Dando continuidadal objetivo de
promover y comercializar el producto cultural cubano acercando cada vez más el arte de calidad al pueblo,
fomentando la creación de valores estéticos y humanos. El domingo 28 de enero,
fue inaugurado, Fontanar, nuevo
centro cultural de ARTex que brindará serviciosculturales y deportivosa los
pobladores del Municipio Boyeros.
El complejo recreativo cultural, fue entregado el pasado año por la
Dirección el Gobierno de La Habana a la empresa ARTex, Promociones
Artísticasy Literarias, para no solo
realizarle una reparación capital sino con la finalidad de cambiar el
conceptocultural y recreativo de un
espacio deteriorado por el tiempo.
Eltrabajo intenso y el empeño
de ARTex, el Ministerio de Cultura, las direcciones del Gobierno, el PCC,
Deporte, Educación, la Casa de Cultura, Salud Pública, ETECSA, el INDER del
Municipio, al que se unieron, el Fondo Cubano de Bienes Culturales a través de
los creadores del grupo ARDECO, las empresas ESEO, VERONA, SEDAI, la Unión
Eléctrica, y hasta el de los propios vecinos de la localidad, dieron
como resultado que la meta fuera cumplida con todos y para el bien de todos.
Fontanar cuenta con dos áreas para espectáculos artísticos que tendrán
una programación de lunes a domingos a
cargo del conocido músico, productor y director de la orquesta Azúcar Negra,
Leonel Limonta, quien asumirá la
dirección artística del centro.
A lo anterior se suman, una sala
multiuso para clases de música, una tienda, un bar y un restaurantede ARTex así como un gimnasio, dos piscinas,
áreas deportivas para practicar baloncesto y tenissin dejar de mencionarel hecho de que el públicoasistente recibirá los servicios de la
tecnología wifi.
A la inauguración de este nuevo centro cultural asistieron Mercedes
López Acea, Primera Secretaria del Comité Provincial del Partido en La Habana y
Vicepresidenta del Consejo de Estado y de Ministro, Reinaldo García Zapata,
Miembro del Comité Central del PCC y Presidente de la Asamblea Provincial del
Poder Popular, Abel Acosta Damas y Guillermo SolenzalMorales, Viceministros de Cultura
respectivamente, Eladio Marrero Florido, Presidente de ARTex, así como
funcionarios del gobierno, el PCC, INDER, Ministerio de Cultura, personalidades
de la cultura y el deporte cubanos así como vecinos del lugar.
Coincidiendo con el aniversario 165 del natalicio del más universal de
los cubanos, José Martí, la apertura de Fontanar conto con una programación
especial para niños dedicada al apóstol en la que actuaron varios artistas
entre ellos, la compañía carnavaleandoy
a la que se unieron los niños de la Escuela Especial Solidaridad con Panamá,
quienes disfrutarán de las bondades de este nuevo centro.
Impresionantes olas en el malecón habanero provocadas por el huracán Irma. Foto: Jennifer Romero/ Cubadebate/ Archivo.
Irma azotó con furia el malecón habanero el 9 de septiembre del 2017.
Sus olas, con más de diez metros de altura, lograron avanzar dos
kilómetros tierra adentro e inundaron gran parte de los municipios del
litoral de la capital cubana.
Los residentes en las zonas aledañas al balcón de La Habana nunca
habían vivido algo igual ni con la tormenta del Siglo, en marzo de 1993,
o el huracán Wilma en el 2005. Esos eventos meteorológicos y sus repercusiones han
demostrado cuán necesario resulta prepararse para poder controlar,
dentro de las posibilidades, los efectos negativos en el área. El análisis de la ubicación de asentamientos humanos
afectados por el cambio climático en nuestro país revela que el mayor
número de viviendas e infraestructuras expuestas está localizado en el
malecón habanero. Por ello, se incluyó como una de las 11 zonas priorizadas en la Tarea Vida, el Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático, aprobado el 25 de abril del 2017 por el Consejo de Ministros.
En un primer momento, pretendemos precisar, mediante
investigaciones y estudios, el nivel de protección de la zona, ante el
sobrepaso del oleaje por encima del muro del Malecón y la entrada de
agua de mar por los drenes pluviales que descargan en el litoral,
explicó Carlos Manuel Rodríguez Otero, jefe del Departamento de
Investigación y Desarrollo del Instituto de Planificación Física (IPF).
¿Por qué se inunda tanto esta área?
El agua del mar penetró cientos de metros en el norte de la capital cubana. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
Según los especialistas se debe a factores combinados. Contribuyen la
localización físico-geográfica del entorno donde se ubica el Malecón y
las condiciones climatológicas especiales que producen grandes oleajes y
penetraciones del mar.
Además, recalcó Rodríguez Otero, la urbanización ha ocupado
espacios de las cuencas hidrográficas donde se producía, de forma
natural, el drenaje hasta el mar; y que fueron cubiertas o están
obstruidas por diferentes razones. A ello se suma la falta de mantenimiento.
Proyecciones
Cuando el paso del huracán Irma, gracias al trabajo conjunto del Gobierno y el Partido de la provincia, se mudaron de manera inmediata, para evitar consecuencias negativas, alrededor de 60 núcleos familiares,
destacó María Isabel Martínez Oliver, jefa de Inversiones de Malecón y
Extramuros de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHC). Hoy los edificios afectados por los derrumbes parciales que
sucedieron desde las penetraciones del mar hasta un mes después, y que
ya presentaban fallos estructurales irreversibles, están cerrados para
evitar la entrada de personas y lamentables accidentes. La población afectada se ha reubicado en otros asentamientos
construidos por el gobierno y la OHC en diferentes municipios de la
capital.
Ante el alto valor urbano y paisajístico del litoral habanero, el
deterioro del fondo inmobiliario, las nuevas regulaciones establecidas
en el país para mitigar y/o adaptarse al cambio climático, y la
necesidad de compatibilizar esos aspectos en función de nuevas
inversiones, la OHC ha proyectado acciones en la zona del
Malecón tradicional, entre las que se encuentran la construcción de
nuevos inmuebles de viviendas con las regulaciones urbanísticas
específicas y la rehabilitación de otras edificaciones. A ello se suma
el mantenimiento constante a los inmuebles que presentan un estado
regular y bueno, en las fachadas y áreas comunes.
Otra de las prioridades es dar solución al estado de los sistemas de
drenaje en las áreas inundables de los municipios de La Habana Vieja,
Centro Habana y Plaza de la Revolución, crear las medidas para la
corrección y facilitación de los mismos, su limpieza y mantenimiento. También se propone modificar el muro existente elevando la
altura máxima a 1,25 metros sobre el nivel de la acera, con
reforzamiento y curvatura en la fachada al mar. Crear aceras
con elementos de hormigón para mitigar la entrada de agua y elementos
rompeolas a una distancia prudencial de la costa para contener el primer
impacto, explicó Juan José Díaz Espíldoro, especialista en Inversiones
de la Oficina.
No obstante, resaltó que estas modificaciones no pueden
implicar un deterioro de la imagen de la ciudad, pues no se deben perder
los valores urbanísticos y arquitectónicos de esos municipios.
Para las nuevas construcciones que se planean hacer en el borde de la
línea costera, el proceso inversionista exigió análisis en pos de
poder emitir la microlocalización y la licencia constructiva. Cada obra
tuvo que recorrer los pasos establecidos de planificación y consulta con
todos los organismos implicados, explicó Rodríguez Otero, del IPF.
Se han creado comisiones de trabajo conjuntas, donde se elaboran las
estrategias para continuar en el resto del litoral habanero las obras
ejecutadas en el malecón tradicional. En este caso, puntualizó Eymil
Galvez Leyva, especialista en Inversiones de la OHC, abarcaría también
las reparaciones en el realce de la cimentación del muro.
Los Organismos de la Administración Central del Estado en la capital
participan de la búsqueda de soluciones para el malecón habanero, con el
Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente como organismo
rector. Este será un proceso que demandará recursos y tiempo, y en el
que hay que tener claro que no basta con implementar soluciones, estas
deben haber sido perfeccionadas y estudiadas según las particularidades
de cada tramo del muro. Solo así se podrá evitar que los
eventos meteorológicos hagan que las calles de La Habana se confundan
con los límites del mar.
Regulaciones urbanísticas para la zona del Malecón tradicional
Avenida del Malecón, en La Habana. Foto: EFE
En las nuevas edificaciones se establece el uso de materiales resistentes al intemperismo.
Se considera un 15 por ciento de la parcela como área descubierta, y
se mantiene el perfil urbano tradicional, con excepción de algunas
esquinas donde se podrán erigir edificios de mayor altura.
Se prohíbe el uso habitacional en las plantas bajas, las que deberán
reservarse para actividades comerciales y de servicios. Los sótanos
solo podrán utilizarse como estacionamientos.
Será obligatorio elevar el nivel del piso respecto al nivel de la
acera entre 15 y 45 centímetros en los portales y 1,20 metros en el
interior de las edificaciones.
Se preservará la estructura urbana original, especialmente las
formas y las dimensiones de las manzanas, parcelas y el portal público
corrido.
Edificación en el Malecón con las regulaciones urbanísticas vigentes. Foto: Dunia Álvarez Palacios/ Granma.
Silvio Rodríguez en barrio Callejas, concierto 89 de la Gira por los barrios. Foto: Iván Soca/ Cubadebate.
Hasta la confluencia de las calles Martí, Coliseo y Dolores, en el barrio Callejas del municipio Arroyo Naranjo, llegaron este viernes los seguidores de Silvio Rodríguez.
Desafiando la intensa e intermitente lluvia, disfrutaron del concierto
89 de la Gira por los barrios, iniciada por el poeta en el año 2010.
Luego de un esfuerzo extraordinario por parte de los técnicos y
productores, en el que montaje y desmontaje de sonido y luces parecía
interminable debido al deterioro de las condiciones climáticas, el autor
de Unicornio hizo su entrada en el escenario y dirigiéndose a
los presentes dijo: “Buenas tardes…, no tan buenas como quisiéramos,
pero si ustedes están aquí, nosotros estaremos junto a ustedes”.
De inmediato rememoró los gratos recuerdos que tenía de barrio
Callejas, donde vivieron los padres de su entrañable amigo Vicente
Feliú, de las canciones que hizo cerca de ese lugar.
Mencionó que el sábado 27 de enero se celebraría el aniversario 262
del nacimiento del compositor y pianista austriaco, Wolfgang Amadeus
Mozart. Y así dio paso a la presentación de una invitada muy especial,
la joven pianista Malva Rodríguez González, quien interpretó la primera
parte de una Sonata de Mozart, ante un público que le ovacionó por su
talento y seguridad en la escena.
Malva interpretó a Mozart bajo la lluvia. Foto: Iván Soca/ Cubadebate.
La segunda parte del concierto estuvo a cargo de la intérprete María
Elena Pena, quien al decir del trovador, “es su amiga desde hace mucho
tiempo y se dedica a defender el género canción”.
María Elena, dando muestras de su versatilidad, interpretó algunos clásicos, Juramento y Lágrimas Negras, de Miguel Matamoros; otros más contemporáneos como Te fuiste, de Raúl Paz. Siempre acompañada de su agrupación Sardiñas Trío Plus, sus músicos impactaron por la calidad de su arte.
Minutos más tarde, sin que la lluvia cesara y ante un público,
nacional e internacional, que esperaba por Silvio, este reapareció en
escena acompañado de músicos excepcionales como Niurka González (flauta y
clarinete), Jorge Reyes (contrabajo), Oliver Valdés (batería y
percusión), Jorge Aragón (piano) y Emilio Vega (vibráfono y percusión).
A ellos se sumaron, sombrilla en mano, un grupo perteneciente a la
tropa de los que el propio poeta llama invisibles e imprescindibles de
la gira barrial. Ellos esta vez se hicieron visibles a los presentes,
para entre todos hacer más conmovedor este concierto.
Bajo
agua, Silvio Rodríguez, los “invisibles e imprescindibles” en barrio
Callejas, concierto 89 de la Gira. Foto: Iván Soca/ Cubadebate.
Durante una hora y media, el verso, la creación y el arte de los sonidos hicieron olvidar el aguacero.
Desde el primer tema, Viene la cosa, al que se sumaron, Tu soledad me abriga la garganta, Tonada del albedrío, Día de agua, Dibujo de mujer con sombrero, Óleo de mujer con sombrero, Detalle de mujer con sombrero, Mujer sin sombrero, Tonada de dos poemas de Rubén Martínez Villena, De pronto la tatagua, En cuál de esos planetas, El necio, La era está pariendo un corazón, Ángel para un final, Pequeña serenata diurna, hasta concluir con Ojalá, se logró un ambiente mágico donde reinó la música.
Público y artistas en comunión, alzaron sus voces, sus magistrales
acordes e ingenuidades y sin reparar en edades ni nacionalidad lograron
sentirse diferentes, más humanos, más sencillos, en un barrio cubano,
más cerca de la canción.
Cuando en la noche del viernes concluyó el concierto 89 de la Gira
por los barrios de Silvio Rodríguez, se escuchó a uno de sus asistentes
decir: “Menos mal que existen los que no tienen nada que perder”, ni
como público ni como artistas.
Silvio Rodríguez en barrio Callejas, concierto 89 de la Gira por los barrios. Foto: Iván Soca/ Cubadebate.
María Elena Pena, invitada especial al concierto 89 de la Gira por los barrios. Foto: Iván Soca/ Cubadebate.
El público, bajo la lluvia y con Silvio. Foto: Iván Soca/ Cubadebate.
Silvio Rodríguez en barrio Callejas, concierto 89 de la Gira por los barrios. Foto: Iván Soca/ Cubadebate.
María Elena junto a su agrupación “Sardiñas Trío Plus”. Foto: Iván Soca/ Cubadebate.
La talentosa Niurka González, con sombrilla en barrio Cajjejas. Foto: Iván Soca/ Cubadebate.
Silvio Rodríguez en barrio Callejas, concierto 89 de la Gira por los barrios. Foto: Iván Soca/ Cubadebate.
Silvio Rodríguez en barrio Callejas, concierto 89 de la Gira por los barrios. Foto: Iván Soca/ Cubadebate.
Concierto 89 de la Gira por los barrios. Foto: Iván Soca/ Cubadebate.
María Elena Pena, concierto 89 de la Gira por los barrios. Foto: Iván Soca/ Cubadebate.
Silvio Rodríguez en barrio Callejas, concierto 89 de la Gira por los barrios. Foto: Iván Soca/ Cubadebate.
El evento contará con 122 expositores en
total, de estos 60 cubanos y el resto de otras 22 naciones, entre las
que destacan Perú, España y Panamá
Unos 40 países han confirmado su
presencia en la 27ma. edición de la Feria Internacional del Libro, que
se celebrará del 1ro. al 11 de febrero, en su sede de San Carlos de La
Cabaña y en 22 subsedes de La Habana, para extenderse luego a todas las
capitales provinciales, hasta su finalización el 13 de mayo en Santiago
de Cuba, trascendió este martes en la capital.
El evento, dedicado este año a Eusebio Leal, Historiador de La
Habana, y a China como país invitado, contará con 122 expositores en
total, de estos 60 cubanos y el resto de otras 22 naciones, entre las
que destacan Perú, España y Panamá.
Según el sitio Cubadebate, Juan Rodríguez Cabrera, presidente del
Instituto Cubano del Libro (ICL) y del comité organizador de la Feria,
aseveró que se pondrán al alcance de los asistentes a la Fortaleza más
de 600 novedades literarias, mientras que a lo largo de la Isla serán
unos 4 000 títulos entre reimpresiones y nuevas obras, lo que
representaría la venta de cuatro millones de ejemplares en todas las
provincias, aproximadamente.
En el contexto del evento se entregarán nueve premios, entre los que
se destacan los nacionales de Literatura, Ciencias Sociales, Diseño y
Edición del libro y el Premio Calen-dario.
Trascendió, además, que en esta edición se presentará el proyecto
Cuba Digital, orquestado por la Editorial Cuba Literaria, un esfuerzo
conjunto con otras casas editoras para mostrar la incursión nacional en
el soporte no impreso.
A propósito de la presencia del gigante asiático como país invitado,
Yau Fei, consejero político de la Embajada de China en Cuba, anunció
que presentarán cerca de siete millones de ejemplares traducidos al
inglés y al español en su mayoría, algunos incluso de la autoría del
presidente chino, Xi Jinping.
El
I Encuentro Internacional de Jóvenes Martianos reunió a más de cien
delegados, tanto nacionales como extranjeros. Foto: Diego Santana
Caunedo.
Con el llamado oficial a una segunda edición del evento, culminó ayer el I Encuentro Internacional de Jóvenes Martianos, que desde pasado el 26 de enero reunió en la capital cubana a más de un centenar de jóvenes nacionales y extranjeros.
Auspiciado por el Movimiento Juvenil Martiano (MJM), con apoyo de la UJC, del Centro de Estudios Martianos (CEM) y de otras instituciones, el
encuentro fue propicio para compartir, debatir, encontrar, intercambiar
ideas e investigaciones sobre la vida, obra y el pensamiento de José Martí.
Según Héctor Miguel Niles Ávalo, vicepresidente nacional del MJM, el
encuentro fue el comienzo de un camino que propiciará que se realicen
eventos como este en diferentes partes de Cuba y también del mundo.
Por su parte, el angolano Alvaro Dinis Kidiwa, estudiante de quinto
año de Medicina de la Universidad Ciencias Médicas de La Habana, afirma
que estas jornadas significaron mucho para él, teniendo en cuenta que solo conoció a Martí cuando comenzó sus estudios en Cuba
y “fue en ese momento cuando empecé a cuestionarme y a buscar quién era
él. Por lo que yo escuchaba, y por lo que yo sabía de Fidel fue que
conocí a Martí, porque me di cuenta que Fidel era la materialización de
las ideas de Martí”.
Asimismo, a juicio del profesor universitario cubano Juan Carlos Ramírez Sierra, es muy pertinente que se haya convocado a todos los jóvenes martianos del mundo, en especial a los de continentes más lejanos.
“Hacer de Martí una fuente más universal es nuestro
propósito, y sobre todo es importante que los delegados africanos y
asiáticos lleven a sus países el legado del héroe, porque él también
tiene algo que trasmitirles a ellos: la idea de la superioridad de la
condición humana por encima de rasgos particulares como el color de la
piel, la religión o la orientación sexual”, afirmó Ramírez.
Como parte de la cita, importantes intelectuales ofrecieron conferencias magistrales
que abarcaron desde la vigencia del pensamiento martiano, su
vinculación a las raíces históricas de la solidaridad cubana; así como
su visión de los Estados Unidos y el papel decisivo de la juventud en el
centenario del Apóstol.
El
Dr. Pedro Pablo Rodríguez dijo que “hoy más que nunca tenemos que ser
como Martí, tenemos que ser grandes”. Foto: Marcos Paz Sablon.
Los
doctores Elier Ramírez Cañedo, María Caridad Pacheco y Luis Toledo
Sande (de izquierda a derecha), hablaron sobre la relación del Apóstol
con los Estados Unidos. Foto: Diego Santana Caunedo.
Los delegados también tuvieron la oportunidad de asistir a la histórica marcha de las antorchas
donde ratificaron su compromiso, junto al resto de los allí presentes,
de defender los logros de la revolución y continuar con la construcción
del socialismo.
La marcha de las antorchas devino uno de los momentos más emotivos de todo el encuentro. Foto: Darío Gabriel Sánchez García.
En la clausura del evento, Héctor Miguel Niles Ávalo ratificó la necesidad de seguir estudiando y aprendiendo de las ideas de José Martí y también de Fidel,
además de recordar que las puertas seguirán abiertas para todos
aquellos que estén dispuestos a realzar siempre las ideas del Héroe
Nacional de Cuba.
Durante las jornadas se compartió una aplicación móvil que compila algunos escritos del Apóstol. Foto: Marcos Paz Sablon.
Si alguna vez me muero, no será en
París con aguacero, será de tristeza. De tristeza por no haber hecho lo
que debía, por no haber puesto la mira en un blanco certero. Si alguna
vez me muero será de tristeza enamorada, de tristeza globalizada, de
tristeza por tantas derrotas y alguna victoria, de tristeza por los que
huyen de su tierra y por los que no tienen tierra; de tristeza por los
niños que crecen en lugar de seguir siendo niños; de tristeza por
quienes creen que un dios los sacará de la tristeza.
De tristeza por los farsantea que hacen política y los políticos que
hacen farsa; de tristeza sola y acompañada, de tristeza emborrachada por
la noche y por el día, de tristeza esperando abril frente a la playa, o
tal vez el viento de septiembre.
Si alguna vez me muero no será con dolor de España, si no con dolor
de América Latina, y del mundo también. Si alguna vez me muero será de
tristeza, por no haber visto cantar a los ruiseñores, mientras hacían el
amor con sus ruiseñoras. De tristeza por los tristes, por los solos,
por los muertos y los vivos, por no haber cambiado el mundo y no haber
llorado lo necesario.
De tristeza por mi padre, por sus versos de despedida, por los
ingenuos que todavía creen en utopías. De tristeza por el naufragio y
por los niños en el Mediterráneo. Si alguna vez me muero no será por
miedo, ni por dejar de luchar, ni por dejar de plantar algún árbol, ni
por dejar de amar, ni por dejar de escribir, ni por dejar de caminar. Si
alguna vez me muero será por el rifle, por la mira, por el blanco y la
mirada. Si alguna vez me muero será de alegría, por haber sobrevivido a
tanta tristeza. (Tomado de Firmas Selectas)
Siempre quise visitar Playita de Cajobabo.
Aspiraba a conocer un sitio de peregrinación, un lugar sagrado de la
patria. Cuando pude hacerlo, la experiencia resultó estremecedora. En
aquel paisaje concreto, saltando por encima del tiempo transcurrido,
estaba tocando con las manos la presencia viva del Apóstol.
A plena luz del día, bajo un sol resplandeciente, palpé la arena
áspera y rugosa, tan distinta a aquella otra, suave y fina, donde
hubiera podido jugar —con aro, balde y paleta— la niña de los zapatos
de rosa. Del mar emergían rocas filosas como garfios. Imaginé entonces
esa noche oscura de 1895, cuando remeros luchaban contra oleajes,
evadiendo las amenazas ocultas por el agua después de haber escapado al
acoso de un enemigo bien informado acerca del movimiento de los
conspiradores.
Entre esos hombres de manos curtidas, José Martí tensaba los músculos
en descomunal esfuerzo. Endeble el cuerpo, minada la salud, marcado por
las heridas abiertas de los grillos en sus tiempos de adolescente
sometido a trabajos forzados en las canteras de La Habana, cargaba
fusil, balas, botiquín de primeros auxilios, libros y papeles. Vencía el
dolor y el agotamiento, porque la Isla lo estaba esperando. Después del
desembarco lo recibió el esplendor de la naturaleza virgen, la acogida
generosa de los campesinos dispuestos a ofrecer hamaca para el reposo, y
alimento para recuperar fuerzas y proseguir la dura marcha que hermana
hombres.
En el breve tránsito que lo condujo a Dos Ríos, Martí no conoció el
descanso. Mientras otros dormían, fijó sus vivencias en un diario que
constituye uno de los más hermosos textos literarios de nuestra lengua.
Hecho con prisa y despojado de artificios, anuncia algunas audacias de
la vanguardia. Las páginas parecen brotar de una poderosa necesidad
interior. Escribirlas le deparó, sin duda, instantes de plenitud y
disfrute, porque en noches febriles y sueño escaso, el deber, siempre
vigilante, le demandaba otras tareas. Había que proseguir la vindicación
de Cuba en la prensa de Nueva York. La ternura también impone su
exigente mandato. Encontró el momento para aconsejar a la pequeña María
Mantilla sobre su porvenir posible como maestra en escuelita propia y
sobre los requisitos del arte de traducir.
Volcó su proyecto hacia los pobres de la tierra. La pobreza fue su
compañera de siempre, desde su edad primera en la modestísima casa de La
Habana. Niño todavía, actuó como amanuense de su padre, obrero y
soldado, en los trabajos que emprendiera en el Hanábana. A su talento y
su voluntad esforzada debió la ayuda que le prestara su maestro Mendive.
Con los desamparados del mundo padeció el horror del castigo en las
canteras. Concluidos sus estudios en Zaragoza renunció al acomodo de una
carrera de abogado. Optó por el sacrificio máximo para abrir camino a
la cristalización tangible del sueño de la patria. Se convirtió en
peregrino y aprendiz de América. En México, en Venezuela, en Guatemala,
su trabajo cotidiano de maestro y periodista le permitió conocer, desde
lo más profundo de la realidad, el panorama de nuestras repúblicas
maltrechas. Con esas armas, inició su tarea definitiva en Estados
Unidos.
El hombre de la levita gastada y de frágil contextura física
desempeñó entonces una tarea gigante. Conoció el país volcado hacia su
destino imperial mejor que sus contemporáneos situados a ambos lados del
Atlántico. Percibió que el futuro de su Isla estaba ligado, de manera
inseparable, al de la América nuestra. Juntó voluntades. Lo hizo en los
espacios públicos a través de su palabra ardiente y en el contacto
directo persona a persona. Atenido a las características de su
interlocutor, empleó la persuasión y fue intransigente en los principios
cuando lo consideró necesario. Así lo revela su correspondencia. Mucho
más debió haber en tanta palabra que la oralidad ha borrado. Las visitas
al Cayo respondieron a la necesidad de involucrar a los obreros en la
batalla de todos. Hospedado en la casa de los tabaqueros, compartiendo
albergue, comida y cotidianidad, encontró aliento, consuelo y
compensación espiritual. Hombre de ideas, no hizo nunca de ellas
nociones abstractas esterilizantes, porque echó ancla en lo más profundo
de la realidad social y en la dimensión concreta de los seres humanos.
Confieso que no me satisface la estatua marmórea erigida para
perpetuar memoria y homenaje. Prefiero evocar al hombre de frente ancha y
levita raída que puede seguir andando entre nosotros como Maestro de la
conducta y la palabra, capaz de trascender los tiempos por seguir
siendo útil en épocas de grandes desafíos, cuando las batallas se libran
en el plano de la economía y en el ámbito sutil e intangible de las
subjetividades.
Con fe inquebrantable en el mejoramiento humano, el hombre de La Edad de Oro
sembró futuro en las niñas y los niños de Nuestra América. Entró como
amigo en su entorno más cercano para evocar a los héroes, entregar
poemas, contar fábulas y abrir horizontes hacia un mundo sin fronteras,
desde la exposición internacional de París hasta la vida de los
anamitas. Así, como presencia familiar, debe permanecer entre nosotros,
mucho más allá de las efemérides que siempre conmemoramos. Las suyas, al
igual que tantas otras, no pueden reducirse al cumplimiento rutinario
de una tarea. Su enorme legado, palpitante de razón y pasión, tampoco
habrá de limitarse a la reiteración de citas, apotegmas extraídos de
sus contextos e integrados ya al saber común. Salgamos, así mismo, al
encuentro del ser humano atravesado por cicatrices y desgarramientos.
Esa proximidad estremecedora agiganta el mensaje de un peregrino que
traspasa todos los tiempos y, ahora mismo, sigue andando entre nosotros.
No pudo resistir ninguno de ellos el impulso
preciso de cantarte. José Manuel Carbonell dijo de ti que viviste
«...con la fe misteriosa del profeta y el aliento inmortal de los
titanes», mientras Rodríguez Embil te contó en letras su descubrimiento:
—«Hay algo en ti— te reveló diciéndonos— de Cristo y Don Quijote...».
Francisco Sixto Piedra pensó que tú eras Cuba misma batallando y
Byrne, aquel poeta que te llamó «Lírico domador de corazones»; Byrne,
aquel que rimaba tejiendo franjas de Bandera, te imaginó dormir y contó
el sueño: «Soñaba con las palmeras, con las palmeras soñaba; y al
verlas, imaginaba que eran novias hechiceras».
Muchos hablaron de tu increída muerte. Miguel Coyula supo entender
que ni con ella «...se eclipsó la Estrella Solitaria, sino que fue mayor
su centelleo...» de modo que no asombra la forma en que te nombra Raúl
Gómez García, quien ante tu tumba útil vio a todos los cubanos postrados
de rodillas.
No fueron pocos los que describieron tu amargura patriótica, indómita
amargura: fuiste, para nuestra Zambrana, «El genio errante, pálido y
sin calma, que sintió en las tinieblas de su alma estremecerse el sol».
No le tembló la pluma a Hilarión Cabrisas para dejar en verso este
retrato muy tuyo y muy huérfano de risas: «Tú también fuiste triste,
Martí. Tú también fuiste inmensamente triste...» te susurró a nuestro
oído mientras buscaba: «¿Qué abismo más abismo que tu alma...».
Eres aún para Villena —el poeta fusil de insomnes, gigantescas
pupilas sempiternas— «Señor de la Palabra, Caudillo de la Idea...» y le
guías guiándonos en verso y prosa, en amor y dolor y en otras guerras.
Pero no crece el miedo cerca de tu hombro de hombre y General Mayor; lo
escribe Retamar con alma y letra: «Sabemos que se esconde en tu puño una
alondra; que tras la boca airada va merodeando un beso...» Sabemos que
tú sabes que sabemos, ¿qué importa quién no sepa?
Algunos se cansaron de buscarte tan solo —solo de solamente y
solitario, y también viceversa— aquí en la tierra y fueron a encontrarte
cielo afuera. Mañach te llamó «Padre nuestro Martí» y Francisco
Riverón, que te veía «Tan empinado al cielo y tan en tierra», usaba un
vocativo poderoso después de comenzar en un poema: «José de los
cubanos...».
Tan mujer y tan Fina, tan muy ella, la García Marruz buscó
meticulosamente entre tu ropa: «Su traje me conmueve como una oscura
música que no comprendo bien...». Otros siguieron adentro, muy adentro,
camino de tus ansias: «¡Qué mar el de tu frente...», cantó Mariano Brull
antes de hallar que «Un ángel perseguido en tu pecho se ampara y mira
con tus ojos y con tus labios bebe en la fuente de lágrimas que el bien y
el mar separa».
Raúl Ferrer, Maestro como tú, de letra tan mayúscula y niña mala y
Pilar sin zapatos y dulce esquela, sugirió la herramienta con que
asirte: «Para marcar tus rutas, un lucero...»
Alumbrada con él, Isa Caraballo había sentido que «(...) el pueblo te
ha encontrado, ceiba del sacrificio por pájaros envuelta y por los
astros!(...)». Es que eres un candil de afectos, como dijo en sus letras
Adolfo Menéndez de cara al árbol grande que es la patria: «Pronunciamos
el nombre del Maestro y se enciende una estrella en cada rama...».
Con pupilas románticas te recordó José Machado: «La casa de María, en
Guatemala, se le abrió con amor; pero él quería pasar por la existencia
de María, con la dulzura trémula de un ala». Así fue como pasaste, como
quedas en el pecho de todos y el de ella.
Pero fue Cintio, parece que fue Cintio, quien mejor supo hallarte.
Cierta noche en que Cintio Vitier velaba el monumento, aprovechó la
lenta caminata de las horas para hablarte a solas, deteniendo un
instante tu apuro de hombre ardilla. El caso fue que Cintio se dio
cuenta: «Yo estoy de paso, cuidando un edificio, pero el que está de
guardia permanente eres tú».
Gracias por eso, Martí. Muchas gracias por hacerla.
Los directivos Edgar Berger y Mario Escalona, durante la firma de los acuerdos.Autor: Roberto Ruiz EspinosaPublicado: 21/09/2017 | 06:18 pm
La Empresa de Grabaciones y
Ediciones Musicales (Egrem) y Sony ATV Music Publishing suscribieron
este miércoles en La Habana un contrato general de representación, con
el propósito de ampliar la promoción del catálogo de la Egrem, líder en
la gestión de la música cubana.
El acuerdo incluye la representación a largo plazo de más de 10 000
obras de diversos géneros y autores de gran prestigio dentro y fuera de
la Isla, afirmó Mario Ángel Escalona Serrano, director general de la
disquera, durante la firma del contrato, que tuvo lugar en la Fundación
Peter Ludwig, de Cuba.
La alianza establecida con la mayor compañía editorial del mundo
constituye el más importante acuerdo internacional firmado hasta el
momento con una editorial musical de nuestro país, aseguró Escalona
Serrano. La misma ofrece acceso a una incomparable colección de derechos
de autor cubanos que incluye obras compuestas por Sindo Garay, Ignacio
Piñeiro, Carlos Puebla, José Antonio Méndez, Adolfo Guzmán, Benny Moré y
César «Pupy» Pedroso, entre otros.
«Animados por la trascendencia y el prestigio de los artistas y
compositores asumimos este contrato, que da seguimiento al acuerdo
firmado entre la Egrem y la compañía Sony Music Entertainment, en
septiembre de 2015, para la distribución internacional de las matrices
de grabaciones de la disquera cubana», enfatizó.
Guy Henderson, presidente internacional de Sony ATV Music Publishing,
manifestó que era un placer representar a tan prestigioso catálogo. A
partir de ahora, dijo, Sony ATV Music Publishing llevará al mundo a esos
talentosos artistas y compositores, revelando los sonidos de Cuba a
nuevos mercados y facilitando diversas oportunidades a la Egrem y su
experimentada nómina de compositores
TOMADO DE JUVENTUD REBELDE.
El General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de
Estado y de Ministros, presidió este domingo el acto de develamiento de
la estatua ecuestre del Héroe Nacional, José Martí, en el Parque 13 de
Marzo, ubicado en el capitalino municipio de La Habana Vieja.
La estatua, concebida originalmente por la
estadounidense Anna Hyatt Huntington en la década de 1950, rinde
homenaje al aniversario 165 del natalicio del Apóstol, este 28 de
enero. Esta pieza es exactamente igual a la expuesta en Nueva York, con
las mismas inscripciones en inglés y español.
Foto: José.M. Correa.
A la inauguración de la estatua acudieron representantes del Estado,
el Gobierno, las organizaciones políticas y de masas, una amplia
representación de intelectuales y cubanos residentes en Estados Unidos
que contribuyeron a la realización del proyecto.
El General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos
de Estado y de Ministros, junto a Eusebio Leal Spengler, Historiador de
La Habana, durante la ceremonia de inauguración de la réplica de la
estatua ecuestre del Héroe Nacional de Cuba José Martí. Foto: Omara
García Mederos.
En las palabras centrales del acto, el Historiador de La Habana,
Eusebio Leal Spengler, afrmó que todo convida esta mañana al recuerdo y
la devota gratitud a los padres fundadores de nuestra Patria. Evocamos a
José Martí en el acto de su supremo sacrificio de la obra que escogió
para su vida.
Leal Spengler destacó la belleza del conjunto escultórico, que
muestra la escena del 19 de mayo de 1895. Hoy no nos detenemos a
considerar la muerte, que Martí consideró no es verdad cuando se ha
cumplido la obra de la vida. Ni venimos con tristeza y abocamiento a su
monumento. El bello amanecer de hoy supone para los cubanos y para todos
aquellos que en el mundo reverencian y aman a su patria. afirmó.
En el 165 aniversario de su nacimiento en la calle de Paula, y de que
fuera bautizado en la misma pila del presbítero Félix Varela. Es el 150
aniversario que conmemoraremos este año, del inicio de la guerra
emancipadora, por la independencia absoluta. Es también el 60
aniversario de la victoria de la Revolución Cubana, todo ello en medio
del 500 aniversario de La Habana, que fue testigo de algunos de los
hechos más importantes de la historia nacional, destacó Leal Spengler.
Eusebio Leal Spengler, Historiador de La Habana, durante la
ceremonia de inauguración de la réplica de la estatua ecuestre del Héroe
Nacional de Cuba José Martí. Foto: Omara García Mederos.
«Al colocar hoy su estatua, debemos recordar a la ilustre colega
Holly Block, quien prestó el Museo de las Artes del Bronx para que Cuba
pudiera modelar y fundir la escultura», expresó.
Recordó, asimismo, las palabras de Fidel, quien no dejara morir al
Apóstol en el año de su centenario. Maestro, Cuba te agradece, afirmó.
Jospeh Mizzi, presidente de la junta de fideicomisarios del Museo de
las Artes del Bronx, en Nueva York, dijo que era un honor estar hoy aquí
para obsequiar esta estatua al pueblo de Cuba.
Foto: José.M. Correa.
Mizzi dijo que durante la realización del proyecto aprendieron sobre
el compromiso de José Martí con la independencia de Cuba, y sobre su
perspicaz obra en la que retrató la realidad de Estados Unidos.
Agradeció, además, a más de un centenar de donantes que hicieron
posible la realización de este proyecto, y a Holly Block, directora del
Museo, quien contribuyera de forma decisiva con su realización.
José A. Velázquez Zaldívar, representante de la Alcaldía de la ciudad
de Nueva York, recordó que Nueva York siempre ha sido una ciudad de
inmigrantes. Desde nuestras instituciones culturales mundialmente
reconocidas, y hasta nuestros espacios públicos, la diversidad está
presente. La icónica estatua del Apóstol cubano que se yergue en el
Parque Central de Nueva York, ha servido de inspiración a muchos, y su
develamiento este día no solo marca el 165 aniversario de su natalicio,
sino que también asegura que su legado histórico en la búsqueda de
independencia sea compartido con las nuevas generaciones.
Padre
espiritual del hoy mundialmente conocido Festival Internacional Jazz
Plaza, cuya edición 33 tendrá lugar en La Habana y Santiago de Cuba,
entre el 16 y el 21 de enero de este año, Bobby Carcassés es –sin lugar a
dudas– uno de los artistas imprescindibles a la hora de abordar la
historia del jazz en la Isla
Padre espiritual del hoy mundialmente conocido Festival Internacional
Jazz Plaza, cuya edición 33 tendrá lugar en La Habana y Santiago de
Cuba, entre el 16 y el 21 de enero de este año, Bobby Carcassés es –sin
lugar a dudas– uno de los artistas imprescindibles a la hora de abordar
la historia del jazz en la Isla.
Premio Nacional de Música, este «hombre-leyenda, hombre-jazz de
Cuba», tiene el don de atrapar con su voz y su actuación, tanto a
espectadores nacionales como extranjeros. Bobby deja una huella, un halo
de luz que encandila nuestros ojos en todo lo que asume con gran dosis
de talento y profesionalidad. Llámese la música, el canto, la actuación o
la pintura.
A un pedido de Granma, el maestro accedió a concedernos esta
entrevista que quisiéramos sirviera de preámbulo a tan importante evento
que organizan el Centro Nacional de Música Popular, el Instituto Cubano
de la Música y la AHS. –Su nombre es Roberto Arturo Carcassés Cuza. ¿Quién le puso Bobby Carcassés?
–Nací en Kingston, Jamaica, el 29 de agosto de 1938, porque mi
abuelo, mambí, fue el cónsul general de Cuba allí desde 1936. Era una
colonia inglesa, por lo que a los Roberto les decían Bobby o Robert.
Llegué a Cuba a los cuatro años de edad hablando más inglés que español. –¿Qué es el jazz para usted, cuándo tuvo su primer acercamiento al género y por qué lo prefirió entre tantos otros?
–El jazz, más que un ritmo o un género musical es una filosofía, la
de la libertad. El swing, su energía vital y la improvisación, lanzan al
jazzman al espacio, vuela libre por los arcanos de la creación, y,
cargado de amor a esa filosofía, entrega luz al que escucha y participa
de manera activa en ese raptus mágico, ese momento milagroso de la
improvisación. El jazz y yo nos encontramos en 1956 a través de un gran
músico, Armando Sequeira Romeu, el cual me develó los misterios del
swing y las maravillas rítmicas, armónicas y melódicas de esos temas.
«Comprendí, luego de tantos años, que el jazz verdaderamente nació en
África, desde el momento en que los negros fueron convertidos en
esclavos y obligados a abandonar a la fuerza su cultura, familia y
costumbres, pero impusieron al final su genio musical a través del
ragtime, los góspels, espirituals, y los blues, donde volcaban sus
sentimientos, tristezas y eventuales alegrías, siendo los verdaderos
creadores, a través de toda esa historia, de esa maravilla llamada
jazz».
–¿Cómo y cuándo surgió la idea de hacer el Festival de Jazz Plaza?
–Me llamó Bárbara Castillo, responsable de eventos de la Casa de
Cultura de Plaza, para que liderara unos jamsessions (descargas)
semanales, cosa que acepté enseguida convirtiéndose estos en un
verdadero suceso por la participación de grandes músicos cubanos. Debido
a esto se me ocurrió llevar a efecto un festival nacional.
«Comenzamos el 14 de febrero (día de los enamorados) de 1980, precisamente por el vínculo que tiene el jazz con el amor». –¿Cuándo tuvo carácter nacional e internacional? ¿Está de acuerdo
con la decisión de hacer el festival Internacional Jazz Plaza 2018 en
enero o cree positivo volverlo a su fecha original?
–Comenzamos oficialmente el 14 de febrero. Así estuvimos tres años de
forma nacional, hasta 1984 en que apareció la gran pianista y cantante
brasilera Tania María y otros músicos checos y norteamericanos. Este año
va a celebrarse en enero del 16 al 21, pero la pretensión es volver a
ubicarlo en la fecha iniciática, cosa que considero muy acertada.
Volverlo a su fecha original sería un verdadero atino porque
regresaría a su punto de partida, y esa fecha tenía una razón lógica. –Tantos años después, ¿qué recuerdos le trae el Festival de Jazz?
–Los recuerdos más hermosos son precisamente los de la primera etapa,
cuando era nacional y no teníamos otra pretensión que divertir y dar
amor con sencillez, a través del jazz cubano a nuestro público de a pie y
totalmente gratis.
Los momentos no gratos empezaron cuando el festival perdió la
humildad y sencillez y se convirtió, simplemente, en otra cosa. A pesar
de todo, me he mantenido siempre participando, apuntalándolo, y presente
siempre, cuidándolo con afecto y cariño, como padre, en definitiva, de
la criatura. –¿Cómo ve el nivel del jazz cubano con relación al mundo?
–Es nuestra persistencia la que nos mantiene al más alto nivel, hasta
el punto de habernos sido conferida la sede, en abril del pasado 2017,
del Día Internacional del Jazz, en La Habana. Un acontecimiento
trascendental.
«El festival para los jóvenes Jojazz asegura, a través de nuestras
escuelas de arte (importante logro de nuestra Revolución), un nivel
internacional de altísima calidad.
«El jazz en Cuba nació en el mismo momento en que surgió en New
Orleans hace más de un siglo, y la presencia cubana en aquel momento
histórico se manifestaba a través de geniales músicos como el
trompetista cubano Manuel Pérez y otros. Hoy sigue igual de sólido, y a
pesar de momentos de grandes conflictos con EE.UU., el jazz no ha dejado
de fluir en ambas direcciones.
No obstante, hace años que vengo planteando la necesidad de una
federación de jazz que garantice una organización máxima, como existe en
otros países. –¿La composición, qué lugar ocupa en su vida, y la pintura?
–Yo nací cantando. Soy el showman de Cuba, me formé definitivamente
en el Teatro Musical con el gran comediante mexicano Alfonso Arau, Leo
Brower, Tony Taño, Federico Smith, y otros grandes maestros. Toco varios
instrumentos complementarios a mi trabajo, pinto y dibujo desde niño,
expongo en galerías nacionales y foráneas, compongo de todo un poco, soy
arreglista (orquestador), escribo, me van a publicar mi primer libro,
Jazz en el Maxim, en la editorial Caserón de Santiago de Cuba. Y luego
de 62 años de trabajo, sigo entregando mi arte con el mismo entusiasmo y
amor a Cuba y al mundo. –Algún consejo a los jóvenes jazzistas de hoy, a partir de su experiencia.
–Siempre me he sentido cómodo y feliz en escena, haciendo lo que sé
hacer, y como cubano, orgulloso de pertenecer a la tierra más hermosa
que ojos humanos vieran. Mi mejor consejo es trabajar sin descanso,
superarse física y espiritualmente, para brindar lo mejor del arte a
quien escucha, observa y aprecia nuestra obra.
Bobby
Carcassés, «Chucho» Valdés, Steve Bensusan, entre otras personalidades,
participarán en esta edición del Festival Internacional Jazz Plaza 2018
Con un concierto a cargo del premio
nacional de la Música, el maestro Bobby Carcassés, y su nueva agrupación
Afroswing, este martes a las 9:00 p.m., en la sala Avellaneda del
Teatro Nacional, se inicia la 33 edición del Festival Internacional Jazz Plaza 2018, que tendrá por sede a La Habana y Santiago de Cuba.
Otro de los grandes de casa, el mundialmente conocido pianista Jesús
«Chucho» Valdés, se presentará un día después, en esta misma sala, con
el concierto denominado «Chucho» Valdés, familia y amigos.
Entre las personalidades internacionales que participarán en el
certamen se encuentran Steve Bensusan, presidente del influyente sello
Blue Note, quien traerá a Cuba una amplia delegación para intercambiar
con músicos de la Isla y representantes de instituciones culturales.
Otro de los momentos hecho a la medida de los melómanos más exigentes
será la presentación del disco Two Beats One Soul en un concierto único
el jueves 18 a las 8:30 p.m. en el teatro Mella. En el álbum se unieron
los laureados productores Manolito Simonet, y el estadounidense Ray
Chew, quien atesora una amplia experiencia al lado de Aretha Franklin,
Quincy Jones, Pharrell Williams, Rihanna, Pitbull y Lenny Kravitz, entre
otros.
La sala Covarrubias del Teatro Nacional, el Mella y sus jardines, la
sala Estorino del Ministerio de Cultura, la Casa de la Cultura de Plaza y
el Pabellón Cuba, serán otras de las sedes del Festival.
En Santiago de Cuba, como ya se anunció, los principales espacios
donde se podrá disfrutar del buen jazz serán el Teatro Martí, el Iris
Jazz Club y el Patio de la Uneac.
Jorge Fornet, Roberto Fernández Retamar, Silvio Rodríguez, Abel Prieto, Marcia Leiseca. Foto: ngn/ Blog Segunda cita
Palabras de inauguración en el Premio Casa de las Américas 2018
Hermanos que convoca esta Casa:
Si a un siglo de su nacimiento José Martí fue identificado como
responsable de los hechos revolucionarios que inauguraron nuestra etapa
libertaria de 1953, también pudiera decirse que esta Casa de las
Américas fue fundada por nuestro Apóstol, por su compromiso con los
próceres que empezaron las guerras de emancipación continental contra el
colonialismo. Para colmo, una joven de la generación del centenario del
nacimiento de Martí, protagonista de aquella jornada terrible y
simbólicamente hermosa fue, a su vez, quien fundó y animó a esta
institución, que ha reunido escritores como haciendo un ensayo hogareño
de aquel ideal llamado Nuestra América.
Otro imprescindible de esta Casa, mi amigo poeta y pensador Roberto Fernández Retamar,
el año pasado me pidió estas palabras de inauguración al Premio número
nº 59. Y es que Roberto sabe que, aunque este entrañable evento aún no
ha incluido la modalidad de canción, es incuestionable que aquí se ha
cantado mucho, tanto con lírica como con guitárrica.
Por ejemplo, el mes que viene hará medio siglo de que varios
trovadores de mi generación estuvimos por primera vez en este mismo
salón. Aún no se llamaba Che Guevara, aunque ese fue un nombre que nos
sobrevoló aquella noche. Lo que era yo, estaba bastante azorado, casi no
me lo creía, porque en febrero de 1968 Casa de las Américas era
ya un lugar honroso y querido, liderado por una heroína y respaldado
por brillantes artistas y escritores.
Faltaban por llegar muchas novelas, narraciones, piezas de teatro;
faltaban inolvidables libros de poesía. Y faltaban por ausentarse, o por
sernos arrebatados, varios hermanos queridos. Porque esta Casa y
este Premio siempre tuvieron la virtud de reunir a mujeres y a hombres
más interesados en la suerte de sus pueblos que en la de sus palabras;
gente entregada en el ingenio, pero mucho también en carne y hueso. Así
que faltaban por ocurrir sorpresas en muchos escenarios, noticias
esperadas o inconcebibles, esperanzas y angustias de diversas honduras.
También faltaban iluminaciones, torpezas, aprendizajes; faltaba
tiempo, partícula a partícula, haciendo lo que la brisa y el agua cuando
corren. Faltaba, después de la espuma, el sedimento revelador que nos
hace reconocer y desafiar, entre las miserias del mundo, lo triste de
nuestra propia naturaleza.
A algunos incluso nos faltaba más de la mitad de nuestras vidas,
aunque no lo sabíamos. Y todos éramos aprendices de todo: de la historia
escrita, de la que pensábamos que faltaba por hacer y escribir y, por
supuesto, la de la hormiga cotidiana: la historia real que,
entre acorralado y desafiante, ha escrito este pequeño país, capaz de
proyectar las enormes luces de sus sueños.
Algunos sueños acaso no los llegaremos a tocar, al menos del todo, porque el acoso constante sin dudas nos limita. Estamos
donde una larga, compleja y desigual batalla nos permite. Esto nos ha
hecho desarrollar un arte de defensa que nos sostiene. Y aunque
el que se defiende bien a veces logra sobrevivir, verse obligado a
basar la existencia bajo esa premisa no es lo más saludable.
Quienes hemos sido parte de esta Casa de las Américas durante 59 años
tenemos pruebas, en primer lugar, de que el bien es posible, y de que
el arte y la cultura son parte de su sustancia. También sabemos que
algunas inconveniencias pueden durar más de lo proclamado y que el bien
es aún perfectible.
Por esas razones aquí estamos, con la voluntad de ser mejores, de
avanzar. Por eso aquí seguimos. Por supuesto que no eternamente y mucho
menos por costumbre, sino porque aún somos capaces de estremecernos
cuando llegamos a un lugar como esta Casa.
Es como si de pronto se fuera abrir una puerta y entrara
una señora con una sonrisa entre pícara y materna, con una mirada entre
nostálgica y escrutadora, con una voz de flauta y unos brazos menudos
que te rodean, te sostienen y hasta te enderezan, y te hacen pensar que
estas a salvo, que realmente puedes decir todo lo que te parece —y hasta
lo que imaginas—; extraordinario abrazo que te hace sentir que estás
creciendo, o que te hace creer que cuando dices es que creces, y que
sólo por eso vale la pena estar vivo.
Gracias a esa y a otras nítidas presencias ahora mismo en esta sala, es que logro decir bienvenidos, hermanos, al Premio Casa de las Américas de 2018.
Muchas gracias.
La Habana, 15 de enero de 2018 (Tomado del blog Segunda Cita)