jueves, 4 de junio de 2015

La vejez que pesa sobre los jóvenes









El incremento progresivo de la población de tercera edad implica un aumento de la responsabilidad social, económica y familiar de la población más novel

Por: Mayte María Jiménez
 
Si miramos a nuestro alrededor y deconstruimos, entre señales y realidades, la Cuba que les tocará asumir a las noveles generaciones, nos daremos cuenta de que la demografía pondrá ante ellas uno de los más complejos desafíos: una población en ascendente proceso de envejecimiento.
Con 11 238 317 habitantes, Cuba constituye uno de los países más envejecidos del continente, y la tendencia es creciente; una consecuencia que, si bien responde a logros sociales de la Revolución, con índices poblacionales a la altura de países desarrollados, pone ante todos, y especialmente ante la juventud, el gran dilema de compensar las fuerzas laborales agotadas y llevar adelante una nación, desde su base social y económica.
El contexto actual de la población se inscribe en una transición demográfica casi concluida, en la cual la fecundidad, como principal variable determinante en el crecimiento poblacional, se mantiene por debajo del nivel de reemplazo desde el año 1978, y así se proyecta su comportamiento.
Adicionalmente, los índices de esperanza de vida ya superan los 78 años, como se anunció la pasada semana, lo cual, junto a la migración externa pareciera pautar un escenario demográfico cada vez más desafiante para quienes transitan hoy por la niñez y adolescencia, y en las próximas décadas estarán en los grupos poblacionales más activos social y económicamente hablando.
Sobre este tema valora el director del Centro de Estudios de Población y Desarrollo de Cuba, Juan Carlos Alfonso Fraga, quien ha dedicado años de estudio y seguimiento a la situación demográfica del archipiélago, y que en esta edición lo analiza justamente desde el grupo protagonista de esos grandes retos: los jóvenes de hoy.
Para entender más profundamente la caracterización sociodemográfica de los jóvenes en las edades de 15 a 34 años en Cuba, el investigador nos remite a una reflexión estadística donde apreciamos que este grupo representa poco más del 26 por ciento de la población total, con una tendencia a decrecer en las próximas décadas, que además viene mostrándose así.
Según indica la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), la población de Cuba alcanzó una edad mediana de 37 años al cierre del 2007. En 2012, las personas con 60 años y más de edad eran el 18,3 %.
Estas cifras ubican a nuestra población en un perfil etario parecido al que caracteriza a naciones desarrolladas, y similar a otras de América Latina continental, como Argentina y Uruguay, señala Fraga.
Tenemos una población juvenil que ha sufrido variaciones en los últimos años, tanto de acuerdo con el número como en materia de composición. El especialista advierte que la cantidad de jóvenes en el país mantuvo históricamente una tendencia creciente, hasta llegar a su valor máximo en el año 1989. A partir de ahí esos valores han experimentado un descenso que continúa hasta la actualidad.
El informe de la ONEI sobre los Estudios y Datos de la Población, con cierre en 2014, describe que a nivel territorial el proceso de envejecimiento se observa de manera más o menos intensa.
Ese índice se mueve en un rango mínimo de 16,3 por ciento en la provincia de Guantánamo, y un máximo de 22,6 por ciento en Villa Clara, siendo esta la provincia más envejecida desde hace ya algunos años.
Junto a ella aparece La Habana con valores de envejecimiento de un 20,5 por ciento. Estas dos provincias en conjunto agrupan el 26 por ciento de la población del país, pero concentran el 28,8 por ciento de su población de 60 años y más. A nivel de municipio aparece Plaza de la Revolución como el más envejecido con 27,0 por ciento de personas de más de 60 años.
Entre las rejuvenecidas se destacan las provincias de Guantánamo, Artemisa, Ciego de Ávila y el municipio especial Isla de la Juventud, en ese orden. Este comportamiento responde a las diferencias de la fecundidad en las distintas regiones.

Nacimientos: Un factor imprescindible

La fecundidad es la variable demográfica que más incide en el crecimiento de la población o su declinación en un país, y de ocurrir esto último se asocia a un envejecimiento continuado en el tiempo, asegura Alfonso Fraga.
En el caso de Cuba es importante precisar que al encontrarse la fecundidad por debajo del nivel de reemplazo —menos de una hija por mujer desde hace 36 años— la población de 0-14 años ha ido disminuyendo con respecto al total y, al mismo tiempo, al disminuir también los niveles de mortalidad, ha ido aumentando la proporción de personas de 60 años y más, que en los últimos años, desde el punto de vista cuantitativo, ha tenido una significación importante en el proceso de envejecimiento, explicó.
Conceptualmente, este proceso se asocia con la denominada transición demográfica y presenta varias etapas. Cuba se encuentra en la última de estas, con niveles muy bajos de fecundidad y mortalidad, aunque para algunos especialistas e investigadores ya se encuentra en una etapa postransicional.
En Cuba —destacó Alfonso Fraga— el descenso de la fecundidad es lo que más ha impactado los valores del crecimiento y del envejecimiento que tiene el país en la actualidad y perspectivamente.
Al referirse a los factores que han incidido, más allá de los elementos subjetivos, a nivel de población, el investigador menciona los niveles de reemplazo por debajo de los índices requeridos, o sea, menos de dos hijos por mujer.
Este es un comportamiento, aclara, que data de hace más de 35 años, cuando no había crisis económica y social, cuando no había pasado el período especial, ni había cambios en los valores sociales y comportamientos, lo cual no descarta que hoy estos últimos elementos puedan incidir también.
«No puede ser objetivo asociar directamente los problemas económicos al descenso de la fecundidad, ni tampoco hay que eludirlos. En la sociedad nada es blanco y negro, todo tiene matices a partir de subjetividades, actitudes, aptitudes, y más en un proceso tan trascendental como es la reproducción humana de la familia, asociado a la felicidad, al desarrollo y a otras dimensiones», apuntó.
«Tampoco se puede decir que no hay nacimientos porque las mujeres jóvenes emigran. Sí hay emigración, pero ni cuantitativa ni cualitativamente significativa como para impactar como un factor principal en el descenso de la fecundidad.
«Reitero que el fenómeno es multicausal, y aquí entran a desempeñar su rol factores importantes como el desarrollo social alcanzado en el país, el desarrollo y la participación creciente de la mujer en la sociedad, su capacidad de decisión, incluyendo la posibilidad de “negociar” el momento y el número de hijos que tendrá con su pareja, e inclusive a tenerlos sin una pareja estable; y lo más importante, contar con los derechos sexuales y reproductivos para ello, así como con una salud reproductiva y materno-infantil para alcanzarlo y mantenerlo», sostuvo.
El especialista explicó que en Cuba hay reservas o nichos de fecundidad, principalmente en las edades en las que la actividad reproductiva es mayor, o sea antes de los 34 años, y así lo expone la última Encuesta Nacional de Fecundidad.
Interrogado sobre las condicionantes que inciden en la decisión de tener descendencia, el estudioso señaló que hay que ver los contextos sociales y los territoriales. «Si analizamos las estadísticas vemos que por zonas urbanas y rurales tenemos diferenciales en las expectativas con respecto al número de hijos», dijo.
—¿Es recuperable para Cuba ese índice de fecundidad necesario para enfrentar el proceso de envejecimiento poblacional?
—Este es el principal reto: cómo recuperar niveles de fecundidad, y es también el primer objetivo de las medidas aprobadas por el Consejo de Ministros en octubre pasado, relacionadas con la atención al envejecimiento y al empleo.
«Primero, este es un proceso, como todo lo social, que lleva tiempo, tiene inercia y también incluye satisfacciones materiales, de condiciones de vida, espirituales, y obviamente sus posibles efectos, que apuntarán primero a que la fecundidad no siga declinando y continúe recuperándose.
«En el período 2006-2013 la fecundidad aumentó de una tasa global de fecundidad de 1,39 hijos por mujer a 1,71. Lo ideal sería que ese valor estuviera cercano o superior a dos, como era hasta 1978.
«Si será posible o no recuperar ese valor, también el tiempo lo dirá. La experiencia internacional no es muy concluyente en ese sentido, pero hay que modelarlo e intentarlo siempre, manteniendo la decisión de tener o no tener hijos como un derecho de la familia, la pareja y la mujer, y garantizando los medios y condiciones para ello.
«Un ejemplo de lo que el país está haciendo es la recuperación de los programas de tratamiento de infertilidad, los cuales son muy costosos. Aunque esta no es la solución para la recuperación total de la fecundidad, sí es un derecho humano que da una posibilidad primaria y trascendental a una pareja y una mujer, que es gratis y con posibilidades en el tiempo para el que lo requiera», precisó.

La agenda será compleja pero no imposible

Otro de los problemas que afrontarán los jóvenes es la necesidad de incrementar la productividad laboral para poder mantener a aquellas generaciones de cubanos que están arribando a la edad de jubilación. En este sentido, la problemática está en cómo medir la respuesta cualitativa o cuantitativa de la juventud, en relación con el esfuerzo del Estado y la institucionalidad.
El informe de la ONEI sobre envejecimiento señala que si se analiza la relación entre personas de 60 años y más, con respecto a las de 15–59 años, se tendría que en Cuba hay aproximadamente 114 personas de 60 años y más por cada cien de 0 a 14, y 20 por cada cien de 15 a 59 años.
Ante estos retos nos acercamos al doctor en Ciencias Juan Luis Martín, presidente del Consejo Superior de Ciencias Sociales de Cuba, para quien si bien el incremento del envejecimiento demográfico por una parte constituye un logro, especialmente por el condicionamiento que ejerce en el mismo la elevación de la esperanza de vida, su crecimiento también implica fuertes desafíos, especialmente en las áreas de economía y salud.
«En la esfera económica los desafíos se derivan del hecho de que la proporción de personas en edad laboral tiende a decrecer, en relación con las que se encuentran en edad post y prelaboral, con lo cual la población ocupada debe producir lo suficiente para mantenerse a sí misma, y a un número de personas cercano al doble, constituido por población infantil, adolescente y jubilada.
«El factor esencial para enfrentar este proceso reside en el incremento de los índices de productividad, especialmente en sectores claves de la economía como la producción alimentaria. Para el logro de ese objetivo el fortalecimiento del sector de ciencia, tecnología e innovación constituye un elemento significativo.
«En lo que a salud se refiere, el envejecimiento demográfico debe generar un incremento progresivo en la demanda de estos servicios, lo cual debe requerir un fortalecimiento de las estructuras y medios de este sector, así como el crecimiento de los servicios de cuidados a personas de la tercera edad».
—En la relación individuo-sociedad, ¿cómo influye el envejecimiento poblacional en el desarrollo de las generaciones más jóvenes?
—A mi modo de ver, la mayor influencia reside en que el incremento progresivo de la población de la tercera edad implica un aumento de la responsabilidad social, económica y familiar de la población de 30 a 60 años, así como de la denominada juventud media (17-24) y juventud madura (25-30).
«A nivel macroeconómico es necesario incrementar la productividad por trabajador. A nivel familiar y comunitario el incremento del porcentaje de personas de la tercera edad requiere un fortalecimiento de las distintas formas de atención y apoyo a los miembros de ese grupo etario, especialmente a aquellos que vivan solos, pues el envejecimiento implica una reducción gradual de la capacidad física que afecta requerimientos de la vida cotidiana como la movilidad, la visión y la capacidad muscular. Los miembros de este grupo necesitan de forma progresiva el apoyo familiar y comunitario.
—En el caso de Cuba un elemento que se suma a los desafíos futuros de las generaciones más jóvenes es también el cambio climático.
—Internacionalmente se reconoce que las dos zonas del planeta con mayor impacto de los cambios climáticos son el Océano Índico y el Mar Caribe. El efecto combinado del incremento del tráfico marítimo, la extracción de petróleo off shore, el turismo de costa y la contaminación de los ríos que desembocan en estas áreas provoca un incremento progresivo de fenómenos hidrometeorológicos que afectan la región.
«A ello se une el ascenso gradual del nivel del mar provocado por la reducción de los glaciares debido al calentamiento solar; este provoca reducción de la superficie cultivable y de las reservas de agua potable, y a ello se une el incremento progresivo de la incidencia del cáncer de piel derivado del aumento de las radiaciones beta en los rayos solares.
«Este conjunto de factores impacta negativamente sobre la economía y la salud de la población en estas áreas. Cuba es uno de los países de estas dos subregiones con mayor capacidad de enfrentamiento de estos fenómenos, pero esa situación requiere medidas que implican costo y complejidad, y son elementos que gravitan sobre la economía de nuestra Isla y sobre la población, especialmente los jóvenes».
—¿Tienen las nuevas generaciones el sedimento para dar respuesta a estas problemáticas?
—El carácter socialista de nuestro sistema social constituye la mayor fortaleza del país para dar respuesta a los desafíos señalados y a todos los que puedan presentarse. No debemos olvidar que, por su naturaleza, el socialismo constituye la forma de organización social con mayor capacidad de integración, participación y creatividad, a lo largo de toda la historia. El desafío reside en utilizar sistemáticamente esas potencialidades y desarrollarlas cada día más.

Población cuabana: entre la edad y la geografía




Fuente: ONEI.

Caracterización sociodemográfica

La población joven de Cuba al cierre de 2014 era de 2 945 696, lo que representa el 26,21 por ciento del total. De acuerdo con la ONEI, hay más jóvenes en la zona urbana del país, con mayor representación del sexo masculino, mientras un total de 695 028 jóvenes viven en zonas rurales, de los cuales 317 788 son mujeres.
La Tasa Global de Fecundidad de las jóvenes de 15 a 34 años es de 1,57 hijos por mujer, y la Tasa Bruta de Reproducción es de 0,77 hijas por mujer.
El 51,3 por ciento de la población joven es soltera, seguido por un 29,8 por ciento que está unida. El 12 por ciento son graduados universitarios. En estos últimos predomina el sexo femenino.
Del total de jóvenes del país en 2012, 1 659 948 se encontraban en la población económicamente activa, y de ellos 1 568 703 jóvenes, el 94,5 por ciento, se encontraban ocupados. De los desocupados, 59 937 buscaban trabajo por haber perdido uno anterior y el resto lo hacía por primera vez.
Los hombres ocupados representan el 61,9 por ciento, mientras que las mujeres jóvenes sobresalen en la población económicamente activa con un 62,4 por ciento.
Por categoría ocupacional el 17,7 por ciento de los jóvenes en el 2012 eran profesionales, científicos e intelectuales.
Un total de 240 145 jóvenes trabajaban entonces en los servicios y como vendedores de comercio y mercados, y 240 131 lo hacían en ocupaciones elementales no calificadas.
Por sexo, entre los hombres de 15 a 34 años predominan las ocupaciones elementales no calificadas (18,8 por ciento), mientras que las mujeres se destacan en actividades profesionales, científicas e intelectuales, a las que están incorporadas un 28,9 por ciento
El 17,9 por ciento de los jóvenes ocupados en 2012 trabajaban en la agricultura, ganadería, caza y silvicultura, seguidos por los ocupados en la Educación, la Salud Pública y Asistencia Social.
De los jóvenes ocupados en 2012, el 56,9 por ciento tenía nivel medio superior, seguido por un 20,5 por ciento con nivel medio inferior.
El 41 por ciento de los jóvenes ocupados son obreros, de los cuales son hombres un 53,7 por ciento. Entre las mujeres el 44,7 por ciento son profesionales, científicas e intelectuales.
Un total de 1 233 556 jóvenes trabajaban en el sector estatal en el 2012 y 130 626 lo hacían en el cuentapropista. Las mujeres se destacan en este último sector.
Con respecto a las migraciones internas de los jóvenes, Matanzas, La Habana y Artemisa se destacan por ser provincias receptoras. Santiago de Cuba y Granma poseen saldos migratorios negativos. Estas tienen el mayor número de emigrantes.
Las provincias de La Habana y Villa Clara tienen el saldo migratorio externo de jóvenes más alto.
El número medio de abortos y regulaciones menstruales en las jóvenes de 15 a 34 años de edad es de 1,4 para el grupo de 15 a 24 y de 1,7 de 25 a 34 años de edad.

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