Joaquín Borges-Triana.
Gema Corredera en una de sus presentaciones junto a la maestra Marta
Valdés. Foto: Lynet Pujol
Siempre que
escucho la música de Marta Valdés, llego a la conclusión de que en Cuba todavía
no nos hemos dado cuenta de la grandeza de esta mujer como hacedora de
canciones. Ella es alguien que se adelantó a su tiempo y escribió temas que han
sido mucho mejor comprendidos por las nuevas generaciones de músicos cubanos
que por sus contemporáneos. A esa misma conclusión arribo al deleitarme con el
reciente disco de Gema Corredera, titulado Feeling Marta (GC Music), puesto
en circulación a comienzos de octubre de 2015.
Si bien en su
ópera prima como solista, el CD Derramando luz, Gema entregó una
propuesta en la que experimentó diferentes caminos con el objetivo de
diferenciarse de su trabajo precedente en la etapa que conformase durante años
un dúo con Pavel Urquiza, ahora retoma un sendero que de cierta forma ya había
transitado. De algún modo, esto es una suerte de reencuentro con la Gema que
allá por la segunda mitad del decenio de los 80 de la anterior centuria, era
una de las figuras protagónicas en la peña que por entonces Marta Valdés
llevaba a cabo en el patio de la sede de Teatro Estudio.
En algún que
otro texto he escrito que de nuestras vocalistas del presente, Gema es una de
las que mayor dominio posee para interpretar, heredera de la tradición que
entre nosotros impusieran figuras como Elena Burke y Omara Portuondo. Tal
criterio lo vuelvo a confirmar al escucharla asumir este puñado de hermosas y
complejas melodías de nuestra querida Marta Valdés. Y es que la obra de Marta
no es de esas que se caractericen por líneas melódicas elementales, sino lo
contrario, lo cual demanda del vocalista un mayor esfuerzo, sobre todo porque
unido a la complejidad melódica, ha de tener en cuenta los disímiles matices e
intenciones que hay que transmitir, para estar a tono con lo que tanto en lo
textual como lo musical quiso expresar la autora. En ese reto que resulta
asumir cada tema de Marta Valdés, Gema Corredera sale victoriosa.
Armado con una
concepción que representa dentro de la canción cubana contemporánea lo que
algunos ya consideran expresión del surgimiento de un «neofilin» y del cual
sería representativa cierta zona de la creación de figuras como Julio Fowler,
Pavel Urquiza, Luis Alberto Barbería, Rolando «Roly» Berrío y Alejandro
Gutiérrez, el fonograma deviene no solo un tributo a Marta Valdés como
compositora sino en especial al género de la canción cubana como tal.
Por orden de
aparición, encontramos en el álbum las piezas En la imaginación, Palabras,
Canción del año nuevo, No es preciso, La canción, Canción fácil, Llora, José
Jacinto, Sin ir más lejos, Por La Habana, Última estación, Juego a olvidarme de
ti, Aunque no te vi llegar y Más allá de la música.
Del anterior
listado se aprecia que, junto a temas harto conocidos y versionados, aparecen
aquí un par de estrenos, a saber: Última estación y Más allá de la música.
En el hecho de
que el disco resulte una auténtica maravilla, junto al desempeño de Gema como
cantante es fundamental el trabajo de los músicos acompañantes y el tino con el
que se hicieron los arreglos, labor que corrió a cargo de Roberto Carcassés. Él
supo revestir estas piezas con un ropaje que, si bien no se aparta de los
rasgos estilísticos que tiene la obra de Marta Valdés, a la vez se impregna de guiños
de contemporaneidad. Lo llevado a cabo a lo largo del disco por Roberto desde
el piano y el Fender Rhodes, en mi opinión, está entre lo mejor que él ha hecho
en su carrera como pianista, después de aquella maravillosa etapa suya al
frente de la banda Estado de Ánimo.
Los restantes
participantes son el contrabajista Carlos Ríos, los bateristas Yissy García y
Oliver Valdés, y la cantante española Martirio, que lo hace como invitada
especial en No es preciso. Cada uno pone sus respectivos talentos en función
de las demandas de los distintos temas del álbum, con lo que sin asumir
protagonismos también brillan muchísimo.
Este CD es
muestra de buen gusto al enfrentar el hecho musical, y sería ideal que en un
futuro no muy lejano Gema Corredera pudiese presentarlo aquí en Cuba, con el
respaldo de quienes la acompañaron en esta singular aventura. A fin de cuentas,
los cubanos somos el público natural tanto para la obra composicional de Marta
Valdés, como para el quehacer interpretativo de Gema Corredera.
Tomado de Juventud Rebelde
No hay comentarios.:
Publicar un comentario