Acabas de salir
del hospital. Acudes a la farmacia a comprar las medicinas indicadas. Hay
aglomeración. Por algún motivo, los dependientes abandonan el mostrador porque
no les toca, como tampoco le toca al administrador afrontar la situación.
Acudes a una oficina en busca de una orientación para encaminar tu trámite. No
encuentras respuesta, porque no les toca. Observas un depredador en tu
comunidad. No intervienes porque no te toca y porque estás cansado de tantas
gestiones inútiles.
Es un lugar
común recordar que Terencio afirmaba que, por nuestra condición innata de
bípedos, nada humano nos resultaba ajeno. Ante tanta desidia, siento el mayor
respeto por quienes persisten en dirigirse a la prensa para hacer públicos los
problemas de su entorno y me indignan las respuestas formales y justificativas.
Hay muchas maneras de hacer patria mediante el heroísmo, el trabajo esforzado,
la ejemplaridad en la conducta y el cumplimiento de los deberes ciudadanos.
También se hace patria cuidando el pequeño huerto que nos corresponde.
En el mundo
moderno, todas las cosas están interrelacionadas. Una inadecuada distribución
de los efectos escolares al iniciarse el curso genera tensiones en las
familias. Implica pérdida de tiempo con consecuencias en el rendimiento laboral
e irritación creciente que afecta las relaciones humanas, tanto como la
confianza en las instituciones. No se trata de plantear el problema en términos
de culpabilidad. Hay que hurgar en el fondo de las causas, atajar los
comportamientos delictivos, hacer públicas las medidas correspondientes y
determinar los factores que intervienen en la cadena
producción-distribución-venta.
No se puede
demandar responsabilidad social al ciudadano común, si no hay respuesta congruente
por parte de los funcionarios intermedios en el espacio local donde se
manifiestan en concreto los problemas que afectan la vida cotidiana de todos.
En países tropicales como el nuestro, el verano ha sido siempre una etapa
pródiga en enfermedades epidémicas. Fenómenos como la proliferación de vectores
de todo tipo, incluidos los roedores, exigen extremar la higiene. La campaña
contra el Aedes aegypti hace hincapié en la fumigación de las viviendas. Pero
en calles y solares hay salideros de agua potable, recipientes abandonados
donde se acumula el líquido y en muchas azoteas subsisten tanques destapados.
Entre las quejas de los vecinos conocidas a través de la prensa abundan las que
se refieren a la contaminación producida por aguas albañales. Son cuestiones
que exigen respuesta rápida. Faltan los recursos. Lo sabemos. Me pregunto, sin
embargo, si muchas soluciones no pudieran encontrarse mediante la cooperación
entre organismos, uniendo fuerzas y desarrollando iniciativas.
Estos cuellos
de botella son expresión de una mentalidad burocrática en niveles que
trascienden las actitudes del pequeño empleado con quien tropezamos
diariamente. Tras la ventanilla de la recepción se oculta el administrador
ausente, la pereza rutinaria, el inmovilismo y el redactor de informes al
estilo «estamos trabajando en…».
Postergar la
solución de pequeños problemas afecta nuestra calidad de vida y requiere a
mediano plazo inversiones más costosas. La Habana concentra la cuarta parte de
la población del país, con municipios que superan en habitantes a algunas
provincias. Los responsables locales deben tener el nivel y la iniciativa
adecuados para fortalecer la identidad y la presencia del Poder Popular como
entidad gubernamental capacitada para coordinar, según las características
específicas, la acción conjunta de los organismos que le están supeditados. La
contribución popular a la solución de problemas de convivencia, de indisciplina
social y de reparaciones menores, así como el cuidado de los bienes públicos al
servicio de todos, demanda el respaldo efectivo de los representantes del poder
del pueblo, mandatados por los electores. El vínculo interactivo entre uno y
otros se construye progresivamente en la práctica concreta. La escasez de
recursos es muchas veces una verdad indiscutible, pero el impulso a la
iniciativa, la definición adecuada de las prioridades y la lucha contra la
rutina del pensar burocrático contribuyen al hallazgo de soluciones.
Ocurre con
frecuencia que la prensa critica la apatía de lo que, a partir de la
implantación de la libreta de abastecimientos, nos acostumbramos a denominar
«población», a la cual un reciente reportaje del NTV criticó por no atajar las
indisciplinas sociales en el transporte urbano.
Hay que
delimitar responsabilidades. Corresponde a los choferes detenerse en los
lugares señalados, cobrar el pasaje limpiamente, usar la música adecuada
evitando el volumen excesivo de los decibeles. Los pasajeros tienen que sufrir
largas esperas en paradas desprovistas de sombra, a pleno sol o bajo la lluvia,
en medio de creciente aglomeración. Cuando se avizora la cercanía del vehículo,
tienen que poner en alerta todos los sentidos para precipitarse a tiempo en la
dirección debida. Todo ello acrecienta tensiones y favorece tanto la
irritabilidad como la violencia. Algunos pueden ser parásitos con algo de
marginalidad. La mayoría está constituida por un pueblo de trabajadores y
estudiantes que merecen el mayor respeto.
TOMADO DE JUVENTUD REBELDE
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