torre Eiffel
, uno de los símbolos de París, capital de Francia, construida en medio
de la Plaza Mayor, de Santa Clara, para la inauguración del alumbrado
eléctrico, en febrero de 1895.
Gracias a una de las donaciones de doña Marta Abreu, patriota y benefactora de la urbe, a quien le fue otorgado un permiso del Ayuntamiento para la ejecución de una planta eléctrica, en las cercanías de la estación del ferrocarri, la central localidad entraría en la modernidad.
La ejecución estuvo a cargo de la Casa Gramme de París, reconocida compañía, encargada de fabricar el equipamiento.
A punto del encendido de las luces, el gobierno español de la Isla, asustado por el movimiento insurreccional que existía, suspendió la ceremonia.
No obstante la negativa de las autoridades coloniales, los pobladores de Santa Clara engalanaron la Plaza Mayor y el más importante ornato fue la realización de una réplica de la famosa obra parisina.
Según el investigador Juan Manuel Hernández, la torre santaclareña, contaba con unos 28 metros de alto y siete de ancho, toda de madera, con 25 mil flores de papel y en cuyo centro refulgían bombillos, encendidos con energía eléctrica de la nueva planta.
Aunque las representaciones gubernamentales presionaron para destruir la curiosa atalaya, esta se mantuvo en pie durante varias semanas, tiempo suficiente para que la imagen quedara recogida en la historia de la localidad.
(Con información de la ACN)
Imágenes con más de 120 años muestran una réplica de la famosa Gracias a una de las donaciones de doña Marta Abreu, patriota y benefactora de la urbe, a quien le fue otorgado un permiso del Ayuntamiento para la ejecución de una planta eléctrica, en las cercanías de la estación del ferrocarri, la central localidad entraría en la modernidad.
La ejecución estuvo a cargo de la Casa Gramme de París, reconocida compañía, encargada de fabricar el equipamiento.
A punto del encendido de las luces, el gobierno español de la Isla, asustado por el movimiento insurreccional que existía, suspendió la ceremonia.
No obstante la negativa de las autoridades coloniales, los pobladores de Santa Clara engalanaron la Plaza Mayor y el más importante ornato fue la realización de una réplica de la famosa obra parisina.
Según el investigador Juan Manuel Hernández, la torre santaclareña, contaba con unos 28 metros de alto y siete de ancho, toda de madera, con 25 mil flores de papel y en cuyo centro refulgían bombillos, encendidos con energía eléctrica de la nueva planta.
Aunque las representaciones gubernamentales presionaron para destruir la curiosa atalaya, esta se mantuvo en pie durante varias semanas, tiempo suficiente para que la imagen quedara recogida en la historia de la localidad.
(Con información de la ACN)
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