Los camerinos
que nos tocaron ayer, en la plaza de toros de Córdoba, fueron los que usan los
toreros. Aunque personalmente no sea un amante de la lidia, impresiona conocer
los rincones de donde algunos grandes artistas de la tauromaquia salieron a
forjar sus leyendas. Acaso un soplo de ese espíritu de gloria nos acompañaba
cuando marchábamos a nuestra faena musical, porque sin dudas fue un
concierto inolvidable, marcado por la generosidad de un público amoroso, como
el que nos suele acompañar en este periplo por las Españas.
Tarde en la noche, cuando ya nos retirábamos a descansar, escuchamos detrás de un muro los gritos de “Silvio, asómate que hemos encontrao tu unicojnio”… Acudimos prestos a la llamada anunciadora y encontramos todavía más amor en esta tierra de califas.
Tarde en la noche, cuando ya nos retirábamos a descansar, escuchamos detrás de un muro los gritos de “Silvio, asómate que hemos encontrao tu unicojnio”… Acudimos prestos a la llamada anunciadora y encontramos todavía más amor en esta tierra de califas.
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