A decir de Fidel sobre sus últimos días: “Inútil era rogarle que moderara sus esfuerzos y atendiera su salud. Era lo único en que este militante modesto, dócil y disciplinado, desatendió los ruegos de sus compañeros y las exhortaciones de su Partido (…) No venimos propiamente a enterrar a un muerto, venimos a depositar una semilla.”A pesar de estar enfermo, se consagró a la preparación del XIII Congreso de la CTC. Fue el centro de aquel trascendental cónclave con su participación directa en la elaboración de las Tesis del foro sobre variados y complejos temas del acontecer político, económico, social, laboral y sindical que fueron sometidas a debate con todos los trabajadores.
Dirigente sindical
Desde muy joven sus compañeros lo eligieron para diversos cargos sindicales, debido a sus cualidades morales y humanas y por su inteligencia y su talento innato para presidir asambleas y dirigir debates.En 1935 el Partido Comunista le dio la misión de reconstruir el movimiento obrero, desmembrado y tenazmente perseguido tras la huelga general de marzo de ese año. Entonces centró su tarea en la lucha por la reposición de los desplazados, y en la creación y mantenimiento de una central única de trabajadores.
Participó en la segunda Conferencia Nacional Azucarera y recorrió las regiones cañeras del país para organizar a los trabajadores y establecer vínculos estrechos con la población. Al celebrarse, en 1934, el Segundo Congreso del Partido Comunista de Cuba, fue elegido miembro del Comité Central.
En 1934 fue promovido al cargo de secretario general del Sindicato de Tabaqueros y fue designado miembro del comité ejecutivo de la Confederación Nacional Obrera de Cuba, (CNOC), que pasó a dirigir en 1935. Dirigió el Comité ejecutivo de la huelga general política de marzo de 1935, por lo cual sufrió prisión y tortura.
En este período centró su labor en formar cuadros sindicales que fueran ejemplos, entre los que se encontraban Jesús Menéndez, Aracelio Iglesias, Miguel Fernández Roig, Juan Taquechel, Ursinio Rojas, Justo Tamayo, Julián Sotolongo, Manuel Suárez, José María Pérez y Segundo Quincosa, en unión de quienes en enero de 1939 fundaron la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).
Fue una importante figura en la fundación de la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL), con sede en México en 1938. En 1945 al constituirse la Federación Sindical Mundial (FSM) estuvo entre los fundadores y desde entonces ocupó cargo en ella como miembro del comité ejecutivo al ser elegido secretario y vicepresidente en 1953.
En 1961, al celebrarse el XI Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba, organización que había logrado rescatar la unidad y el prestigio del movimiento obrero organizado, se reinsertó en su directiva como secretario general hasta 1966.
Durante esta etapa desplegó una destacada actividad en el movimiento sindical internacional con la creación de la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL) y de la Federación Sindical Mundial (FSM). Por sus grandes méritos y capacidad organizativa fue nombrado, a principios de 1973, jefe del Departamento de Organizaciones de Masas en el Comité Central del Partido Comunista de Cuba, organismo del cual fue miembro desde su constitución en 1965.
Estas actividades se enmarcan en el 80 aniversario de la Central de Trabajadores de Cuba y del XXI Congreso de la organización, a celebrarse en abril próximo.
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