos días muy agitados y con muy poco tiempo, pero aquí estoy”, dice y nos
trasladamos hacia un pequeño salón cerca de la nave 4.
Dave, de 49 años, habla sobre el rock and roll en los
años 90 y sus ojos se van haciendo más grandes, más expresivos, como si
quisiera exaltar el espíritu de la época.
“Comenzamos en medio de la explosión del grunge con
Nirvana y yo adoraba a la banda pero no era mi estilo. Sus conciertos me
gustaban mucho y también me sirvieron de inspiración. No nos preocupaba
alejarnos de lo que pasaba. Sencillamente tocábamos lo que queríamos tocar.
Para ello en nuestro grupo había músicos talentosos que podían interpretar jazz
y rock. Pero no hay duda que el grunge también nos ayudó a dar el salto”.
El año 1994 fue una época turbulenta para el rock and
roll. El líder de Nirvana, Kurt Cobain, se despedía volándose la cabeza de un
disparo para dejar huérfana a la escena grunge de su máximo exponente.
Pero 1994 fue también, para el rock, uno de sus años más prolíferos. La lista de
bandas que apuntaron alto durante esa época es interminable. Desde Nine Inch
Nails con The Downward Spiral, pasando por Pearl Jam y su Vitalogy,
hasta Green Day con Dookie. Ese mismo año nacía, también, Under the
Table and Dreaming, el álbum debut de Dave Matthews Band.
“Fue la mejor época para la banda. Íbamos de un lado a
otro apiñados en un carro y nadie nos conocía. Fueron tiempos muy buenos”,
asegura con nostalgia mientras me da una palmada en el pecho como queriendo
remarcar el significado de sus palabras. “Después de mudarme hacia Estados
Unidos armé la banda. Primero fue el saxofonista LeRoi Moore que grabó alguna
música y me preguntó si quería unirme a él y hacer una banda. Dije que
sí y llamamos al baterista Carter Beauford. Luego nos fuimos multiplicando muy
rápido. Hicimos una grabación y la enviamos a Sony y a Warner pero nos
rechazaron. No dijeron nada, sencillamente, nos rechazaron. Comenzamos a tocar
en festivales de pueblo y en las universidades, donde permitíamos a la gente
que grabara nuestros shows en vivo y todos empezaron a compartir esas
grabaciones. De ahí que íbamos a lugares donde nunca habíamos tocado y ya todo
el mundo cantaba nuestras canciones. Entonces, las disqueras comenzaron a
buscarnos por todo el país”.
Dave nació en Sudáfrica en 1967 y cuando tenía dos
años su familia se trasladó por primera vez a EE.UU. Tras la muerte de su
padre, en 1977, regresó a su país natal tres años después, justo cuando cobraba
gran impacto mundial el movimiento contra el apartheid. Más tarde se asentó
definitivamente en Estados Unidos.
“Mi madre era de izquierda, de pensamiento socialista
y nos educó en no segregar a nadie. Nosotros estábamos vinculados a la Iglesia
Cuáquera, que está comprometida con la justicia, especialmente en Sudáfrica.
Cuando iba a la escuela me sentaba a escuchar a los negros sudafricanos que
cantaban y tocaban cerca de mi casa. Esa experiencia fue muy grande para mí. Me
siento afortunado de haber vivido en el lugar donde alguien me enseñó
claramente algo, en el lugar que me hizo más crítico. Por ejemplo Cuba era el
país que había cruzado el océano para ayudarnos y no puedo olvidar eso. Cuando
regresé a Estados Unidos me decían que Cuba era un país malo y eso
me hizo ver las cosas desde dos extremos. Pero siempre he pensado que tenemos
mucho en común con Cuba y eso también lo aprendí en Sudáfrica”.
En medio de la entrevista Dave alza los brazos y se
disculpa.“Hablo demasiado” bromea, y su asistente le recuerda que Carlos
Varela, Aldo López Gavilán y Yissy, lo esperan para ensayar.
“Yissy suena como Jesús”, dice mientras señala a la
joven baterista que descansa cerca de allí. “Este viaje a Cuba me ha obligado a
mirar las cosas desde otro punto de vista. Viendo cómo la gente estudia y toca
la música me hace sentir como un ignorante. Realmente estos días junto a
músicos cubanos como Varela, Alexander Abreu y Aldo López Gavilán me han
impactado mucho. Cualquier magia que venga de esta apertura de las puertas,
traerá resultados muy importantes. Pienso que ahora Cuba tiene que mantener su
cultura y evadir las tentaciones que pueden venir de Estados Unidos"
A Dave lo acaban de llamar para el ensayo.
—Queda tiempo para una pregunta más—, me alerta su
asistente.
—¿Sabes que desde los tiempos de
Crash tienes muchos seguidores en Cuba?
“Te aseguro que vendré muy pronto y me pondré una
gorra para que nadie me confunda y piense que he bajado de un crucero. No tengo
una fecha pero tengo que volver. Quizá en agosto vendré yo solo y luego
regresaré con la banda. Cuando vuelva a Estados Unidos lo comenzaré a planear.
En este viaje he tocado mucho aquí y lo puedo volver a hacer. Sinceramente
estoy obligado a regresar a Cuba”.
Tomado de
Granma.
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