martes, 1 de marzo de 2016

Con Silvio más allá del Barrio.






Por Marianela Dufflar
El pasado viernes 26 de febrero, Silvio y toda su tropa, realizaron el concierto número 72 de la Gira por los Barrios, esta vez la cita  era en  la misma esquina de las Calles Sitio y Subirana, en Centro Habana, muy cerca del popular mercado de Carlos III.
 Hasta allí además de los vecinos del lugar, llegamos sus seguidores.  Mucho antes, una vanguardia de productores, utileros y técnicos en función de que todo quedara listo para la presentación del trovador, fijada para las 6 de la tarde.









Lo demás, sigue siendo la magia de todos, con todos y para el bien de todos, porque   en cada barrio las canciones de Silvio suenan diferente, toman, cada una de ella otro rumbo, no siempre coincidente con las de su  creador, unas se hacen bien grandes como Ojalá, que en pleno corazón de La Habana, en una calle estrecha, al ser coreada por los presentes toma dimensiones increíbles.

Otras, como la Balada de Elpidio Valdés, nos devuelve la infancia por etapas, pese a todo lo adultos que podemos ser y  por si fuera poco, el hecho de reencontrarnos no solo con excepcionales músicos sino con amigos entrañables que sienten el orgullo  de seguir siendo incondicionales al trovador, nos renueva entonces, esa posibilidad, de sentirnos,  un tilín mejores.
También esa tarde,  se le otorgó el premio Ojalá a Víctor Casaus, por su labor como gestor cultural, oficio que le viene de vocación y que le afianzan como uno de los hombres, de este mundo,  que luchan toda la vida.   





Las interpretaciones de Niurka González,  Oliver Valdés, Emilio Vega, Jorge Reyes y Jorgito Aragón,   esta vez, desde muy lejos, dieron la impresión que escuchábamos un disco, vaya forma de saber…  





Así trascurrió este concierto en  Pueblo Nuevo, uno de los tantos barrios por los que  nos lleva Silvio, desde hace cinco años, donde da conciertos  que cada vez se hacen más íntimos e imprescindibles,  que describirlos a veces se hace difícil, porque  cada uno, además de único y diferente, hace que los sentimientos  se desborden y que interactuar con  la gente de esos barrios nos  conmueva tanto como la canción que estamos coreando,  para luego definitivamente al concluir el último tema, volvamos a nuestro rincón hogareño a esperar que nos avisen  cuándo y dónde será el próximo encuentro, ese que nos permite revitalizar los sentidos ante  la música, el canto y la buena poesía,  en un escenario que más allá del barrio, se torna en la patria verdadera.    

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