lunes, 24 de diciembre de 2018

Educación en Cuba: Seis décadas después (+ Video)

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Los logros en el campo de la educación en Cuba brillan por derecho propio. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
A las escuelitas públicas del campo asisten descalzos, semidesnudos y desnutridos, menos de la mitad de los niños en edad escolar y muchas veces el maestro quien tiene que adquirir con su propio sueldo el material necesario. ¿Es así como puede hacerse una patria grande? (Fidel Castro, La Historia me Absolverá, 1953)
Fue en enero de 1959. Seis años después del asalto al cuartel Moncada y el reconocido alegato de autodefensa de Fidel Castro en el juicio por estos hechos. Después del desembarco del Granma y tras meses de luchas en la Sierra Maestra. Fue en enero de 1959. La Caravana de la Libertad recorrió triunfante toda Cuba y entró en La Habana. Había llegado el momento más difícil: con la guerra ganada, tocaba hacer la Revolución.
La educación, uno de los seis problemas fundamentales detectados por Fidel en La Historia me Absolverá, se convirtió rápidamente en una de las prioridades. Comenzó un largo camino que, entre faroles, cartillas, bohíos, aulas, pizarras, tizas, proyectos, audiovisuales, computadoras y arte, hicieron de la enseñanza una victoria irrebatible.
Más de seis décadas después y con un montón de experiencias vividas, uno puede detectar en el paso de los años mejores y peores decisiones, proyectos efectivos e inconclusos, errores cometidos y rectificaciones; incluso, desafíos pendientes. Pero los logros en este campo brillan por derecho propio.

Una revolución dentro de otra Revolución

En 1959 se declaró la Reforma Integral de la Enseñanza, que determinó como objetivo primordial de la educación el pleno desarrollo del ser humano. Comenzó un amplio plan de reformas educativas con la idea de eliminar el analfabetismo presente en los sectores más humildes del país y llevar la enseñanza por toda la Isla.
Se permitió el acceso a la educación sin discriminación racial ni económica, se construyeron aproximadamente 10 mil nuevas aulas, la escolarización se elevó a casi el 90 por ciento en las edades de 6 a 12 años, se convirtieron más de 69 instalaciones militares de la dictadura derrocada en escuelas con una capacidad de 40 mil alumnos, se creó un plan especial de estudio para campesinas y más adelante un plan de becas para todos los niveles de enseñanza.
La batalla más importante en aquellos primeros años fue la Campaña de Alfabetización. En 1960, un ejército de alfabetizadores con farol y cartilla en mano se encaminó hacia los lugares más intrincados del territorio nacional para que no quedara ningún cubano sin saber leer y escribir. Como resultado, el 22 de diciembre de 1961, Cuba fue declarada primer territorio libre de analfabetismo en América. Seis meses antes, la Ley de Nacionalización de la Enseñanza, puso fin a la educación privada y a arcaicos métodos para dar paso a un nuevo modo de educar.
Luego de la Campaña, el sector de la educación puso en marcha un grupo de proyectos para hacer de la Alfabetización un hecho sostenible. Se produjo la Batalla del Sexto y el Noveno Grado, se diseñaron cursos de seguimiento y superación obrera, se crearon miles de aulas y escuelas en todo el país especialmente en las zonas rurales y comenzó la enseñanza especializada para limitados físicos.
En 1972, con la creación del Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech, se produjo la llamada segunda revolución educacional. Los alumnos que una década antes habían poblado las aulas de primaria, necesitaron entonces unos 20 mil profesores en las nuevas secundarias y preuniversitarios, que sobre todo en el campo, se habían agregado a la geografía de la Isla.
A partir del llamado realizado por Fidel a los jóvenes durante el II Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, el Destacamento tuvo como objetivo formar educadores para garantizar la continuidad de estudios de aquella generación de estudiantes.
El primer Contingente del Destacamento Pedagógico estuvo integrado por más de 400 estudiantes de décimo grado, con un plan donde se combinaba el estudio con el trabajo. Los jóvenes se incorporaron como docentes a las recién creadas escuelas en el campo mientras se formaban para graduarse como profesores de la educación general media en un período de estudios de 5 años. En los años sucesivos y siempre en el marco del natalicio de Martí, se constituyeron los Contingentes: desde el segundo hasta el quinto.
Con la llegada del Período Especial en los años 90, la educación, como tantas otras esferas de la vida en el país, sufrió los efectos de la crisis económica. Sin embargo, ni siquiera en los años más duros cerraron las escuelas y ningún aula quedó sin maestro. No solo lograron preservarse las principales conquistas de la escuela cubana, sino que estas fueron avaladas por el primer estudio del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación.
Con el siglo XXI llegaron nuevos retos. La Batalla de Ideas fue la estrategia, encaminada “a lo que a nuestro juicio debe ser y será un sistema educacional que se corresponda cada vez más con la igualdad, la justicia plena, la autoestima y las necesidades morales y sociales de los ciudadanos en el modelo de sociedad que el pueblo de Cuba se ha propuesto crear”, según la definió Fidel Castro en el 2002.
Si bien, debido a múltiples mediaciones, algunos de los proyectos de aquella etapa no resultaron sostenibles en el tiempo y necesitaron ser rectificados con el paso de los años, la Batalla de Ideas y, sobre todo, a sus efectos en el campo de la enseñanza se le reconoce como la tercera revolución educacional, por los cambios necesarios que introdujo en el sistema educativo de la Isla.
Como parte de aquel empeño, se implementó un sistema de mejoras en los planes educativos que incluyó un televisor y video por escuela, la electrificación de todos los centros escolares, la creación de canales educativos, la extensión del aprendizaje de Computación, la universalización de la enseñanza, la formación integral de maestros, la creación y formación de una generación de trabajadores sociales y la creación del proyecto de los Instructores de Arte.
En paralelo, Cuba proporcionó su experiencia en el tema educacional a varios países. Millones de personas se alfabetizaron con el Programa “Yo Sí Puedo”, traducido a varias lenguas. También instauró el sistema de becas para jóvenes de otros países, destacando la Escuela Latinoamericana de Medicina.

Universidad: El sueño paralelo

Según datos de 2017, la enseñanza superior en la Revolución ha graduado alrededor de 1,2 millones de profesionales, de ellos unos 80 mil médicos. Tales cifras son resultado de la clara visión de Fidel y otros líderes revolucionarios sobre la universidad como “institución del conocimiento y de la cultura en el sentido más amplio, de elevar la conciencia en torno al papel crucial que le corresponde en el progreso del país, así como de crear las condiciones objetivas y subjetivas para favorecer la equidad e inclusión social en ellas”, según palabras del actual Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros Miguel Díaz-Canel, entonces Ministro de Educación Superior, en 2011.
Para hacer realidad estas ideas, la Revolución implementó un grupo de proyectos que aseguraron la transformación de esta enseñanza para favorecer la equidad, inclusión social y su articulación con las demandas de la nación.
A fines de 1960 se inició el primer plan de becas universitarias, para que pudieran acceder a estos centros estudiantes de todas las regiones del país y no solo de las tres ciudades principales; y en enero de 1962 se aprobó la Reforma de la Enseñanza Superior.
En la década de los 60, además, las universidades ofrecieron cursos de nivelación para jóvenes estudiantes y trabajadores que no se habían podido titular de bachilleres, o que habían estado mucho tiempo separados del estudio. En 1976 se creó el Ministerio de Educación Superior (MES), con el objetivo de brindar una atención especializada a este nivel de enseñanza.
Con estos proyectos y en medio de la transformación general que vivió la educación en el país, la cantidad de estudiantes universitarios en el país incrementó considerablemente. Destaca dentro de estas cifras el aumento sostenido de mujeres en las aulas universitarias: si en 1959, constituyeron el 3 por ciento de los graduados, ya en el 2010 representaron el 64 por ciento.
Datos aproximados de matrículas de estudiantes universitarios por cursos académicos en Cuba. Imagen: Edilberto Carmona.
Desde los años 70 hasta la actualidad, la educación ha vivido varias transformaciones:
  • En los años 70, se diseñaron nuevas carreras con vistas a garantizar los profesionales en los diversos perfiles que demandaba la industrialización del país y la diversificación de las ramas de producción, en los años 70. Con posterioridad, en función de los cambios y el desarrollo del país, la estructuración de las carreras se ha reajustado.
  • Al llegar el Período Especial, las universidades, como el resto de la sociedad, sufrieron fuertes embates, reflejados en el descenso de su matrícula durante la década de los años noventa; pero aún así, se mantuvieron funcionando, al igual que sus centros de investigación.
  • A partir del curso 2001-2002, se inició la universalización de la Educación Superior, al ofrecerse nuevas oportunidades a jóvenes que, por distintos motivos, hasta entonces no habían podido cursar carreras y ponerse en práctica.
  • Entre los años 2006 y 2010, producto de esta alternativa, las matrículas de las universidades  cubanas ascendieron hasta alcanzar sus cifras más altas. Más del 80% de los estudiantes de esa etapa cursó sus estudios en sedes universitarias ubicadas en sus municipios de residencia, en carreras fundamentalmente del campo de las humanidades y las ciencias sociales.
  • En 2015, se cerraron las sedes municipales de las universidades. La pobre preparación de sus egresados, el descontrol docente, la falta de recursos o locales para su funcionamiento, entre otros conflictos, provocaron que este proyecto no fuera sostenible a largo plazo. Aunque se mantuvieron abiertas las matrículas de Cursos por Encuentros y Educación a Distancia en las sedes principales de las universidades.
  • Entre 2013 y 2018, la Educación Superior en Cuba ha implementado varias transformaciones con el objetivo de reducir los tiempos de formación de pregrado, elevar la competitividad y ampliar el perfil de los egresados, además de abrir otras opciones para el acceso a la universidad, sin renunciar a la calidad y al rigor académico.
Inició el proceso de integración de las universidades y el perfeccionamiento de la formación de pregrado con la implementación de nuevos planes de estudios más cortos y con perfiles más amplios. Además, hubo una actualización de la política de enseñanza del idioma Inglés y se fortalecieron los cursos por encuentro y la educación a distancia como alternativas para el estudio. Además, ha comenzado a implementarse la educación superior de ciclo corto.

Desafíos a las puertas de 2019

De acuerdo con un informe del Banco Mundial, Cuba cuenta con un sistema educativo eficiente y de docentes de alto nivel.
“La Isla no tiene nada que envidiar a las naciones más desarrolladas. Cuba es además el país del planeta que dedica la parte más elevada a la educación con un 13% del presupuesto nacional”.
Sin dudas, los esfuerzos que ha dedicado la Revolución durante casi sesenta años a este sector han permitido que sea reconocido nacional e internacionalmente por su calidad, inclusión social, equidad y gratuidad, al punto de que se le compare con el de los países más desarrollados.
Además, poco a poco y con mucho esfuerzo, Cuba ha integrado a su sistema de educación las alternativas de las tecnologías educativas. Programas que llevaron computadoras a todas las escuelas y proyectos como el portal “Cuba Educa”, repositorio de planes de estudios de todos los niveles de enseñanza y plataforma para la educación en red, así lo demuestran.
Estos, juntos con los descritos anteriormente, son solo algunos ejemplos de los logros alcanzados por este sector en la Cuba revolucionaria. Sin embargo, aún quedan muchos problemas por resolver.
En los últimos tiempos se ha incrementado la falta de profesores en las escuelas. Según la Oficina Nacional de Estadísticas, durante los últimos 8 años han abandonado las aulas más de 20 mil educadores, muchos de ellos en busca de mejores ingresos.
Las causas de este decrecimiento están dadas, entre otras razones, por los bajos salarios que persisten en el sector y su conjugación con los altos niveles de vocación y dedicación que exige, lo que impide alternativas como el pluriempleo para los educadores.
En relación con lo anterior, ha disminuido también el interés por estudiar carreras pedagógicas entre los jóvenes que culminan el pre-universitario. Tales alternativas suelen encontrarse entre las últimas opciones de los que ingresan a la universidad y los planes de plazas, elaborados a partir de las necesidades existentes, no se cumplen y por tanto, tampoco se forman los relevos necesarios para cubrir las aulas en el futuro.
A inicios del presente curso, la ministra de Educación, Ena Elsa Velázquez Cobiella, informó que se garantizaría el 93 por ciento de la fuerza docente. Señaló que las provincias más afectadas eran La Habana, Mayabeque y Matanzas y que las necesidades se cubrirían con alternativas de docentes en formación, profesores contratados, jóvenes universitarios, entre otras. Sin embargo, estas alternativas no siempre traen consigo los mismos niveles de calidad profesional, que la de aquellos maestros graduados y con experiencias en las aulas.
La ausencia de maestros influye directamente en la calidad del sistema educativo. No por gusto, la Doctora Silvia Navarro Quintero, directora del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas (ICCP), expresó recientemente en una entrevista a Juventud Rebelde:
“Podemos poseer los mejores programas, planes y libros, pero si no contamos con maestros, y maestros preparados, directivos que hagan realidad la concepción curricular que estamos probando, estaríamos trabajando a un 50 por ciento”.
Ante este panorama el Ministerio de Educación ha puesto énfasis en la capacitación de los profesores que como alternativa cubren las aulas y en el trabajo vocacional desde las primeras edades para que los estudiantes vean esa profesión como un buen camino a seguir. Es necesario también priorizar la resolución de los problemas salariales y de condiciones en este sector para evitar males mayores a largo plazo. Esta y otras medidas permitirán que la educación siga siendo a largo plazo un sector de éxitos y orgullos.

TOMADO DE CUBADEBATE

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