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Un grupo de 68 ciudadanos cubanos
deportados desde México llegaron hoy a La Habana, como parte de los
acuerdos migratorios entre ambos países.
Una aeronave de la Policía Federal Mexicana
aterrizó en el Aeropuerto Internacional José Martí con 68 personas a
bordo, quienes habían salido de la isla de manera legal, pero se
convirtieron en migrantes irregulares en su recorrido hasta México.
De acuerdo con las autoridades, las personas deportadas regresarán con su familia, un procedimiento habitual en Cuba, a menos que se trate de seres humanos con alguna cuenta pendiente con la justicia antes de dejar la mayor de las Antillas.
Cuba aprovechó esta situación para insistir en su llamado a la emigración regular, ordenada y segura, en aras de evitar que las personas sean víctimas de los grupos criminales vinculados al tráfico humano en la región.
El escenario se ha complicado en los últimos
meses con la escalada en la agresividad del gobierno estadounidense
contra la isla, que incluye la politización del flujo de cubanos entre
ambos lados del Estrecho de la Florida.
Hace poco más de una semana, Washington
redujo para los cubanos el tiempo de validez de la visa B2 de cinco años
a tres meses, con una sola entrada, bajo el pretexto de una alegada
reciprocidad con el tratamiento de Cuba a los estadounidenses.
La Habana, a través de su cancillería,
rechazó la decisión, calificándola de ‘un obstáculo adicional al
ejercicio del derecho de los ciudadanos cubanos de visitar a sus
familiares en ese país’.
Esta medida se suma al cierre de los
servicios del Consulado de Estados Unidos en La Habana, a la
interrupción injustificada del otorgamiento de visados a los cubanos,
obligándolos a viajar a terceros países sin garantía alguna, y al
incumplimiento de la cuota de visados establecida por los acuerdos
migratorios, subrayó.
Cuba apoya la migración segura y ordenada
Pese a la politización por Estados Unidos
del tema migratorio y los obstáculos que impone a los viajes de los
cubanos, la isla insiste en apoyar un flujo ordenado y seguro de
personas.
Esa postura del gobierno de la mayor de las
Antillas, reiterada en una reciente declaración de la cancillería, se
basa -insiste- en el respeto al derecho individual y en una cuestión
humanitaria.
Asimismo, funcionarios cubanos advierten
que dar la espalda a una migración segura es poner a los seres humanos a
las puertas de convertirse en víctimas de los grupos criminales que
dominan el tráfico de personas en la región.
Secuestros, extorsiones, asesinatos y
violaciones cometidos por estos delincuentes abundan en las noticias de
los medios de prensa, con afectados de las más diversas nacionalidades,
incluyendo cubanos.
Sin embargo, para Washington esto parece
importar poco en el caso de los cubanos, porque ‘huyen del comunismo’ o
‘están dispuestos a pagar cualquier precio por ser libres’, ignorando a
propósito que la emigración es un fenómeno global guiado
fundamentalmente por motivaciones económicas.
El bueno y el malo
La matriz de opinión sembrada contempla
además el escenario de colocar a la isla como una amenaza en el ámbito
migratorio, un aspecto que Estados Unidos asume como seguridad nacional.
Al respecto, la cancillería del país caribeño denunció este mes que Washington es el verdadero problema.
Hace poco más de una semana, el gobierno
norteamericano redujo para los cubanos el tiempo de validez de la visa
B2 de cinco años a tres meses, con una sola entrada, bajo el pretexto de
una alegada reciprocidad con el tratamiento de Cuba a los
estadounidenses.
La Habana rechazó la decisión calificándola
de ‘un obstáculo adicional al ejercicio del derecho de los ciudadanos
cubanos de visitar a sus familiares en ese país’.
Esta medida se suma al cierre de los
servicios del Consulado de Estados Unidos en la Habana, a la
interrupción injustificada del otorgamiento de visados a los cubanos,
obligándolos a viajar a terceros países sin garantía alguna, y al
incumplimiento de la cuota de visados establecida por los acuerdos
migratorios, subrayó.
Una vez más, el gobierno estadounidense
favorece la emigración ilegal y crea nuevas víctimas para las redes del
tráfico humano que dice combatir, alertan desde la isla, recordando que
son los niños y las mujeres los más vulnerables. En 2013, Cuba puso en
marcha una actualización de su política migratoria, dirigida a facilitar
los viajes y el acercamiento entre los cubanos de ambos lados del
Estrecho de La Florida.
Algunos datos
Las cifras hablan por sí solas de la voluntad política de favorecer el flujo legal de seres humanos, al margen de su destino.
El año pasado, casi 552 mil cubanos
viajaron al exterior por motivos personales, un notable incremento en
relación con 2017, cuando lo hicieron cerca de 460 mil.
Según datos oficiales, el total de viajes
realizados en 2018, considerando los que lo hicieron más de una vez,
ascendió a alrededor de un millón 110 mil.
Por otra parte, se favorece que los cubanos
residentes en el exterior vengan a la mayor de las Antillas, y solo de
Estados Unidos llegaron el año pasado casi 300 mil, con más de 600 mil
viajes en total, superior a los 517 mil 753 de 2017.
Ante un fenómeno mundial, que genera
preocupación y búsqueda de respuestas en escenarios multilaterales como
Naciones Unidas, si se actúa de buena fe y con motivos humanitarios,
nada más sensato que cortar las alas a los mercaderes de la muerte con
una migración regular, ordenada y segura.
Cubanos que llegaron a La Habana comparten duras vivencias del tráfico humano
Migrantes cubanos deportados desde México compartieron hoy experiencias sufridas como víctimas del tráfico humano en su intento de llegar a Estados Unidos, que incluyeron hechos violentos, extorsión, robo y secuestro.
“Lo que pueda contar no es fácil, a la
gente le digo que no se dejen engañar”, comentó Henry Gustavo a Prensa
Latina en el Aeropuerto Internacional José Martí, poco después de su
llegada a Cuba en un avión de la Policía Federal mexicana.
De acuerdo con el joven residente de La Habana, en su viaje por
varios países centroamericanos vivió la cruda realidad que enfrentan los
migrantes irregulares latinoamericanos, víctimas de las organizaciones
criminales vinculadas al tráfico de personas.Eramos un grupo, y en el camino se fueron quedando algunos, en la selva mueren personas o las secuestran, mujeres son violadas, sin olvidar que nos engañan con promesas de pocos días de camino, recordó.
Henry Gustavo, uno de los 66 cubanos deportados este miércoles por México, opinó que en la isla hay problemas, pero no se comparan con lo que vio en su travesía.
“Como Cuba no hay nada, y eso lo ves cuando sales por ahí para allá”, subrayó.
Según Idel, lo que sufrió no quisiera que otros lo pasen, “aunque cada cual es libre de elegir su camino”.
A mí y a otros nos robaron las pertenencias. En mi caso, llamaron a mi papá haciéndose pasar por abogados migratorios y le pidieron mil 500 dólares por dejarme ir, manifestó.
Idel, quien también pasó por varios países antes de llegar a México, aseguró que estuvo varios días detenido sin cometer delito alguno.
Todo es un engaño, te la pintan fácil pero no es así, insistió.
Dentro del grupo deportado, algunos adelantaron que volverán a intentarlo para llegar a territorio estadounidense, aunque la tienen bien difícil.
Los 66 cubanos habían salido de manera legal del país, pero no con visas para Estados Unidos, cuyo gobierno pone cada vez más obstáculos para quienes en la isla buscan emigrar o visitar a sus seres queridos del otro lado del Estrecho de la Florida.
Hace poco más de una semana, el gobierno norteamericano redujo para los cubanos el tiempo de validez de la visa B2 de cinco años a tres meses, con una sola entrada, bajo el pretexto de una alegada reciprocidad con el tratamiento de Cuba a los estadounidenses.
La Habana, a través de su cancillería, rechazó la decisión, calificándola de ‘un obstáculo adicional al ejercicio del derecho de los ciudadanos cubanos de visitar a sus familiares en ese país’.
Esta medida se suma al cierre de los servicios del Consulado de Estados Unidos en la Habana, a la interrupción injustificada del otorgamiento de visados a los cubanos, obligándolos a viajar a terceros países sin garantía alguna, y al incumplimiento de la cuota de visados establecida por los acuerdos migratorios, subrayó.
El Gobierno estadounidense favorece la emigración ilegal y crea nuevas víctimas para las redes del tráfico humano con su política hostil, advirtieron desde la mayor de las Antillas.
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